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¿Santa, Eres tú?

Era la noche antes de Navidad, Camila había ido a dormir temprano, pues su padre le dijo que debía hacerlo para que Santa pudiera entrar a dejar sus regalos. Con mucha ilusión la pequeña esperaba en su cuarto sin poder cerrar los ojos mientras los adultos seguían con la fiesta. La celebración duró por varias horas, en las que por fin Camila cayó profundamente dormida.



En la madrugada despertó por un ruido que venía del techo, fuertes pisadas le arrebataron el sueño, de inmediato se incorporó de la cama pensando – ¡Santa!, por fin llegó Santa –, aunque sabía de sobra que no debía bajar por las escaleras para espiar a Santa, la curiosidad fue mayor y lo hizo. De puntitas, con pasos pequeños, apenas respirando, vio a través de la puerta del cuarto de sus padres y ellos estaban rendidos, después de haber bebido tanto no había poder humano que pudiera despertarlos.



Con tal confianza la niña bajó las escaleras hasta la estancia, los pasos aun resonaban en el techo, debía ser alguien bastante pesado pues las pisadas sonaban muy fuerte. En un instante algo bajaba por la chimenea, desprendiendo hollín al por mayor, la vista de la pequeña se nublaba un poco, pero esperaba casi saltando la llegada del hombre regordete. Le parecían eternos los segundos, hasta que por fin pudo ver un par de piernas que colgaban desde el hueco frente a ella, el polvo la hizo toser, y las piernas parecieron recogerse. Viendo perdida su oportunidad la niña dijo: – ¿Santa eres tú? –, pero no obtenía respuesta, por lo cual insistió: – Prometo no mirar si sales de ahí –, y al mismo tiempo se ponía las manos sobre los ojos. Por unos segundos hubo silencio, las piernas se vieron de nuevo colgar en la chimenea, pero esta vez junto con ellas vino un cuerpo completo, era una criatura delgada, de color gris opaco, su rostro apenas se distinguía con unos trazos extraños, caminaba encorvado, parecía dificultársele permanecer sobre sus piernas, así que se tiró sobre sus manos quedando en cuatro patas. Alzaba su cabeza, como si tratara de percibir algo en el aire, oliendo la alfombra, hasta encontrar un rastro que lo llevó directo a la niña, que permanecía inmóvil en medio del salón, con los ojos tapados.



La criatura rodeó a Camila varias veces, le respiraba tan cerca que le alborotaba el cabello, cuando estaba a punto de tomarla por el brazo, la madre se levantó haciendo un escándalo tremendo, la criatura emitió un chillido y se fue velozmente por la chimenea. Cuando la madre bajaba a la cocina para buscar un poco de agua después de haber vuelto el estomago vio a la pequeña parada en medio de la habitación, inmóvil con las manos sobre los ojos. Y cuando la madre le descubrió la cara, la niña estaba muy contenta, saltaba alrededor diciendo que Santa había estado en casa. El Padre se despertó con los gritos y cuando encendieron la luz, vieron un rastro de huellas negras por toda la alfombra, que extrañamente tenía solo dos dedos.



Camila disfrutó de sus regalos, para ella había sido Santa, y encontraba extraña la actitud de sus padres que después de ese día se resistían a dejarla sola.


Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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