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EL PINCEL DE MARIANA

Érase una vez una niña que era muy muy feliz, se llamaba Mariana.  Ella y sus padres Susana y Andrés eran muy felices con su hija.

Llegó el gran día esperado por Mariana, su cumpleaños. Sus padres sabían que a Mariana le gustaba mucho pintar y por eso le regalaron un kit de pintura, pero la niña se fijó más en un pincel y las pinturas, ya que eran raras pero a la vez muy bonitas. Le dio las gracias a sus padres y se fue a su cuarto para empezar a pintar. La niña pintó un castillo con dos princesas muy juguetonas y en ese momento los papás de Mariana le llamaron para que fuera a comer.

Mientras que Mariana comía el dibujo recobraba vida y cuando ella volvió, tocó su pintura y se introdujo en ese nuevo país que ella había dibujado. Se sorprendió tanto que creyó que era un sueño pero no en realidad su pincel era un pincel mágico y Juliana, la princesa dijo:

– “Yo tan chiquita y ya me perdí”

Mariana acababa de cumplir los seis años, pero pasaron 10 años y nada, seguía en ese país mágico que dibujó. Después de 20 años pudo salir y volvió a su casa. Se llevó una gran sorpresa cuando vio que todo estaba igual y sus papas tenían la misma edad de antes de irse al país mágico. Ella se preguntó cómo había pasado eso y es que lo que había sucedido es que cuando entraba a ese paisaje todo se pausaba. Ella podía jugar allí durante años,  pero nunca envejecían.

Pintó el paisaje de nuevo, llamó a toda su familia, amigos, vecinos, etc., prácticamente a todas las personas que conocía ella y les dijo que se metieran en ese nuevo mundo, que en ese paisaje nunca iban a envejecer. Todos se metieron y ella también, ahí se estuvieron jugando, leyendo y divirtiéndose. Los animales salvajes no hacían daño, ellos se montaban en los elefantes, leones, tigres cebras, todos los animales salvajes que había en el mundo, pero un día el paisaje se abrió, pero ellos no querían irse, allí eran aún más felices. Todos dijeron que querían que el paisaje se cerrara para siempre. El paisaje era tan inteligente que les hizo caso, absorbió las pinturas de Mariana y le dijo:

– “Esta es la llave para regresar a tu casa”.

Mariana las guardo y dijo:

– “Pero yo creo que nunca las voy a necesitar pero por si acaso las voy a guardar, solo por si acaso tengo un problema o algo parecido”.

Un día paso algo muy malo, los animales se volvieron agresivos, así que corrieron a abrir el paisaje y volvieron a su hogar, ese día Andrés quemó el pincel y desapareció por completo. Mariana aprendió que es mejor envejecer que vivir en un mundo donde no pase nada.

FIN

– Valores del cuento: tolerancia, amabilidad, honestidad.

Datos del Cuento
  • Categoría: Infantiles
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