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EL CIRUJANO

El Dr. Villagrande miró a su alrededor antes de finalizar la operación y al ver los aduladores rostros que lo rodeaban ahogo un suspiro. Hacía ya 20 años que era cirujano y siempre lo sorprendía la estupidez de la gente. Al volver a centrar su atención en la incisión con un hábil movimiento invirtió el muñon del apéndice recién cortado y cerró la jareta. Hizo una revisión rápida y asertiva para descartar hemorragias y luego de darse por satisfecho procedió a cerrar por planos y antes de finalizar se alejó de la mesa, indicándole al primer ayudante que terminara de suturar la piel.
-Gracias-dijo como despedida.
Luego se dio media vuelta y salió del pabellón por la puerta principal. Cruzó el pasillo y llegó al vestidor en donde, al estar solo, relajo sus facciones y su mirada adquirió una inusitada dureza. Se sacó la ropa de pabellón, de toscas telas, y se vistió con su acostumbrada elegancia: pantalones y camisa de marca, zapatos negros, lustrosos, y una corbata de vistosos colores . Miro la hora, las 19:30...se alegró al saborear el término del turno. Bajó las escaleras y entró a la sala de médicos: En ella, mirando la tele, estaba solo el neurocirujano, el Dr. Shmidth.
-Estuvo tranquilo, solo hubieron 2 apéndices- le dijo a Peter Shmidth.
-Sí , el único paciente inestable es el niño que atropellaron- dijo Peter, mientras se rascaba la entrepierna..
-Bueno, es que el huevón que le dio el topón debe ser un animal.-
-Sí, no he logrado que suba más de Glasgow 7-
-Mmm...Déjalo encargado al otro turno-
-Seguro ...Y...¿Mañana a la Fach?.
-Sí, dijo Villagrande- por eso me voy un poco más temprano, voy a aprovechar de pasar al supermercado-.
-Chao Ernesto, nos vemos el martes-
El Dr. Villagrande salió de la sala de médicos y camino con paso seguro por los pasillos de la posta hasta llegar al ascensor, donde esperó que se abriera. Al subir se encontró con Adelaida, la auxiliar de Cirugía quién , aunque más joven que él, le coqueteaba abiertamente, cosa que agradaba al maduro profesional.
-Hola Doctor-le dijo, parpadeando rápidamente-
-Hola mi cachorrita perfumada- dijo Ernesto, aprovechando que no había nadie.
-Ay, sabe que la señora de la celulitis esta toda agitada y no deja dormir al resto de los pacientes.
-Bueno pero el residente debe haberle dejado algo-
-Sí, si ya le pusimos una ampolla de Haldol pero todavía no se duerme-
-Bueno, hay que esperar que le haga efecto...y ¿adonde va ahora?.
-Voy al Laboratorio, a buscar unos exámenes que me encargo el Dr. Sánchez.
-Ya, sea buena y no se quede conversando.
-Sí doctor, Hasta luego- dijo al bajarse.
-Hasta luego-
El Dr. Villagrande siguió hacia el Subterráneo y al salir del ascensor recorrió rápidamente el trecho que lo separaba de su automóvil. Mientras caminaba silbaba la overtura a la ópera Carmen y al abrir el portamaletas dejo con cuidado su maletín y su delantal. Luego de cerrarlo se subió al asiento del chofer, cerró la puerta y encendió el auto, lo echo a andar y sorteo con habilidad las filas de vehículos estacionados. Al llegar a la entrada saludo familiarmente al portero y luego procedió a unir su vehículo a la marejada de autos que corrían raudos por Diagonal Paraguay. Mientras manejaba tomó con la mano izquierda el celular, que estaba en el asiento del lado y marcó un número de memoria.
-Alo, mi amor, si, todavía estoy en el turno, se complicó la apendicitis, así que me voy a atrasar...sí, mañana compro el costillar para el asado del Sábado....sí, hasta más tarde, Chao-
Siguió avanzando por la avenida y luego desembocó en una callejuela lateral donde vendían licores y cigarrillos. Estacionó y se bajó del auto.
-Dame un Kent Premium-le dijo, al entrar, al encargado.
-Claro-
-Y tambien un Whisky..a ver.. ¿tienes Ballantimes?
-Sí doctor-dijo el empleado, quién ya conocia a Villagrande
-Bueno, eso y una Cachantún con gas-
-¿familiar?-
-Sí.-
El empleado se dirigió a la trastienda mientras Villagrande vio que estaban dando Fútbol por la tele.
-¿Quién va ganando?-preguntó.
-Colo-colo va ganando 2-0-
-Ah, eso esta bien-dijo con delectación
-Tome doctor, lo que pidió-
-¿cuánto salió?-
-Diez mil trecientos pesos-
Villagrande sacó el dinero de su billetera y se lo paso al empleado, quien marcó en la caja registradora y le dio el pedido junto con el vuelto.
-Hasta luego doctor-
-Chao-
Al subir nuevamente a su auto el doctor encendió un cigarrillo y aspiro con delectación el humo, puso la bolsa en el asiento trasero y acto seguido introdujo un compact en la radio del auto.
-Everybody comes to Hollywood..-sonó por el stereo
Enfiló el auto por Diagonal Paraguay y al llegar a Vicuña Mackena doblo a mano izquierda y en Plaza Italia tomo la mano derecha y siguió hacia 11 de Septiembre. Al llegar al cruce con Pedro de Valdivia comenzó a andar más despacio, buscando algo. Su mirada iba y venia en los grupos de adolescentes que cubrían las aceras hasta que los faroles iluminaron una atrevida silueta femenina. El doctor aparcó el auto y al abrir la ventanilla asomo dentro de esta una cara profusamente pintarrajeada.
-Hola lindo…-le dijo.
-Hola Cachorrita, le dijo el doctor- ¿Quieres dar un paseo?-
-Claro que sí cariño.-
La prostituta subió al auto y el Dr. Villagrande lo puso en marcha. Encendió un cigarrillo y le ofreció uno a la mujer, la que después de la primera fumada lo dejó con una fina orla carmesí.
-¿Te quieres relajar lindo?.
El doctor sonrió y acarició suavemente una de las torneadas piernas enfundadas en una liga negra.
-Y Cachorrita, ¿Cómo ha estado la noche?.
-Eres el primer cliente cariño, así que te voy a dar un trato especial…¿A dónde vamos?.
-Conozco un lugar-, dijo el doctor.
Siguió manejando hasta llegar a sectores más populares de la capital. Aparco en un sitió eriazo. Madonna seguía sonando por lo parlantes.
-¿Quieres un trago?-Preguntó
-Claro-dijo la mujerzuela.
El doctor se inclinó hacia el asiento de atrás y luego, con un movimiento brusco, saco un paño mojado en eter con el que tapó la boca y nariz de la meretriz; la mujer, sorprendida, trató de defenderse y de arañarle la cara pero Villagrande se lo impidió y con manos fuertes supo mantener el paño en su sitio hasta que la mujer dejo de oponer resistencia y quedo exánime. Ernesto la examinó rápidamente y al ver que estaba profundamente dormida se bajo del auto y lo rodeo para llegar a la puerta del copiloto, la abrió, saco el cuerpo indefenso y lo arrastró unos metros hasta un lugar apartado, donde una tapia semiderruida impedía que llegara la luz. Trabajosamente le saco el peto, los sostenes negros, el portaliga, los calzones y las medias hasta dejarla desnuda…la contemplo así, completamente inerme a la luz de las estrellas hasta sentir como la exitación lo invadía. Rápidamente se devolvió hasta su auto, abrió la puerta trasera y extrajo de su maletín un bisturí de acerado filo. Se dirigió al cuerpo y poniéndolo boca arriba le practico con mano segura una pequeña incisión en el abdomen, luego se bajó los pantalones y acostándose sobre el cuerpo lo penetró por el agujero que había hecho, separando los tejidos y las vísceras. Se movió espasmódicamente acabando con un largo resuello y cubrió la cavidad peritoneal con su esperma. Se limpió el miembro ensangrentado en los calzones de la puta y después se subió los pantalones. Sin mirar el cuerpo se dirigió a su auto, entro en el vehículo y enfiló hacia su hogar, para reposar del estrés le producían los turnos de Urgencia.
Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
  • Media: 5.68
  • Votos: 41
  • Envios: 4
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
mafalda
invitado-mafalda 07-12-2012 00:00:00

HE BUSCADO UNO Q M GUSTARA Y LO ENCONTRE Y SOY DE CHILE IGUAL XD

sergio
invitado-sergio 15-05-2004 00:00:00

Este cuento es claramente un fiel reflejo de la realidad medica chilena

Eduardo
invitado-Eduardo 02-03-2004 00:00:00

mui bueno el cuento, eso si, faltó ampliar mas la parte del asesinato y lo que paso despues. bueno, chao.

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