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El último beso

El tiempo pasó, pero el dolor de Judas permaneció por todos estos tiempos.

En muchos evangelios, y hasta en los que no están en las sagradas escrituras, nos dicen que el traidor se ahorcó; pues no fue así. Y por cosas que desconocemos, él estaba aún con nosotros. Hasta que el día llegó.

Las gentes de todo el mundo, de todos los credos y pensamientos, fueron testigos de un día eterno. Las nubes desaparecieron, y el cielo azul se abrió a sus anchas, para mostrarnos lo que está más allá de la vida, y más allá de la muerte; y de ahí, desde donde el lugar, no importa la distancia, cada quién que mirara arriba lo vería desender de los cielos.

Era Él, el mismo que hizo ver ciegos y levantó muertos, era Él. Y todos fuímos a ÉL, dejando todo, todo.

Su mirada no expresaba nada; y de sus labios ni una palabra salió. Y se echó a andar hacia un horizonte lejano. Lo seguimos días y noches, y el maestro nunca enseñó nada. Y seguía caminando.
Adelante, cerca a ÉL, se acomodaban los grandes sacerdotes con el Papa, pero ÉL se juntaba nuevamente con los niños y los ancianos. Esto intrigó a muchos, y ya pensaban que era un impostor.

Todos hablaban de ÉL. Pero como comenzó esto, comenzó a acabarse. No había milagros, y eso pedía las gentes. Y ÉL, nos sonreía, y muy poco le importaba estar rezando. Por eso muchos volvieron a sus casas a leer su biblia y a escuchar misas.

Yo era muy niño, por eso pude tocar sus manos con los demás de mi edad. Y fue en ese día, en que las gentes comenzaron con el alboroto, al no escuchar respuestas a sus preguntas, a no escuchar lo que pedían. Pero Él no escuchó; y de pronto, y no sé porqué mi corazón saltaba en mi pecho, un hombre, muy viejo, de una edad inmemoriable se puso delante del mesías.
Las gentes lo insultaron, lo pegaron, lo escupieron; y ya apunto de matarlo; un Alto, detuvo el mundo.

Él habló, y sería lo único que diría; luego levantó con amor a Judas, que pobre, pobre, se batía entre la vida y la muerte, y luego del asombro de todos, le dió un beso en la mejilla. Judas lloró, el perdón, eso era todo.

Luego, ese mismo día, ÉL se iría con Judas. A un lugar que está más allá de la muerte, y mucho más allá de la vida.
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