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El sufrimiento no es castigo de Dios

El sufrimiento no es castigo de Dios.

(Relato Religioso.-106).

En el relato anterior [el primero de tres] titulado “Dios piensa en usted”, comenzamos analizando dónde se encuentra Dios cuando ocurren desastres o situaciones familiares o personales que nos hacen la vida más dificil y triste. Miramos que Dios se fija en usted, qué nos enseña la creación sobre este asunto y también lo que nos enseña la Biblia sobre lo bien que nos cuida Dios. Además, mirando las cosas creadas comprendimos que Dios sabe lo que usted siente y vimos situaciones bíblicas sobre lo bien que Dios nos comprende, y agregamos la muestra de que Dios usa empatía hacia nosotros y consideramos textos de la Biblia que nos demuestran la empatía que siente Dios al ver nuestro dolor y sufrimiento. La Biblia nos asegura que podemos acudir a Dios en busca de consuelo, sabiduría y apoyo con la certeza de que nos ayudará cuando afrontamos dificultades. Lea en su Biblia, por favor, el texto de Jeremías capítulo 29, los versículos 11 y 12.

En el relato presente vamos a considerar si todo el sufrimento que padece la humanidad proviene de Dios, qué nos enseña la Biblia sobre el sufrimiento, y de quién es la culpa. Comenzaremos con dos casos reales de lo que le ha pasado a ciertas personas.

Lucía cojea de la pierna izquierda. De pequeña contrajo poliomielitis, una enfermedad muy contagiosa que ataca el sistema nervioso. Cuando tenía 16 años, la mujer para la que trabajaba le dijo: “Dios te castigó con parálisis porque fuístes desobediente y le faltaste el respeto a tu madre”. Años después Lucía todavía recuerda el daño que le hicieron aquellas palabras.

Cuando Dámaris supo que tenía un tumor cerebral, su padre le dijo: “Seguro que haz hecho algo muy malo para merecer esto. Por eso, Dios te está castigando”. Dámaris se sintió desolada.

Durante miles de años, ha existido la creencia de que las enfemedades son un castigo divino. El libro ‘Usos y costumbres de las tierras bíblicas’ dice que, en el tiempo de Jesús, se creía que “las enfermedades eran causadas ya por el pecado del enfermo, o de sus parientes, y que venían en castisgo por sus pecados”. Y el libro ‘Medieval Medicine and the Plague’ [La medicina medieval y la peste] dice que, en la Edad Media, “algunas personas creían que Dios usaba las pestes para castigar a la gente por sus pecados”. Pero ¿fue la peste que asoló a Europa en el siglo XIV un castigo divino?. ¿O fue el resultado de una infección bacteriana, como más tarde descubrió la ciencia?. Tal vez usted se pregunte si Dios utiliza las enfermedades para castigar a la gente por sus pecados. En el pasado, Dios castigó a algunas personas con enfermedades, desastres o cosas por haber cometido cietos pecados, pero la Biblia no dice que lo siga haciendo.

Piense en esto: Si las enfermedades y el sufrimiento eran siempre un castigo merecido de parte de Dios, ¿qué sentido tendría que Jesús curara a los enfermos?. ¿No equivaldría eso a cuestionar la justicia divina?. [Lea en su Biblia Mateo 4:23 y 24]. Jesús nunca se pondría en contra de su Padre. El dijo: “Siempre hago las cosas que le agradan” y “así como el Padre me ha dado mandamiento de hacer, así hago”. [Juan 8:29 y 14:31].

La Biblia dice claramente que Jehová siempre es “justo y recto”. [Deuteronomio 32:4]. Por ejemplo, Dios nunca haría que cientos de personas inocentes murieran en accidente aéreo para castigar a un solo pasajero. Abrahán, un siervo fiel de Dios, sabía que el Altísimo nunca actuaría así. Por eso, dijo que era “inconcebible” o impensable que diera “muerte al justo con el inicuo”. [Génesis 18:25]. Además, la Biblia dice que “Dios mismo no obrará inicuamente”, o “injustamente”. [Job 34:10 al 12].

¿Qué nos enseña la Biblia sobre el sufrimiento?. Cuando sufrimos, no es porque Dios nos esté castigando por algún pecado que hayamos cometido. Jesús lo dejó bien claro cuando él y sus discípulos  se encontraron con un hombre que había nacido ciego. Ellos le preguntaron: “Rabí, ¿quién pecó: éste hombre, o sus padres, para que naciera ciego?”. Jesús les contestó: “ni este hombre pecó, ni sus padres”, [Juan 9:1 al 3]. En vista de las ideas erróneas de la época, a los discípulos de Jesús debió de sorprenderles mucho que les dijera que ni éste hombre ni sus padres habían cometido un pecado que mereciera ese castigo. Al devolverle la vista, Jesús no solo curó al ciego, sino que demostró que aquella idea era falsa. [Juan 9:6, 7]. Saber que Dios no es causante de nuestro sufrimiento es un gran consuelo para quienes tienen enfermedades graves. La Biblia nos asegura que: “Con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie”. [Santiago 1:13]. Y, no solo eso, Dios pronto eliminará las “cosas malas” que han plagado a la humanidad durante siglos, entre ellas las enfermedades, el dolor y la muerte. Lea tambien en su Biblia los textos de Mateo 8:16 y Revelación  [Apocalipsis] 21:3 al 5.

Entonces, ¿Por qué hay tanto dolor y sufrimento en el mundo?. ¿De quién es la culpa?.

Estas preguntas han intrigado a la humanidad durante siglos. Si Dios no es el culpable, ¿qué o quién tiene la culpa?. ¿Por qué hay tanta gente muriendo de hambre y vivendo en la miseria?. ¿Por qué hay tantas guerras, enfermedades y catástrofes naturales?. La Palabra de Dios, la Biblia, explica que la humanidad sufre principalmente por tres razones:

1.El egoísmo, la codicia y el odio: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo”. [Eclesiastés 8:9]. A menudo, la gente es víctima de la crueldad y el egoísmo de otros seres humanos imperfectos.

2.El tiempo y el suceso imprevisto: La Biblia también dice que la gente sufre “porque el tiempo y el suceso imprevisto le acaese a todos”. [Eclesiastés 9:11]. Es decir, los accidentes se producen sencillamente por que estamos en el lugar y en el momento equivocado, o porque somos imprudentes o cometemos errores.

3.El malvado gobernante del mundo: La Biblia identifica claramente al principal culpable del sufrimiento humano cuando dice: “El mundo entero yace en el poder del inicuo”. [1 Juan 5:19]. El “inicuo” es el Diablo, un poderoso ser espiritual que al principio era un ángel bueno, pero que “no permaneció firme en la verdad”. [Juan 8:44].

Otros ángeles se unieron a la rebelion de Satanás el Diablo para satisfascer sus deseos egoístas y de esta manera se convirtieron en demonios. [Génesis 6:1 al 5]. Desde que se rebelaron contra Dios, Satanás y sus demonios, han ejercido una poderosa y cruel influencia en el mundo, pero ahora su influencia es más evidente que nunca. El Diablo está furioso y “está extraviando a toda la tierra habitada”, por eso la Biblia dice: “!Ay de la tierra y del mar!”. [Revelación 12:9]. Satanás es un tirano cruel, perverso y sádico, que disfruta viendo sufrir a la gente. El es el culpable del sufrimiento, no Dios.

Piense en esto:  Solo un ser malvado y sin corazón haría sufrir a personas inocentes. En cambio, la Biblia dice que: “Dios es amor”. [1 Juan 4:8]. Por eso, es impensable que el Dios verdadero actúe con maldad o sea injusto. [Job 34:10]. Ahora bien, usted quizás se pregunte, y con razón: “¿Cuando acabrará Dios con la malévola influencia de Satanás?”. Como hemos analizado, Dios odia la maldad, y se le rompe el corazón al vernos sufrir. Es más, su Palabra nos anima a contarle muestras inquietudes, porque él se preocupa por nosotros. [1 Pedro 5:7]. Si desea una explicación más detallada sobre por qué ha permitido Dios el sufrimiento, lea el capítulo once del libro ‘¿Qué nos enseña la Biblia?’, editado por los testigos de Jehová, que ellos en el lugar donde usted vive, pueden ofrecerlo gratuitamente y así podrá analizarlo con su propia Biblia.

En el próximo relato religioso, el tercero de esta serie, que titularemos “Dios pronto acabará con el sufrimiento”, explicaremos como es que Dios pronto terminará con los desastres naturales, el hambre, las enfermedades y la muerte. También hablaremos de cómo puede usted y su familia beneficiarse del amor y la bondad inmerecida de Jehová Dios.

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