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Descubriendo la Navidad

~~Había una vez un lugar llamado Villa Mágica. Allí vivían toda clase de criaturas maravillosas, entre ellos un pequeño pueblo de elfos en donde no había llegado nunca la Navidad. Todos estaban muy tristes hasta que un día algo extraordinario ocurrió.

Un frío día de invierno, tres elfos, Turlond, Tarmiso y Termino, se dirigieron a un viejo bosque donde nadie se atrevía a entrar desde hace muchos años. Había una leyenda muy antigua que decía: “El que logre pasar el bosque, encontrará una cosa muy valiosa.”

Ellos iban con miedo, inseguros, nadie había entrado nunca en aquel lugar. Sólo sabían que había algo, pero no sabían si era bueno o malo.

Mientras se dirigían allí oían ruidos: parecían voces de personas y risas, pero no pudieron ver a nadie alrededor. Turlond, Tarmiso y Termino empezaron a sentirse contentos y alegres de manera inexplicable. El miedo les abandonaba poco a poco según iban avanzando por el bosque.

Según iban caminando se quedaban más impresionados: los árboles les saludaban, las ardillas les seguían, los ciervos les acariciaban. ¡Los animales hablaban! Llegaron a un sitio donde había muchos regalos, todo era ilusión y felicidad. Un pequeño hombre con barba blanca estaba ahí, vestido con un atuendo rojo y un gran gorro en su cabeza.

Tarmiso, el elfo más joven, dijo:

-Hola, somos los elfos que se adentraron en el bosque para encontrar el tesoro que hay al final del camino, ¿quién eres?

-Soy Papá Noel, os llevo esperando mucho tiempo, y ahora que por fin habéis llegado hasta aquí os daré algo muy especial.

En ese momento, Papá Noel les entregó el regalo más valioso que tenía, tres pequeñas campanillas mágicas.

-Ya podéis volver a vuestro pueblo, en cuanto estéis ahí tocad cada uno de vosotros la campanilla que os he regalado.

Los elfos agradecieron el regalo de Papá Noel, aunque no llegaron a entender muy bien para qué servían las campanillas.

Al volver al pueblo no se pudieron ni imaginar lo que iba a suceder. Al tocar la primera campanilla, los árboles se encendieron con unas hermosas luces y todo quedó nevado. Al tocar la segunda las calles se inundaron de felicidad y alegría, y finalmente, al tocar la tercera, en cada casa del pueblo aparecieron una gran multitud de regalos.

Nuestros queridos amigos no se lo pudieron creer, fue el inicio de la Navidad en Villa Mágica. Todos recibieron la felicidad y la magia que siempre estuvieron esperando, y al alzar su mirada al cielo pudieron ver un pequeño trineo volador que dejaba una preciosa estela dorada en el firmamento.

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