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Álex, agente sin precedente

Alex estaba una vez más regresando a casa de la escuela, pensando en sus propios asuntos, sus propios problemas cuando un hombre lo interceptó.
Era un hombre alto, de piel morena y cabello corto muy bien peinado, vestía una chamarra de cuero café y llevaba puestos unos lentes de sol que se quitó al captar la atención de Alex.
Alex le llegaba al cuello, pues era realmente mucho menor que él. ¡Pero lo reconocía!. Era un policía y sabía que lo estaba buscando. Si, Alex era un criminal. Pero no pienses que nuestro pequéño héroe era sólamente un vil delincuente. No, él había cometido algunos actos ilegales pero habían sido más justos que nada, tenía sus razones para haber saqueado la casa de aquel niño al que todos detestaban por hacerles la vida imposible. Simplemente deseaba justicia, y sabía que por cosas así la ley no lo iría a castigar y sus padres lo tenían consentido, por eso hizo eso. Pero volviendo a la historia, el hombre quedó mirándolo.
- No pensé nunca que fueras tan jóven para hacer éste tipo de cosas -Dijo algo anonadado. Sabía que Álex no huiría, pues sería inútil y haría escándalo, algo que había evitado mientras hacia sus maldades. Solía dejar una marca que lo caracterizaba cada vez que hacía algo, que robaba algún lugar. Tal vez por eso lo hayan encontrado, tal vez por la relación que había en los robos, pues nunca dejó una sola pista. Ni huellas digitales ni restos de movimiento.
- Nunca se es jóven para nada -Dijo Álex, tratando de ocultar su miedo. Sabía que ahora si se enterarían sus padres, que ahora si iría a parar en la correccional y sus padres le pierdan en adelante la confianza que le tenían, aquel orgullo que por él tenían, pues era aún buen alumno.
- Ciertamente, eso veo -Dijo tranquilamente el hombre. Estaban en un lugar algo árido por el que iban y venían bastantes autos, todos con camino a la escuela. No estaba esa parte pavimentada, era de tierra y el aire no ayudaba en nada. Álex tenía los ojos llorosos y la boca seca.
Pero llegó un auto flamante al lugar en que ellos estaban, conducido por una mujer de cabello negro y piel blanca, también bastante alta, vestida de negro y con lentes de sol.
El hombre hizo un además con la mano como invitándolo a entrar en el auto. Los dos sabían muy bien lo que estaba pasando.
Datos del Cuento
  • Categoría: Estudiantes
  • Media: 5.37
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Mario Alberto
invitado-Mario Alberto 24-05-2004 00:00:00

Buen principio, espero la continues, tienes nombre de ganador, no la cagues.

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