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Categoría: Terror

Don Fito

La primera noche que el viejo Fito despertó sudado y con sus manos inquietas tubo que decir lo que soñó porque sintió que así debía ser. Zulema, su mujer, quiso tranquilizarlo pero fue inútil.
-¡¡¡Se quema la casa del Oscar!!! –dijo Fito sentado en la cama con los ojos salidos de orbita.
Su señora no entendió nada y comenzó a asustarse.
-¿Qué te pasa viejo?
Don Fito, en pijamas, salió corriendo a lo de Oscar que vivía a unas quince cuadras. Para sorpresa de todos los que oyeron los gritos desesperados del viejo, en la casa de Oscar se estaba iniciando un incendio, en la cocina, que gracias a Don Fito pudo ser apagado antes de que llegara a mayores. Todo cambió a partir de ese momento. Los sueños de Fito se repitieron casi todas las noches, después del incendio fue un robo a tres casas de la suya. Fito se despertó sudado, le contó lo que había soñado a su esposa y fue hacia el teléfono dando aviso a la policía que primero no le creyó una palabra, pero después comprobó que unos jóvenes merodeaban una casa con intenciones delictivas. 
El pueblo comenzaba a rumorear sobre el extraño poder de Don Fito y ni el ni su mujer pudieron impedir que la gente se acercara a toda hora. Algunos pasaban a saludar y otros a ver si Fito podía tirarles un numerito para la quiniela. Hicieron de él una especie de adivino. 
Cada vez que el viejo despertaba a Zulema era para contarle acerca de otro sueño que anticipaba una desgracia. Una noche, Fito dijo que Néstor, el panadero del pueblo, corría peligro de muerte. Lo había soñado reventado dentro de su auto en la ruta luego de chocar con un camión. Y así fue como Zulema avisó por teléfono a Marta, la esposa de Néstor, para que este no usara el coche. Efectivamente, hubo un accidente de transito a la mañana causado por un camión que perdió el control y el panadero salvó su vida. El extraño poder de Don Fito fue tomado como una bendición, sus sueños fueron tema infaltable en todas partes, a toda hora.
Pero no todos los sueños resultaron una bendición. Cuando Don Fito soñó como su mejor amigo moría electrocutado no hubo manera de impedirlo. Zulema se comunicó con la familia pero el tipo había partido temprano hacia su trabajo y para cuando lo encontraron fue tarde. Los hechos desgraciados se repitieron con frecuencia, Zulema escuchaba atentamente el sueño de su marido y ambos buscaban por todos lo medios advertir lo que pasaría solo que a veces era imposible. 
Pasaron varias semanas y los sueños de Fito dividieron al pueblo. Estaban quienes lo adoraban y otros que lo maldecían, para muchos el era un mensajero de Satanás. Una noche Don Fito despertó confundido, sin poder recordar su sueño aunque sabia que era espantoso. Por la mañana intento hacer memoria pero no pudo recordar. Estuvo inquieto hasta que comenzada la tarde su memoria recobró fuerza. Le contó a su mujer acerca de como soñó al muchacho de la esquina muriendo de una caída en la calle al amanecer. Zulema supo que era demasiado tarde y acudió con tristeza a la casa del joven. Para su sorpresa estaba sano y salvo almorzando con su madre. Comentó entonces como su marido recordó tarde su sueño y se marcho alegre. Don Fito pensó mucho, pues jamás se había equivocado y llegó a una conclusión; ese había sido el único sueño que no había contado a tiempo. Si callaba sus sueños, tal vez nada sucedería. El pueblo también saco conclusiones y se corrió la noticia de que Don Fito no evitaba desgracias, sino que las causaba. Muchos enfurecieron y hasta se hizo una reunión secreta para hablar del asunto.
Una noche el viejo tuvo otro de sus sueños pero esta vez no dijo nada. Lo que soñó lo asusto muchísimo pero mantuvo el silencio. A la mañana siguiente no le comentó nada a nadie y dejó que viniera la noche. Fue poco lo que cenó y pasó un buen rato comiéndose las uñas. Su mujer le preguntó si aquello sucedería en la noche y el asintió con la cabeza. Antes de acostarse, Fito sintió unos ruidos en la puerta y en las ventanas. Advirtió que estaban cubriéndolas por fuera con gruesas maderas y sintió un fuerte olor a nafta. Oyó vidrios romperse y vio botellas de nafta que se colaban por huecos en las ventanas. La casa entera comenzó a incendiarse. Escuchó como la gente reía y lo insultaba. Zulema se aferró a él y ambos intentaron buscar una salida antes de tragar demasiado humo pero no pudieron salir. Lo último que hizo Don Fito fue sujetar fuerte las manos de su esposa y contarle su sueño, eso que lo asusto tanto, el último…
A la mañana siguiente el incendio en la casa de Don Fito no fue noticia comparado al paso de un feroz huracán que destrozó todo a su paso. El pueblo entero quedo hecho trizas y decenas de personas murieron. La fatal inundación dejó la zona inhabitable por mucho tiempo. Pasaron varios años para que olvidaran lo sucedido esa madrugada donde la tormenta hizo de las suyas. 
Cuando los nuevos habitantes observan los escombros que fueron la casa de Don Fito culpan al huracán pero los que conocen la historia dicen que no fue el huracán, fueron los sueños…

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