Me pregunto si ella existe, me pregunto si acaso tiene materia, sustancia.
Tal vez quien me respondía era una computadora con inteligencia artificial.
Preguntaba esto y ella contestaba... abría aquel tema y ella lo seguía.
Pero estaba solo... me dijo que ella era tan solo un sueño.

Llevo tiempísimo creyendo que existía.
Corrí al espejo a ver si yo existía... mi imagen estaba allí. Entonces soy el único que existe... porque ella no.
Me dijo que estaba llorando... me pregunté ¿quien?, si no existe.
No existe pero llora... me está volviendo loco.
Tiene forma de mujer y habla; pero si no existe... ¿cómo me puede hablar?
Es una mujer de humo... nunca podré tocarla.
¿Cómo pude enamorarme?
Es que ese humo me entró en los ojos y no veo las cosas...

Observar extasiado una flor y pensar en ella... ¡Solo a mí se me ocurre!
Te amo pero no existes... ¿Quién me escribía entonces?, ¿A quien le contestaba yo?
Hubiera jurado que eras real.

Amar a “nadie” no tiene sentido... debo cambiar, ver mi entorno, disfrutar salidas con otras que tienen un cuerpo al cual abrazarme.

Voy a contactar la “realidad”. Aceptaré la invitación de Cindy. Besaré sus labios que no serán los tuyos, la abrazaré bailando, sentiré su cuerpo, acariciaré sus cabellos que son del mismo color y largo que los que tienes.
La amaré por la noche y en la mañana antes que ella despierte... secaré mis ojos.
Me repetiré que ya no te amo y sonreiré al salir el sol.