Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Cuento
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Cuento
Categoría: Hechos Reales

El amor no tiene edad

La etapa de la juventud estaba llegando, no se porque todos piensan que el amor es vida y dulzura; yo aprendí a llorar, a sufrir... si, por culpa de los hombres.
Recuerdo como decía que el amor no tiene edad, que cuando alguien ama en verdad la edad es lo menos importante. ¿Será que siempre me gustaron los hombres menores que yo?, puede ser.
Roberto llegó a mi vida con ese amor rosa... "en cuanto lo ví, me enamoré de él", típica frase pero ¡tan real! porque: así fue.
Recuerdo tanto ese momento, era cumpleaños de mi hermana, entró y en cuanto lo ví me dije: ese hombre será para mi, y afortunadamente logré conquistar su corazón. Bueno eso pensé en esos momentos en que me cegaba el amor.
Cuatro años de novios... fue algo, una vida repleta de todos los momentos: enojos, risas, detalles, locuras y mucha pasión. Tanta pasión que vino a desbordar nuestra vida en la irresponsabilidad de tener un hijo cuando no estabamos preparados.
No me arrepiento de ello, pero fue muy duro en su momento porque estabamos estudiando y el rendimiento escolar no era el mismo. Recuerdo que tenía que caminar por varias calles hasta llegar a donde se paraba el camión que iba con rumbo a la universidad, mientras traía cargando: mi mochila, la pañalera, el portabebé y el niño.
Larga jornada, muy cansada pero satisfactoria cuando logré concluír con mis estudios.
Desafortunadamente el amor se fue enfriando y si se porqué, porque lo nuestro se había convertido en pura pasión y en nada de amor. Bueno, si había amor, pero no se había estado cultivando.
Ahora entiendo porque dicen que los jóvenes se deben esperar para tener relaciones; si, porque esos momentos que se viven en el matrimonio nosotros nos los adelantamos, y ya casados no teníamos ninguna experiencia gratificante porque ya todo lo habíamos vivido... irónico, algo que debió habernos unido, nos estaba separando.
Así fue... el divorcio.
Que duro es estar sin la persona que amas... recuerdo ese momento: puro odio, maldiciones, el echarle la culpa a ese ser que se atravesó en tu vida. Pero en esa etapa de soledad e interioridad espiritual, vas pasando por varias etapas:
1. Odio hacia la persona y la culpabilidad
2. Reconocer tus errores y ver que hizo mal el uno y el otro.
3. Solo centrarte en tus errores, olvidando los de él.
4. Ya no piensas en lo que hicieron mal o bien, piensas que fue un error y una tonteria el porque se separaron y te das cuenta que lo sigues amando.
Bueno, eso me pasó a mi. El decía que era felíz con esa vida que llevaba: mujeres, alcohol, amigos y dinero.
Ese dinero que no era destinado para la manutención de mi niño, sino para sus lujos y el derroche.
Ni modo, ese era mi destino: sufrir y estar sin él. Nunca debí casarme con alguien menor porque no había madurado lo suficiente como para vivir en matrimonio, y con ese adios definitivo, tenía que olvidarlo y renacer.
Apareció alguien en mi vida, una persona que no me atraía físicamente, pero que acepté quizás para no estar sola... si, por eso fue, porque nunca me sentí felíz con él.
Que gran error cometí cuando me casé sin ni siquiera conocerlo, sólo duramos cuatro meses de novios y ya decidimos hacer vida en común. Gran sacrificio, si las mujeres me pidieran en ese mismo momento un consejo yo les diría: no se casen sin amor, no se puede estar al lado de un hombre al que desprecias cuando te toca, cuando te besa, cuando llega a los limites de tu intimidad... es como sentirse violada, pero a diferencia que se le está permitido por el hecho de ser tu esposo. Pero que idea atravesó mi mente... él era mayor que yo y no me llenó como yo deseaba, ¿porqué? porque no podía ser felíz con él porque no me estaba permitido ni siquiera sonreir.
¿Que si porqué no volví con mi primer esposo si lo amaba?, porque el amor se deja libre... y ya no pudimos estar juntos porque Dios no nos lo permitió.
Han pasado meses desde aquel trágico suceso, había una promesa, un te quiero, un te extraño y un gran arrepentimiento... es difícil superar este gran dolor, si trastoca cada parte de la piel.
Ni modo, jamás volveré a amar, mi vida es para estar sola... solo con mis hijos, esa última princesa que Dios me regaló.

Bloquee a mi corazón... dije jamás volver a amar
pero no se que pasó, alguien menor llegó otra vez a mi vida, y mucho menor porque era un alumno de la preparatoria. Si, me dijo la típica frase: el amor no tiene edad.
En esos momentos vinieron muchas preguntas y afirmaciones a mi mente, ¿se sentiría Roberto traicionado si yo aceptará este amor?, ¿que pensarían los demás si ando con alguien que fue mi alumno? ¿Me permitiría mi mamá andar con él?
¿mis hijos lo aceptarían?.
Son preguntas muy difíciles de contestar porque temes a la respuesta, luego te cuestionas sobre el tiempo que podría durar una relación así y si en su momento llegara a suceder que vivieramos juntos, como me mantendría,porque de amor no se vive.
Ese concepto es muy materialista pero necesitas eso para: comer, vestirse,tener casa, educación para los hijos, etc.
Si no me hubiera pasado lo de Roberto, seguiría pensando de la misma manera, pero hoy me doy cuenta que de amor si se vive, yo sigo de pie...
aunque no gane mucho, aunque me apuren las deudas, aunque no tenga un esposo que me mantenga.
Una ilusión me ha vuelto a la vida, al recuerdo del amor... eso no tiene precio por eso acepto a costa de todo y de todos a este amor y lo afirmo ante todos que: el amor no tiene edad.
Datos del Cuento
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 5.42
  • Votos: 36
  • Envios: 2
  • Lecturas: 4165
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.141.198.146

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Cuentos: 21.633
»Autores Activos: 155
»Total Comentarios: 11.741
»Total Votos: 908.508
»Total Envios 41.629
»Total Lecturas 53.552.815