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Categoría: Románticos

Cuentos para unos cuantos...

Apenas la luz llegaba a mis ojos, saltaba de la cama y luego de un somero baño, partía con una rosa en la mano hacia la casa de una chica la cual yo estaba enamorado... lo extraño de todo es que no lo sabía... estaba en el paraíso... caminana por las calles aún desiertas de la ciudad y en mi andar uno veía de todo... como peleas de perros; cuerpos de hombres tirados en la calle; mujeres desgreñadas, con rostros pálidos y descompuestos... una que otra vez encontraba un viejo árbol y en sus ramas un bello pajarillo que me preguntaba qué hacía tan feliz y temprano por calles tan peligrosas... le contestaba que iba a despertar a una hermosa chica que no sabe despertar... ¿y entonces, no despierta?... no, aún, no, pero sigo tratando que despierte... ¿y la rosa?... le gusta, le gusta mucho, se lo dejo en la puerta de su casa y una anciana se la lleva a su cama... ¿la has visto alguna vez?... ¡nunca!... el ave se elevó por lo cielos y desde la profundidad de las nubes cayó de los cielos una lluvia que no parecía parar... corrí para cubrir mi rosa... seguí así hasta llegar a la casa de mi bella durmiente... puse la rosa en la puerta y luego, empecé a cantarle la misma canción... muy delicadamente, pero, del fondo de mi alma... seguí así hasta que la lluvia dejó de caer... volví a mi hogar y en mi viaje me encontré con el ave... me miró y me siguió hasta llegar a mi hogar... ya en ella, volví al trabajo...

El ave siguió persiguiéndome hasta llegar la noche, luego, desapareció... volví a mi hogar y en mi camino busqué la flor mas hermosa... esto lo hacía por muchos años y años... ya contaba con mas de sesenta, pero seguía en ello... apenas encontraba mi flor, ella me miraba a mí y doblando un poco el cuello de sus pétalos, parecía decirme que la llevase, que no hay mas hermoso testigo que el de ser parte de un sueño o un cuento... la cogí y delicadamente corté su cuello...

A la mañana siguiente desperté con mi flor en la mano... me levanté y apenas di unos pasos, noté que mi cuerpo se había quedado en la cama... ¿habré muerto?, me dije... el ave del día anterior se puso frente a mis ojos y me dijo que había conversado con el señor de los cielos y la tierra y que le daba permiso para viajar a través del alma y así poder conocer y también despertar a mi bella durmiente...

Ya en su casa, entré junto al ave para verla y también despertarla... entré por un corredor junto al ave... al fondo de un pasadizo de color amarillo y tras una puerta de gruesa y vieja madera se sentía los palpitos de una persona... entré y pude ver a una  mujer de cerca de sesenta años sentada sobre un escritorio, escribiendo con una pluma sobre una ruma de papeles... me acerqué por curiosidad... pude leer una historia que trataba de un muchacho que diariamente llevaba una rosa a las puertas de su casa...

Seguí mis pasos, mejor dicho, seguí el vuelo del ave con mi rosa en la mano

Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 27962
  • Fecha: 05-09-2013
  • Categoría: Románticos
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5460
  • Valoración:
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