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El poder de las lentejas

Érase una vez un grupo de niños a los que les encantaba aprender lo que los profesores les enseñaban y todas las tardes se reunían para hacer sus tareas y para jugar.

David y Toño eran los que siempre acababan antes los deberes. Eran muy inteligentes y, como acababan muy rápido, eran los que más tiempo tenían para jugar.

- ¿Os queda mucho? ¡Queremos jugar con vosotros! – preguntaban a Uli y Patricia, los otros dos amigos.

Pero ellos siempre tardaban mucho y, al final, tenían muy poco tiempo para jugar.

Un día la profesora les hizo un examen sorpresa. Todos tenían muchas ganas de hacerlo muy bien pero, la profesora se llevó una sorpresa, cuando vio que Uli y Patricia lo habían hecho regular.

- Chicos, vosotros sois muy buenos estudiantes. ¿Qué os ha pasado? – les preguntó la profe.

Patricia y Uli no podían explicar qué les había pasado porque los dos salieron contentos del examen y se fueron a casa muy disgustados.

Desde aquel día, estudiaron muchísimo todas las tardes, incluso sin jugar apenas, pero en el siguiente examen, volvió a ocurrir lo mismo.

- Chicos, otra vez lo habéis hecho regular. ¡Tenéis que estudiar más! – les regañó la profe.

Y una vez más, Patricia y Uli se fueron a casa disgustados. Estudiaban tanto que no podían entender porque no conseguían sacar buenas notas.

Al día siguiente, la profesora del colegio les habló de los poderes de los alimentos.

- ¿A quién le gusta la fruta? – preguntó en clase.
- ¡A mi me encanta la sandía!, ¡Y a mí el melón! – comenzaron a gritar todos los niños.
- ¿Y a quién le gustan los macarrones? – volvió a preguntar la profe.

Y una vez más, todos los niños levantaron la mano.

- ¿Y quién de vosotros come lentejas? – preguntó de nuevo

David, Toño y todos los niños, levantaron la mano, pero Patricia y Uli se echaron a reír diciendo:

- ¡Pero si las lentejas son un asco! ¡Puaj!

La profesora, rápidamente, se dio cuenta de por qué Patricia y Uli no habían levantado la mano.

-Patricia, Uli, ¿vosotros no coméis lentejas?
- No - contestaron los niños - No nos gustan profe. Están muy malas.
- Ya… pues deberíais saber que las lentejas tienen mucho hierro y el hierro es muy bueno para el correcto funcionamiento del cerebro y para sacar buenas notas en los exámenes claro… 

Los niños se miraron el uno al otro con la boca abierta.

- ¡Las lentejas!

Ese día fueron corriendo a casa y pidieron a sus padres que les hicieran lentejas. Nos les gustaban pero, con mucho esfuerzo y a sabiendas del poder de la lenteja, empezaron a comerlas y nunca jamás volvieron a suspender un examen.

Datos del Cuento
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