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El Angel que descubrio el secreto

El ángel que descubrió el secreto

Hola, mi nombre es Ayle. Vivo en las afueras del reino en donde no hay gente, no hay un alma pero me fui un tiempo cerca del reino en donde hubo un escándalo tremendo. Pasó en donde menos se lo pueden imaginar,¿No lo saben? Se los diré. Este escándalo ocurrió en el castillo donde vive el rey, la reina, la princesa y los guardias y se las contaré enseguida… ¿Y cómo se esto? Pues, yo estuve todo el tiempo ahí, pero nadie se dio cuenta…
Recuerdo que todo empezó cuando Sinue, la reina del pueblo, enfermó gravemente de un mal parecido a una epidemia que solo se daba en otro reino y que por extrañas circunstancias se dio aquí. Solo algunos se salvaron de que ese mal los atacara porque salieron del reino hasta que la enfermedad desapareciera. Como la reina no podía salir del reino, a ella la atacó por completo y nadie sabia si tenía esperanza o no. El rey, llamado Raten, se veía preocupado y temeroso de que su querida esposa muriera. Gail, la princesa, se encontraba todo el día con ella. La cuidaba, le daba de comer, le hablaba sobre las cosas que harían juntas después de su alivio- Madre, por favor tienes que recuperarte. No me puedes dejar aquí sola, ¿Qué haré sin ti?- Preguntó Gail- Hija, no se si pueda salvarme de esta enfermedad, creerme. Está acabando conmigo, ya no siento fuerzas para caminar, ni para moverme- Respondió la madre afligida. Después de estas palabras, la madre se quedó dormida y Gail se quedo con ella todo el tiempo velando su sueño.
Después de un rato, Gail se dirigió a la cocina para darle de comer a su madre. Al entrar con la comida y colocarla en un lado de la cama, se acercó para despertarla, acariciando su rostro comenzó a hablarle- Madre, es hora de comer, despierta- Sinue no reaccionaba. Se veía que no respiraba, sus mejillas habían perdido color y sus labios rosados estaban secos y totalmente morados… Ella había fallecido. Gail se quedó helada al ver que su madre ya no se movía, ya no respiraba, ya no la miraba. Se levanto sin habla, no lo creía , de repente empezó a gritar- ¿Por qué? ¡No! ¡No puede ser! ¡Me dejaste sola, sola para siempre! ¿Por qué? ¡Maldita sea!- Después de decir estas palabras, salió rápidamente con los guardias a avisarles que la reina había fallecido. Mientras lo guardias corrían la voz al pueblo, Gail se dispuso a ir al salón real donde estaba el rey aparentemente muy preocupado, caminaba de un lado a otro pensando como estaría su mujer. Después de un rato que paso, vio que su hija estaba parada, cabizbaja en la entrada del salón-Hija, como sigue tu madre- pregunto- Padre…mi madre… acaba de fallecer…- Dijo Gail con mucho trabajo-¿Qué lastima no?- Dijo el rey de una forma muy extraña- Padre, ¿por qué lo tomas a la ligera?¿que no estabas muy preocupado por ella?- Preguntó muy enfadada Gail- Bueno hija, claro que me duele pero ¿qué mas podemos hacer?- Dijo Raten dirigiéndose a su trono- Padre, ¿qué te pasa? Estás muy extraño, actúas de una forma ... rara. Tú amas, o al menos amaste a mi madre, y ahora que murió ¿lo tomas así?- Replico Gail- ¡No tengo nada hija! ¡Estoy muy afectado por la muerte de Sinue!- Después de decir esto el rey se fue. Gail, enfadada y bañada en coraje, se fue a la recámara donde el cuerpo de su madre inerte estaba. Al llegar, se arrodilló del lado de la cama donde su madre yacía muerta y comenzó a llorar- ¡Madre! ¿Por qué mi padre está así? Se comporta muy raro, madre. Acaso ¿no estará preocupado por el tesoro que tú nos heredaste? ¡Madre! házmelo saber de alguna forma, por favor- En ese momento, entraron los guardias reales del rango más alto para llevar a la reina en donde descansaría en paz, un lugar donde ya no sufriría penas…Los guardias, con su honor y dignidad que los caracterizaba, tomaron a Sinuel y se la llevaron y detrás de ellos, Gail, quien se encontraba rezando por su madre y esperando que le diera una respuesta a su duda.
Después de unas horas, se encontraban en la iglesia del pueblo. La familia real y amigos se encontraban enfrente y el pueblo en general en la parte de atrás. El rey estaba a un lado del féretro de su mujer y Gail al otro extremo. Por lo visto, el rey parecía tranquilo, mientras en Gail se mostraba una mueca de tristeza y agonía que sentía por dentro. El sacerdote oraba junto con el pueblo, algunas personas no paraban de llanto. Eran tantas gentes que sufrían que la iglesia se ahogó en el llanto de la gente.
Al terminar de orar y del velorio, venía el entierro que fue uno de los momentos más fuertes para Gail. Ella quería un ataúd oscuro pero el rey lo pidió transparente, cosa que no le gusto a ella, porque no quería ver como su madre bajaba 3 metros bajo tierra de esa forma, pero no tenía otro camino que quedarse ahí.
Al terminar el entierro, todos regresaron a sus casas tristes y mucho más las personas que habían tenido una relación cercana con la reina. Pero aun mas Gail, quien se encontraba desconsolada y vestida de luto, un luto que tal vez le duraría para siempre.
Al llegar al castillo, el ambiente era de desolación, tristeza y mucha melancolía. Los soldados vigilaban pero tenían su animo por los suelos, arrastrando los pies al caminar. Unos se sentaban por ahí solo para recordar con cariño a su reina.
Pasaron unos cuantos días y Gail no salía de su habitación, recostada boca abajo, a veces boca arriba y de lado. Solo salía para desayunar, comer y cenar siempre estaba en su cama. Las lágrimas salían una tras otra de sus extraños pero hermosos ojos almendrados color verdel amielados, y chocaban con la almohada y después eran absorbidas por la tela del mismo. Cada día pasaba lo mismo. Ella en verdad no podía creer que se quedó completamente sola, que ya no tenía a una compañera a quien confiarle sus secretos e inquietudes y tampoco con quien pasar buenos ratos, así se quedo acostada hasta que se durmió.
Mientras tanto, los días que pasaron, estaba el rey en el trono hablando consigo mismo- Bien ahora que murió mi mujer la herencia que dejo a toda la familia será mía, tengo un plan para quedarme con toda esa herencia- Cuando vi el comportamiento de el rey yo no lo podía creer. Todo estos años engaño a su hija, a su esposa fallecida y a todo el reino en general. Los había traicionado durante mas de 20 años.
Mientras, Gail tenia un sueño un poco extraño. Se veía a si misma en medio de la nada, comenzaba a caminar sin rumbo alguno. De repente, a lo lejos vio una silueta que al parecer era de su padre y detrás de la silueta veia que algo se consumía entre llamas ardientes. Entre más se acercaba. más veía y reconocía que ese “algo” no era algo sino alguien, y era su madre. De repente, ella sintió que el fuego la invadía también y que la quemaba viva. Y a lo lejos se escuchaba la risa malévola de su padre, riéndose por el placer de que podrá tener en sus manos algo que quería desde hace mucho tiempo tal vez toda la vida. En eso, Gail despertó muy alterada y agitada, con su rostro empapado de sudor. Se levantó rápidamente y se fue corriendo hacia donde estaba supuestamente su padre. En la puerta estaban unos guardias y al querer entrar, los guardias no la dejaron pero ella se soltó de ellos y abrió la puerta azotándola con los muebles que se encontraban enfrente tirándolos al piso haciendo ruido con estos. Cuando entró, lo hizo lanzando blasfemias a su padre- ¡Padre! Eres un sinvergüenza ¿Cómo te atreviste a engañarnos tanto tiempo solo para quedarte con la herencia de mi madre? ¡Te odio!- En ese momento apareció el rey corriendo preocupado- ¡Hija! ¿Pero que te pasa? ¿Por qué dices esas palabras?- Preguntó con cinismo el rey- Porque tuve un sueño en el cual me mostraba que tu sólo querías que mi madre muriera para quedarte con sus riquezas y privilegios. Ya no te permito que me vuelvas a llamar “hija” y yo nunca podré llamarte “padre”- Respondió Gail con enojo a su padre- Pero hija, ¿sabes lo que es tener todo este dinero? Seremos felices, hija- dijo Raten, aparentemente aceptando su malicia- ¿”Seremos”? Yo no soy ambiciosa como tú y nunca lo seré- Después de esto Gail salió del salón enojada y se dirigió en secreto hacia donde se encontraban todas las joyas, todo el dinero y todos los privilegios, Gail llamo a los guardias silenciosamente y les contó a todos los que había pasado ahora. Los guardias no lo podían creer y Gail les propuso algo- Escúchenme bien todos. Hoy en la noche, cuando el rey se encuentre dormido, nos veremos a la salida del castillo con las carrozas más grandes, llenas de la fortuna y listas para irnos. También quiero a los caballos más fuertes para irnos de aquí lo mas rápido posible. Saldremos de este reino a esconder la herencia y yo regresaré para darle al pueblo esta mala noticia, una decepción para todos ¿Están de acuerdo?-Preguntó Gail- Sí, princesa- Respondieron todos en una sola voz- Bien, nos veremos afuera en la noche- Los guardias regresaron a sus lugares correspondientes y Gail salió del castillo. Sospechosamente para los guardias, se dirigía hacia el pueblo y parecía muy apresurada.
Mientras tanto en el salón real, el rey se encontraba cavilando sobre como había sabido Gail su plan de quedarse con todo. No llegaba a entenderlo, así que se quedo en el castillo pensando en eso, en como pudo un sueño decirle la verdad…
Por otro lado, Gail había llegado al pueblo. Y la seguí hasta ahí, siempre lo hacía. Se dirigió muy misteriosa a una humilde casa de un piso, tocó la puerta y después de un rato un chico muy apuesto abrió la puerta y al verla la abrazo como si no se hubieran visto durante tiempo. Me dio la impresión de que era un amor oculto. Este hombre se hacia llamar Nifel. Me quede pensando un rato e hice memoria, y recordé que desde hace 2 años Gail salía mucho a escondidas del castillo pero yo nunca la seguí hasta ahora. Vi como intercambiaron unas cuantas palabras y también vi que al final Nifel movió la cabeza en señal de afirmación y… beso a Gail muy tiernamente. A mí me extraño demasiado que pasara eso, pero después me puse a pensar que tal vez llevaban una relación amorosa en secreto.
Al anochecer, todos los soldados salieron silenciosamente con los caballos más fuertes y la carga que se iban a llevar. Paso un rato y llegó Gail pero no se iban. Se me hizo muy extraño, parecían esperar a alguien. De repente llegó ese chico llamado Nifel y al parecer el los iba a acompañar. En total eran 8 guardias, Gail y Nifel, entonces los caballos eran 10 en total. Emprendieron el viaje que al parecer iba a durar toda la noche y la mitad del día para salir del reino y llegar al otro reino que estaba junto al de Gail.
Cabalgaron toda la noche y al amanecer iban a mitad del camino y de detuvieron por un rato para que los caballos descansaran. Después de que los caballos tomaron agua y también fuerzas, siguieron con su viaje. Llegando la tarde, a lo lejos se veia ese reino. Cuando entraron se veia a la gente feliz, en donde se gobernaba justamente y no había casi ningún conflicto. Ellos caminaron por todo el reino y la gente los recibió muy amables, ofreciéndoles de comer. Ellos aceptaron con gusto porque estaban muy agotados del viaje y también a sus caballos les dieron de comer.
Gail le mencionó a Nifel que necesitaban guardar rápidamente la carga en algún lugar muy recóndito para que nadie se diera cuenta y que ella necesitaba regresar al reino para darle al pueblo que su rey los traicionó y decepcionó. Nifel decidió acompañar a Gail-¡Bien! Partiremos hoy en la noche- Dijo Nifel a Gail – Está bien, tengo que tener precaución al entrar al castillo de mi reino para que el rey no sospeche nada- Dijo Gail muy decidida- Pero ¿Por qué no lo llamas padre?- Pregunto Nifel- Él perdió mi respeto y no permitiré que me llame hija. Yo lo desconozco- Respondió Gail bajando la cabeza- Ya veo. Debes tener valor para hacérselo saber a la gente sin que tu padre se de cuenta- Afirmo Nifel- Asi debe ser, ya tengo un plan- Dijo Gail.
Los guardias se habían encargado de guardar el tesoro, más bien de esconderlo. Ya estaba anocheciendo y Gail y Nifel se preparaban para regresar a su reino. Montaron sus corceles y se fueron. Al igual que cuando iban al reino tardaron una noche y medio día. Al llegar al reino, todo parecía normal así que le pidió de favor a Nifel que fuera al pueblo a pregonar sobre la reunión. El punto de reunión era en un rancho que estaba cerca de ahí. Cuando ellos llegaron toda la gente se preguntaba por qué los había citado ahí. Después de un rato salió Gail- Hola pueblo, espero que estén todos aquí, necesito hablar con ustedes sobre un gran problema que descubrí después del fallecimiento de mi madre…- Toda la gente se intrigó y todo el lugar se llenó de silencio- Descubrí que el Rey Raten traicionó al pueblo y a su familia. Él quería que la reina falleciera para quedarse con toda la herencia y todos los impuestos que ustedes pagan con el sudor de su frente. Él lo quiere tener en sus manos- Toda la gente se quedó sorprendida y muy decepcionada de su Rey. Entonces un campesino se levantó y reclamó- ¿Y qué pasará?¿Dónde está nuestro dinero?- Después de esto toda la gente comenzó a hablar en voz alta y se armó un ruido muy desagradable- Calma pueblo. Su dinero y el nuestro, fue llevado al otro reino para ser escondido y mientras aquí solucionar el problema no teman, ciudadanos- La gente sintió un alivio muy grande- Así que, ciudadanos por favor no teman. Solo sean discretos y no hablen de nada en frente de los soldados de alto rango del rey. No quiero que se entere- Afirmo Gail. Unos cuantos ciudadanos, la mayoría respondió que si alternadamente.
Pero algo malo pasó. Resulta que uno de los soldados de alto rango, por pura casualidad había escuchado a Nifel avisándole al pueblo sobre la reunión, así que el soldado fue rápidamente a comentárselo al Rey. También dijo que Gail venía acompañada por un hombre, cosa que altero al rey porque todavía quería mucho a su hija, tal vez eran celos.
Después de dar el discurso, la gente salió muy alterada más que por la traición del rey que por sus impuestos. Gail y Nifel decidieron regresar al otro reino para ahí poder pensar como solucionar el problema y claro, proteger su riqueza.
El rey decidió de una forma muy radical ir hacia donde se encontraba su hija y ese hombre con toda la herencia para hacer que se la devolvieran por las buenas, y si no, por las malas. Así que los soldados prepararon a más de 10 caballos, los ensillaron y alimentaron para irse cuanto antes a ese reino y combatir a su propia hija, cosa que ni el mismo Rey creía pero por su ambición se arriesgaría a hacerlo.
Ya en el reino, Nifel aconsejaba a Gail- ¿No crees que eso que hiciste fue arriesgado?- Puede que sí, pero era lo mejor- Respondió Gail- ¿No temes a las consecuencias?- Pregunto Nifel- No les temo. Es más me les enfrentaré sean cuales sean-. En ese momento se oyeron el cabalgar de los caballos en la tierra Nifel se espanto y fue a investigar quién o qué era.
-¡Gail! Rápido hay que escondernos ¡Tu padre viene con mas de 10 soldados!- Le gritó muy alterado a Gail- ¿Qué? ¡No lo puedo creer! ¡Vámonos!- Dijo Gail corriendo hacia Nifel para tomar su mano e irse corriendo. Fueron hacia donde estaba el tesoro a avisarles a los guardias que se prepararan para un ataque masivo. No pasó mucho tiempo para que los corceles del Rey llegaran y acorralaran a los guardias, a su hija y a Nifel- ¿Por qué lo hiciste hija? Tú bien sabes que tengo el poder de derrotarte. No pongas resistencia. Devuélveme mi fortuna- Dijo con orgullo Raten- ¡No puedo creer que digas esas palabras! ¡Eres un ambicioso! ¡Te odio! ¡Guardias, ataquen!-A la voz de Gail los 8 guardias atacaron a los soldados y empezó una batalla en donde Nifel se arriesgo a pelear él solo contra el rey- ¡Nifel! ¡Por favor ten cuidado!- Le grito a Nifel- No te preocupes, amor, lo haré por ti- Respondió Nifel desenvainando su espada. Era el primer momento en que yo escuchaba de Nifel esas palabras de amor que le decía a Gail. No sé por que sentía algo como orgullo por ella y no sabia por que…
Empezó la pelea entre Nifel y el Rey, también la de los guardias contra los soldados. Gail sólo angustiada donde se veia que Nifel llevaba el control, pero otras que no, así se llevaron todo el día y tarde, hasta que repentinamente el rey realizó un ataque en donde hizo que Nifel tirara su espada hacia donde estaba Gail. Ella la miró y decidió algo muy descabellado, tomó la espada, miró hacia enfrente y gritando con fuerza salió corriendo de su lugar y con su corazón lleno de odio a su padre le clavo la espada en el corazón, haciendo que este cayera del caballo muerto. Gail tiró la espada y se quedó viendo el cuerpo de su padre. Dio unos pasos para atrás y se arrodilló, llorando tal vez de alegría, o dolor, no pude saberlo, En ese momento llego Nifel y se arrodilló con ella, le tomó la cara y empezó a hablarle- ¡Amor! Tranquila, no pasa nada, todo estará bien ¿si?-Después de esto, la abrazo y le dio palabras de aliento. Esa misma noche partirían de nuevo hacia su tierra natal, traían consigo el cuerpo de el Rey que no tendría un entierro digno de él. Seria en una de las cuantas tumbas del cementerio, y no cerca de su esposa Sinue. Al llegar ,sólo hicieron el entierro, algo muy intimo y después anunciaron otra reunión en el castillo, en donde se les entregarían a todos la parte que les respondía al pueblo y a la familia y todos quedaron satisfechos mientras que Nifel y Gail decidieron quedarse con el resto. El pueblo decidió hacerles un reconocimiento por haber hecho esa hazaña y entre todos los ciudadanos construyeron una pequeña estatua de oro. Después de un tiempo, tomaron la decisión de casarse en unos meses para que así el pueblo tuviera gobernantes y no estuviera en caos. Y así fue, se llevo a cabo la ceremonia y el pueblo tuvo a sus gobernantes jóvenes y justos.
¿Se preguntan como se esta historia? Muy sencillo. Yo soy y seré el ángel de Gail.
A la que siempre cuido, y por medio de sueños la oriente a que descubriera el secreto de la traición.
Datos del Cuento
  • Autor: Tyna Reyes
  • Código: 8635
  • Fecha: 26-04-2004
  • Categoría: Aventuras
  • Media: 5.72
  • Votos: 68
  • Envios: 5
  • Lecturas: 3993
  • Valoración:
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