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El propósito de Dios para la Tierra

 

El propósito de Dios para la Tierra.

(Relato Religioso 130)                     

¿Por qué nos gusta pasear por el parque o caminar por un campo lleno de flores de fragantes aromas?. ¿Por qué nos emociona ver un hermoso lago o las encumbradas montañas coronadas de nubes?. ¿Por qué nos detenemos a escuchar como cantan los pajaritos sus alegres melodías?. ¿Y por qué nos resulta tan agradable observar a un grácil venado saltando o a un rebaño de ovejas paser tranquilamente?.

Una sola respuesta contesta esas preguntas: Fuímos creados para vivir en un paraíso. De hecho, fue allí donde empezaron su vida nuestros primeros padres, Adán y Eva. Ellos nos legaron el deseo de vivir en un entorno paradisíaco, deseo que les implantó su Creador, Jehová Dios. El sabía que los seres humanos seríamos felices en un precioso hogar terrestre, pues nos dotó de las cualidades necesarias para disfrutar de el.

¿Por qué creó Dios la Tierra?. “La formó para que la humanidad la habitara” [Isaías 45:18] “El hacedor de la tierra” le dió a Adán y Eva un hermoso hogar paradisíaco: el jardín de Edén [Jeremías 10:12. Génesis 2:7 al 9, 21 y 22] Los arroyos, las flores, los árboles …, todo lo que les rodeaba les causaba verdadero placer. Las elegantes aves volaban por el cielo, y otros animales diversos recorrían la Tierra, sin presentar amenaza alguna para los hombres. Los peces y demás criaturas acuáticas surcaban las aguas cristalinas. Y lo mejor es que Adán y Eva se tenían el uno al otro. Podían formar una familia feliz con la que progresivamente extender su maravilloso hogar.

Es obvio que hoy la Tierra no es un paraíso. Con todo, podemos compararla al hogar bien equipado de una familia feliz. El planeta que Dios nos ha dado tiene cuanto necesitamos: Luz, calor, agua y alimento. ¿No es verdad que apreciamos mucho la luz y el calor del Sol, así como la tenue iluminación nocturna de la Luna? [Génesis 1:14 al 18] En el sótano hay reservas de combustible, como carbón y petróleo, que podemos utilizar para calentarnos. Además gracias al ciclo del agua y al sistema de ríos, lagos y mares, contamos con este preciado líquido, y hasta el suelo está alfombrado con hierba verde. Tal como en una casa se almacenan víveres, así también la despensa de la Tierra está bien provista. Con las cosechas que producen los campos y huertos, Jehová nos ‘da épocas fructíferas y llena nuestros corazones de alegría’ [Hechos 14:16, 17] Si la Tierra ya es un magnífico hogar, imagínate como será cuando el “Dios feliz”, Jehová, la convierta en un paraíso [1 Timoteo 1:11].

Cuando aún estaban en el Paraíso, Adán y Eva recibieron este mandato de Dios: “Séan fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzgenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra” [Génesis 1:28]. El mandato de sojuzgar, o someter, la tierra abarcaba más que cultivar solo una pequeña porción: Adán y Eva y sus hijos debían extender el Paraíso por todo el Planeta. No obstante, la primera pareja humana pecó y fue expulsada del jardín de Edén [Génesis 3:23, 24] Ahora bien, no por ello quedaría la tierra sin ser sometida.

En el futuro, la humanidad obediente podrá someterla porque recibirá la bendición de Dios. Así ocurría con el antiguo pueblo de Israel: Cuando contaba con el favor divino, sus campos producían magníficas cosechas y sus huertos daban excelente frutos. Lo mismo sucederá a medida que nuestro Planeta se transforme en un Paraíso. Como se promete en la Palabra inspirada de Dios, La Biblia, “La tierra misma ciertamente dará su producto, Dios, nuestro Dios, nos bendecirá” [Salmo 67:6]. Así es, las praderas y las montañas, los árboles y las flores, los ríos y los mares, todo se regocijará [Salmo 96:11 al 13, 98:7 al 9] Nuestro Planeta rebozará de exuberante vegetación, aves de vivos colores, hermosos animales y gente afectuosa.

Estamos a las puertas de éste nuevo mundo que Jehová Dios nos ha prometido. “Hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa, y en estos la justicia habrá de morar” [2 Pedro 3:13] Al leer estas palabras, quizás haya quien diga que este Planeta nunca será un Paraíso porque piensa que los cielos y la tierra físicos serán sustituídos por otros. ¿Ocurrirá algo así?.

¿Qué son “los nuevos cielos”? No son los cielos físicos que Dios creó [Salmo 19:1,2] Pedro acababa de referirse a los “cielos” simbólicos, es decir, los gobiernos humanos que se elevan por encima de sus súbditos [2 Pedro 3:10 al 12] Estos “cielos” han defraudado a la humanidad y, por tanto, desaparecerán [Jeremías 10:23, Daniel 2:44] Los “nuevos cielos” que los reemplazarán son el Reino de Dios formado por el Rey Jesucristo y sus 144,000 coherederos que habrán sido resucitados a la vida celestial. Usted puede leer la referencia bíblica a esta explicación en los textos de Romanos capítulo 8, versículos 16 y 17, Apocalipsis 5:9, 10, y 14:1, 3].

Ahora bien, ¿qué es “la nueva tierra”?. La “nueva tierra” que Pedro mencionó no es un nuevo Planeta. Jehová hizo que la Tierra fuera un lugar ideal para que los seres humanos lo habitaran eternamente [Salmo 104:5] En la Biblia, la palabra “tierra” a veces alude a sus pobladores [Génesis 11:1] Por lo tanto, la Tierra que pronto será destruída son las personas que integran este mundo malo. Ocurrirá algo parecido a lo que sucedió en tiempo de Noé cuando el Diluvio universal destruyó aquel mundo de gente impía [2 Pedro 3:5 al 7] Entonces, ¿qué es la “nueva tierra”?. Se trata de una nueva sociedad compuesta de los verdaderos siervos de Dios, que son “rectos en su corazón” [Salmo 125:4, 1 Juan 2:17] Todas las leyes de la “nueva tierra” se originaron en los “nuevos cielos”, y hombres fieles en la Tierra de velarán por su cumplimiento.

Todo esto nos hace pensar que: !Nuevas y maravillosas perspectivas de vida pronto disfrutaremos sobre la nuestro Planeta Tierra!. Jehová nos proporcionó un magnífico hogar cuando preparó la Tierra para que vivieramos en ella. De hecho, él mismo dijo que todo lo que había hecho era “muy bueno” [Génesis 1:31] El Diablo indujo a Adán y Eva a la rebelión [Génesis 3:1 al 5. Apocalipsis 12:9] No obstante, Dios pronto se encargará de que las personas rectas obtengan “la vida que realmente lo es”, es decir, “la vida eterna” en condiciones perfectas en el paraíso [1 Timoteo 6:12, 19] Analicemos algunas de las condiciones de que se disfrutarán en el futuro cercano.

Durante el reinado milenario de Cristo, Satanás estará “encadenado” y no podrá causar daño a la humanidad. [Apocalipsis 20:1 al 3, 12:12]  Aparte de librarse de la influencia de Satanás durante el tiempo que esté abismado, la humanidad gozará de muchas otras bendiciones bajo el Reino.

La maldad, la delincuencia y la guerra ya no existirán [Salmo 37:10, 11, 29] Jehová Dios hará “cesar las guerras hasta las extremidades de la tierra” [Salmo 46:9] !Que maravillosa garantía de paz y seguridad!.

Habrá exuberancia de alimentos sanos y sabrosos [Salmo 72:16] En aquel tiempo, nadie volverá a sentir las punzadas del hambre.

Nadie sufrirá enfermedades. Sí, “ningún residente dirá: ‘estoy enfermo’” [Isaías 33:24, 35:5, 6] Cuando Jesucristo estuvo en la tierra, curó a leprosos, y sanó a cojos y ciegos [Mateo 9:35, Marcos 1:40 al 42, Juan 5:5 al 9].

A medida que la humanidad obediente avance hacia la perfección, los estragos de la edad retrocederán. Ya no habrán gafas, bastones, muletas, sillas de ruedas, audífonos, hospitales ni medicamentos. !Cuánto cambiaremos cuando recuperemos el vigor juvenil! [Job 33:25] Nos levantaremos por las mañanas después de una noche de descanso listos para emprender las gozosas actividades de un nuevo día.

La resurrección de nuestros seres queridos y demás personas nos alegrará el corazón [Juan 5:28, 29.  Hechos 24:15] Imagínese la emoción que sentiremos al dar la bienvenida a Abel, Noé, Abrahán, Sara, Job, Moisés y tantos otros. Pero no serán los únicos, pues habrán millones de resucitados, incluyendo a nuestros seres queridos que han fallecido. Cuando los resucitados lleguen todos a conocer a su Creador, el conocimiento de Jehová verdaderamente llenará la Tierra

Todos los que aman a Jehová tienen ante sí la oportunidad de disfrutar de felicidad eterna. No será nada aburrido vivir para siempre en el paraíso. De hecho, la vida será cada vez más interesante con el paso del tiempo, pues el conocimiento de Jehová Dios no tiene límite [Romanos 11:33] Siempre habrá algo nuevo que aprender, y tendremos tiempo de sobra para investigar. ¿Por qué decimos esto?. Porque  no viviremos solo 70 u 80 años, sino, eternamente [Salmo 22:26, 90:10. Eclesiastés 3:11]

Si amas a Dios, hacer su voluntad lo colmará de felicidad. El apóstol Juan escribió: “Esto es lo que el amor de Dios significa: que observemos sus mandamientos, y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos” [1 Juan 5:3] De modo que no permita que nada le impida agradar a Jehová Dios haciéndo lo que es recto. No pierda de vista la maravillosa esperanza que la Palabra de Dios, la Biblia, le ofrece. Propóngase obedecer Dios, y nunca deje de hacerlo. Entonces, verá cuando el propósito de Dios se cumpla y nuestro Planeta se convierta en un paraíso eterno. Si así lo desea, consulte a los testigos de Jehová del lugar donde usted vive y ellos gsratuitamente, en el lugar donde usted desee, le ayudarán  a obtener ese maravilloso conocimiento que lo llevará, junto a su familia, a recibir todas estas bendiciones que Jehová Dios le ofrece.- Juan 17:3.

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