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El conejito y la navidad

Era principios de otoño cuando nació una camada de conejitos de la conejita Mamá Pipa

. Fueron un total de siete conejitos, y entre ellos, había uno muy especial con dos manchas oscuras alrededor de los ojos y una línea castaña en el costado. Era el conejito Iaguín. A media que el conejito crecía se volvía más y más curioso, y se pasaba el día oliendo todo lo que había a su alrededor.

 

Con la llegada del invierno los campos se cubrieron de nieve y el conejito Iaguín decidió que era hora de explorar la finca del señor Pepe, aunque su madre se lo tenía prohibido porque decía que era un sitio muy peligroso. A la entrada de la finca se encontró una valla de madera y la saltó por encima. Al mirar a través de la ventana de la casa se percató que estaba toda decorada con unos adornos rojos y dorados, alrededor de la habitación había luces de colores que se encendían y se apagaban y en el patio había un árbol lleno de cintas brillantes y otros objetos coloridos. El conejito estaba muy intrigado con todo aquello porque nunca había visto nada parecido.

Unos saltitos más adelante percibió el olor de unos animales que no conocía y decidió investigar. Se acercó a una vaca y le preguntó:

-          Hola

-          Muuuu. ¿Quién eres y qué haces aquí?

-          Soy Iaguín y vine a ver la finca.

-          Yo soy la vaca Mimosa. Es mejor que tengas mucho cuidado porque si te agarra el señor Pepe estarás en un gran problema.

-          Oh Mimosa, tienes que decirme una cosa, toda la finca está decorada con unos adornos dorados, rojos, verdes y plateados. Nunca había visto nada parecido por el campo. ¿Qué es todo eso?

-          Es la Navidad. Cuando llega diciembre, los humanos adornan toda la casa con estas cosas.

-          ¿Navidad? Nunca oí hablar de eso, ¿podrías explicarme lo que es?

-          No lo sé explicar muy bien, lo único que sé es que durante esta época las personas andan siempre cantando y son muy felices. Y hacia finales de mes, vienen y me sacan mucha leche y se la llevan para allá dentro. Al cabo de unos minutos, se puede oler la comida que están cocinando con la leche que me retiraron. En mi opinión, creo que la Navidad se trata únicamente de una época en la que a los humanos les gusta comer mucho.

Iaguín estaba muy confundido. ¿Adornan toda la casa y comen mucho?, pero que cosa más extraña. Un poco más para allá se percató de que había unas cuantas gallinas, así que se dirigió hacia ellas, con la esperanza de que tal vez ellas le supiesen explicar lo que era la Navidad.

- Hola señora Gallina. Soy el conejo Iaguín. ¿Me podrías explicar que es la Navidad?

-          ¿La Navidad? Yo no sé explicarte lo que es, lo único que sé es que llega un momento en que vienen varias veces al día a ver si pusimos más huevos. Tan pronto como ven más de un huevo en el nido se los llevan inmediatamente para la cocina. Vete allí a preguntarle al pavo Glugu, a lo mejor él te puede ayudar.

-          Hola señor Pavo. ¿Por casualidad sabrías decirme que es la Navidad?.

-          ¿NAVIDAD? ¡AHHH!- Gritó el pavo de forma desesperada. Es una cosa que debe de ser horrible, según me han contado, parece ser que todos los años hay aquí un pavo diferente. Cuándo llega aquel día que es muy especial para los humanos, se llevan al pavo y nunca más nadie vuelve a saber nada de él. ¡Estoy aterrorizado!. Imagínate que hasta me estoy preparando un plan de fuga. ¿Querrías ayudarme?.

-          Errr… No, no, yo no estoy pensando en huir.

-          Ohhhh, que pena…. Pues intenta preguntarle al pato  Cuacuac. Seguramente él sabrá decirte algo más que yo. Buena suerte.

-          Muchas gracias.

Como el pavo no lo pudo ayudar, Iaguín fue a preguntarle al pato Cuacuac.

-          Hola Señor Pato. ¿Sabes que es la Navidad?

-          ¿La Navidad? Yo no quiero saber nada de eso. Sé que hay un día en que aquí aparece un montón de gente, con humanos pequeños que comienzan a asustarme y a correr detrás mia. Sea lo que sea, a mi no me gusta nada. Pregúntale al perro Caracol.

Iaguín conocía a los perros y sabía que podían ser muy peligrosos. Su madre lo tenía avisado, algunas veces corrían detrás de los conejos y los atrapaban. Pero aquel perro dormía plácidamente al pié de los escalones de la casa, tenía un largo pelo encaracolado y parecía ser ya un poco viejo.

-          Señor can….

-          Mmmmmm, ¿quién es?- El perro abre un ojo que vuelve a cerrar enseguida.

-          Yo, yo…, yo querría saber lo que es la Navidad.

-          La Navidad… la Navidad, es… anda, no me acuerdo. Mi memoria ya no es lo que era. Creo que es una fiesta en la que las personas hacen mucho ruido y no me dejan dormir. Pregúntale al caballo Alfredo, siempre hay un día en que el señor Pepe lleva la carroza llena de adornos, unos grandes y otros más pequeños, pero no sé porqué. Ve allí a preguntarle, que yo tengo mucho sueño y quiero dormir.

Acercándose al lado del caballo Alfredo, Iaguín estaba un poquitín desconfiado ante aquella criatura tan grande.

-          Excusas de tenerme miedo- dijo el caballo.

-          Disculpe, yo no quería molestarle, pero tengo curiosidad por saber una cosa y los otros animales me dijeron que tal vez me podrías ayudar.

-          ¿Quieres saber que es la Navidad, verdad?

-          ¿Cómo es que lo sabes?- le preguntó Iaguín admirado.

-          Todos los años aparece por aquí un animal curioso, así como tú, a hacer preguntas sobre los extraños hábitos de los humanos. Tú debes ser hijo de la coneja Pipa, ¿verdad?

-          ¿Cómo es que sabes el nombre de mi madre?

-          Yo conocí a tu madre mucho antes de que tú hubieses nacido. Y tú te pareces mucho a ella. Tu madre también era muy curiosa. Creo que lo mejor que puedes hacer es regresar a tu casa y preguntarle lo que es la Navidad. Ella te contará la historia completa.

-          ¿Mi madre? ¿Ella sabe que es la Navidad?

-          Lo sabe, si. Vete ya corriendo para casa antes de que sea de noche.

-          ¡Voy ahora mismo!- Dijo Iaguín todo apurado.

Iaguín corrió lo más rápido que pudo hasta su madriguera. Al llegar preguntó todo nervioso:

-          Mamá, ¿qué es la Navidad?. El caballo Aldredo me dijo que tú lo sabías. ¡Dime que es la Navidad!

-          Calma, Iaguín. Veo que anduviste a pasear por la finca del señor Pepe y que hablaste con Alfredo. Estoy viendo que tenemos que tener una larga conversación.

Y así, todos juntos en la madriguera, Iaguín y sus hermanos escuchaban atentamente la historia de la Navidad, sobre el niño Jesús que nació, la estrella brillante y los reyes mayos con sus regalos. Fue entonces cuando Iaguín se dio cuenta de lo que era la Navidad, y era todo aquello que le habían dicho los animales de la finca, sobre la comida, los regalos y los adornos, pero por encima de todo eso estaba el amor de la familia y la unión que debía formar parte de nuestra vida. En ese momento, en su madriguera acogedora, con su madre y hermanos, estaba a tener su propia Navidad. Llenos de alegría y felicidad se abrazaron todos con entusiasmo y amor, hasta que…. alguien llamó a la puerta. ¿Quién sería?. El horror se podía vislumbrar en la cara de todos. La mamá Pipa abrió la puerta y llamó por Iaguín.

-          Iaguín, hijo, aquí hay alguien que te vino a visitar.

Era el pavo Gluglu. Parece ser que este año la Navidad en la finca del señor Pepe iba a ser sin pavo.

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