~Era normal que se lo plantease, la verdad es que aunque ahorrase tiempo, pasar por esa calle no parecía lo más sensato, pero tampoco le iba a dar tiempo a llegar si no se aventuraba. La noche estaba fría y la humedad recorría todo su cuerpo, razón de más para poder llegar a la fiesta a la que había sido invitado esa misma mañana. – ¿Por qué tantas prisas? – Se preguntaba Ismael – Si me hubiesen dado suficiente tiempo, esta tarde no tendría que haberlo preparado todo. – Mientras decía esto para sí, en sus pensamientos, ya había comenzado a cruzar por la calle donde tiempo atrás muchos otros vecinos desaparecieron misteriosamente. La calle era larga y estrecha. Hacía ~una ligera curva hacia la izquierda por lo que no se podía ver el fondo. Un poco más adelante, el callejón fue ensanchándose, por lo que Ismael ya sintió algo de tranquilidad, y viendo que llegaba a la curva, ya podría ver la luz al final del camino y en una carrera poder llegar a su destino, pero al llegar a la curva y seguir recto, se dio cuenta de que lo que estaba viendo al fondo era el lugar del que venía. Siguió adelante y al mirar de nuevo al frente, la curva ya estaba otra vez ahí, acechándole como si no fuese a dejarle escapar de sus garras nunca más.