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El bosque... encantado

Había una vez un bosque encantado. En el vivían muchos seres vivos, y como seres vivos que eran, tan solo vivían. También había muchos seres pensantes, y como seres pensantes que eran, pensaban.
Finalmente en la parte más profunda y frondosa del bosque vivían unos pequeños seres de luz, y como seres de luz que eran alumbraban el camino, hacían menos cerrado el bosque, proporcionaban a todos los seres vivos y pensantes, que por allí pasaban, la claridad suficiente para guiarles en su camino.

Todos los seres vivían en armonía y bailaban y hablaban y se escuchaban y como simples seres, eran la plenitud de ese bosque encantado.

Acertó cierto día a pasar por ese bosque un hada, al ver la cordialidad y complicidad de todos esos seres quedó deslumbraba. Pasó noches enteras junto a ellos escuchando sus historias, riendo sus bromas, y apenándose por sus tristezas. Al cabo de cierto tiempo se despidió de todos y cada uno de los seres y se marchó, dejándoles como recuerdo de su presencia una piedra de diferente color a cada uno.

Después de varios días se acercó al bosque una anciana. Al ver a todos los seres felices, sintiendo que ella no lo era, tuvo rabia y trató de intimidarlos, de hacerles sentir miedo e ideó una forma de separarlos. Si iba donde cada uno de ellos y viendo sus debilidades les metía inquietud en el cuerpo respecto a sus hermanos seres, todos acabarían desconfiando los unos de los otros y se terminaría esa armonía tan hermosa que había en aquel bosque encantado, todos serían infelices y así ella no se sentiria distinta.
Y así lo hizo. Se acercó a los seres vivos, a aquellos que solo vivían, sin importarles el minutos posterior que vivían, disfrutando a cada instante lo que surgía y les dijo:
he oido que los seres pensantes, están pensando en la forma de acabar con vosotros, se hacen los amigos para que os confíeis y así una noche os atacarán y destruirán vuestras casas, quieren ampliar territorio...
Los seres vivos, inocentes, entregados, comenzaron a temblar y creyendo sin más a la débil anciana, sabiendo que los seres pensantes les superaban en número, decidieron fortificar sus casas...
La anciana entonces, viendo que su plan tenía efecto, se acercó a los seres pensantes y midiendo sus palabras, pues siendo seres pensantes, pensaban y sabía que tendría más dificil convencerlos, les dijo:
Me apena deciros esto: he oido que los seres vivos planean terminar con vosotros porque quieren agrandar su territorio. Uno de los seres pensantes contestó: eso no puede ser cierto, los seres vivos son nuestros amigos, nunca se levantarían contra nosotros, viven en paz y nos quieren. Y la anciana, que en las artes del engaño estaba muy ilustrada y tenía ya su experiencia, sin inmutarse, poniendo cara de comprensión les dijo: claro, no puede ser, tal vez tengáis razón y me he precipitado, perdonad yo solo lo decía porque les he visto cómo estaban fortificando sus casas... mirad... y entonces los seres pensantes se acercaron sigilosamente y al ver qué eso era cierto, no pudieron decir nada y muy apenados por ver la realidad de la actitud de los seres vivos decidieron ponerse también ellos a la defensiva.

Seguidamente la anciana, decidió ir a visitar a los seres de luz. Los seres de luz al verla sintieron inicialmente rechazo pues nunca la habían visto por aquellos parajes, pero la mujer midiendo mucho mejor sus palabras les dijo: vosotros sois seres de claridad en el pensamiento, vosotros sois buenos ¿verdad?, los seres de luz asintieron. Entonces me apena mucho esto que voy a deciros ahora: he visto que los seres vivos y los seres pensantes van a hacer una fiesta para celebrar que llevan muchos años conviviendo juntos, he visto un gran pastel en una casa en uno de los seres vivos en el que pone: vosotros los seres pensantes sois nuestros mejores amigos, nadie os iguala, vivís junto a nosotros, nos dais calor, os queremos. Y en la casa de uno de los seres pensantes, prosiguió la anciana sin titubear, está escrita en letras bien grandes una bienvenida que dice: vosotros los seres vivos sois los únicos que nos hacéis pensar cosas buenas, porque cuando estamos tristes acudís a aliviarnos, cuando estáis alegres os acercáis a compartir vuestro gozo, sois el único referente de nuestras vidas, os queremos. Yo sólo os lo quería contar porque viviendo tan aislados de todos, tal vez no os hayais enterado y queráis ir...

Los seres de luz se sintieron tristes, pues en toda la descripción nadie les había nombrado, pidieron perdón a la anciana por haber desconfiado de ella inicialmente y como tenían buen alma y se alegraban por sus hermanos pensaron: dejémosle que celebren su fiesta a solas, no nos han invitado pero si así estrechan lazos, eso es bueno, nosotros los queremos a todos y seguiremos guíandoles cuando nos necesiten.

Y de esta forma se formó una batalla campal, ajena a los ojos de los seres de luz, en la que ambos bandos, vivos y pensantes, perecieron...

Un buen día los seres de luz extrañados de que nadie pasara ya por allí salieron de la parte frondosa del bosque y al ver que todo estaba estaba destruido y todos habían muerto, sin comprender, lloraron. Cayeron en tierra y gritaron ¿porqué? ¿qué les ha pasado? ¿no eran tan amigos que iban a celebrar su fiesta? ¡No entendemos qué ha podido motivar que se hayan matado!. En ese momento apareció el hada, que una vez les había visitado y al verla todos acudieron a preguntarle:
Hada buena, hada buena, ¿qué ha pasado?, nos dijo una anciana que ...
Esa anciana era una bruja, interrumpió el hada, creó recelo entre vuestros hermanos seres vivos y pensantes y os mintió y vosotros os habéis dejado cegar por sus palabras, solo porque imprimía lástima y no podéis imaginar que en este mundo haya personas tan malas.

Y entonces se oyó la voz de una niña, un pequeño ser de luz, que decía:
¿cómo es posible que siendo nosotros seres de luz, seres que lo entendemos todo, nos haya engañado de esa forma? A nosotros no es posible engañarnos...

Entonces el hada sonriendo explicó:
Porque la bruja sabía bien dónde atacaros a cada uno de vosotros; a los seres vivos, por su franqueza de gestos y su espontaneidad, les habló con palabras directas y muy claras y al hacerlo con esa misma inocencia con la que ellos viven, la creyeron.
A los seres pensantes les habló con duda, con ambiguedades y como eran seres que analizaban los hechos y no se fijaban en las palabras, al comprobar como realidad lo que la bruja les decía, también les engañó.

¿y nosotros? ¿en qué fallamos para no darnos cuenta?, añadió la niña.

El hada mirando a todos y cada uno de ellos les dijo: A vosotros no podía engañaros ni con palabras ni con pensamientos, porque sois sabios, así que os atacó en vuestra única debilidad...

¿cual?, dijeron todos a un mismo tiempo.

A pesar de ser seres de luz, dijo el hada, necesitáis que os quieran, os arropen, os aprecien y os estimen como a todos los demás, porque también sois seres y la bruja sabía muy bien que si os apartaba, que si os hacía entender que entre los demás vosotros no valiáis nada conseguiría que os sintiérais ofendidos por el poco valor y gratitud que los demás os demostraban.

Entonces los seres de luz comprendiendo su equivocación le dijeron al hada:
Hemos aprendido la lección..., por favor, ¿no puedes hacer que regresen a la vida todos estos seres?, por favor, son nuestros hermanos a los que tanto amamos, prometemos acercarnos a ellos y no volver nunca a estar aislados creyéndonos diferentes y especiales. Por favor, devuélveles la vida, te lo suplicamos hada buena.

Y el hada, viendo sus caritas de dolor, habló así: recoged de los bolsillos de cada uno las piedras de colores que un día os regalé, juntadlas, ponedlas en el borde de aquel estanque y cuando llegue la noche la luna llena transformará cada uno de estás piedras en el ser vivo y el ser pensante que vivían felices en el bosque.
Así lo hicieron, recogieron las piedras que se encontraban en los bolsillos de cada ser y apilándolas en dónde el hada les había indicado se marcharon.

A la mañana siguiente una multitud de seres vivos y seres pensantes despertaron, como de un largo sueño, sin heridas, sin golpes, sin recordar nada.

Todos se reunieron y celebraron juntos, con gozo el reencuentro.
Todos menos un ser que seguía siendo una piedra... una piedra grande y blanca, de bellas formas y pulida superficie, al ver que no se había transformado en ser llamaron al hada buena y le preguntaron: ¿porqué este ser no despertó? ¿acaso no era alguien de entre nuestros hermanos?

El hada contestó con voz apenada: esta piedra, hermosa y blanca... era la bruja.
Los demás furiosos, al darse cuenta de porqué no se transformaba, quisieron cogerla y tirarla al estanque pero el hada con un gesto rápido recogió la piedra en sus manos con cariño y con voz firme les dijo: es un piedra, dejadla en paz, ella ya no puede haceros nada...

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Enseñanza para un ser vivo:
Todos hemos entendido el cuento y seguro que junto a nosotros existe un ser pensante, que necesita de nuestros cuidados, no desconfiémos de él solo porque sea más numeroso, porque sea distinto.

Enseñanza para un ser pensante:
La realidad que se juzga como verdad solo por los hechos que se exponen en la intriga de una ambigüedad, no es la certeza que habita en el corazón de un ser vivo.

Enseñanza para un ser de luz:
Las apariencias, siempre engañan a los que viven aislados del mundo. La buena voluntad y el buen pensamiento no eximen a nadie de necesitar ser querido, como cualquier otro ser.

Yo he aprendido que:
Todos podemos ser las hadas buenas de nuestros propios cuentos, solo se necesita tener templaza y bondad para recoger y guardar en el bolsillo las piedras de nuestro camino. Por si un día, con magia de amor, se convierten en personas.
Datos del Cuento
  • Categoría: Educativos
  • Media: 5.87
  • Votos: 68
  • Envios: 2
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1 comentarios. Página 1 de 1
Pau 2
invitado-Pau 2 03-03-2005 00:00:00

"EL BOSQUE...ENCANTADO" (LÁGRIMA AZUL) Queda poco para agregar, pues la comprensión e interpretación se cierran en el mismo relato. Sólo pensar que en el ser humano coexiste el vivir, el pensar, el dar luz...a veces brujos, otras veces hadas... Me gusta tener los bolsillos repletos de piedras, aunque pesen...Es un hermoso desafío diario descubrir esa magia de amor que les despierte un alma. Pau

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