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CELOS, CELOS...

Y pensar que le amaba con toda mi alma. Si el maldito me pedía que me arrancara el corazón, lo hacía con gran placer. Así sucede cuando una está loca por uno de esos que se entregan a mi cuerpo con una pasión infinita.

Recuerdo la última vez que hicimos el amor, fue deliciosamente terrible. Nuestros dientes se desintegraban como hielo ante el fuego de nuestra piel... Estábamos en el infierno y el cielo, éramos como dos demonios jugando a ser angelitos, hasta que todo se apagó como ese cigarro que siempre tenía en sus labios después de estar retorcidos como sierpes.

Y ahora, que hace más de veinte años no le veo, me siento sola, triste y más vacía que caverna sin una sola piedra... Sí, así me siento hoy...

Aún conservo sus cartas, sus escritos que me enviaba semanalmente durante diez años y que cuando los releo me hacen sentir el calor y el aroma de su cuerpo, cuando estábamos embutidos en aquel cuartucho que apestaba a mierda, nuestra mierda...

Dios, cuanto lo siento en sus letras, en sus poemas, en cada foto que aun conservo de él... Si hubiese tenido el poder de dar mi vida por que aquellas fotos cobraran vida, lo hacía… De qué vale la pena vivir si no tienes alguien a quien amar con toda el alma…

Pero tuvo que pasar aquella desgracia cuando, después de tanto tiempo, volvió a mi vida, diciéndome que tenía que irse nuevamente, y dejarme por un tiempo sin medida… Aquello fue como un puñal al rojo vivo incrustándose en mi alma, sintiendo que mi corazón reventaba como mil fuegos artificiales, originando que todo mi ser llore y llore como una puta triste, mientras él, se compadecía como un espectador de nuestros sentimientos…

¡Maldito seas!

Por qué tuviste que lamentarme cuando no hay nada más delicado y hermoso que el recuerdo, que con lágrimas del corazón enmarcaba nuestra dulce historia…

Será por ello que sentí que mis manos cogían el filo de un puñal y, sin saber si era yo, o mis heridos sentimientos, quien le incrustaba una y otra vez en su hermoso cuello aquel plateado instrumento… En verdad, no lo sé con certeza, quizás sea verdad lo que dicen de mi, que estoy loca, que perdí la razón para siempre… No lo sé, ni me importa.

Y pensar que le amaba tanto… Y dicen que fui yo quien le arrancó la vida, quien le sacó su corazón con sus uñas y dientes y se lo tragó para que nunca más se fuera de su vida… En verdad, no lo sé ni me importa, lo único que sí importa es el recuerdo de sus labios, de su piel, y el sabor amargo cuando los latidos de su corazón explotaron bajo mis dientes y mis labios…



Surquillo, enero del 2005.
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 13008
  • Fecha: 19-01-2005
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.87
  • Votos: 55
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1945
  • Valoración:
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