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"Secuestro Express"

¿Sabes lo qué es un “Secuestro Express?

Pues yo, ¡Si!.

El vienes 23 salí de la oficina con la idea de cumplir una cita con una de mis hijas con la que acordamos reunirnos en las afueras de La Torre Mayor.

Juzgué fácil trasladarme en Micro Bus y esperé en la esquina de Sierra Gamón y Paseo de las Palmas durante quince minutos. Al acercarse la hora de la cita opte por abordar un taxi

Siempre cuido que las placas inicien con “L” o con “S”, evitando así los llamados “Piratas”.

Esperé que fuera un vehículo de cuatro puertas y al llamar su atención y detenerse, me dispuse a abrir la puerta delantera a lo que el conductor me indicó que;

< El asiento está descompuesto y no se puede hacer para atrás, mejor súbase atrás. >

No le presté importancia y lo aborde por la puerta trasera.

Le indiqué el lugar a dónde deseaba me trasladara, preguntándome la ruta a seguir. Le dije que se fuera por Paseo de la Reforma y así lo hizo.

El trafico era el común de un viernes por lo que me dispuse a leer el libro en turno y de esa manera aprovechar el tiempo que tardaríamos en salvar el trayecto que aunque corto en distancia, pronosticaba un buen tiempo.

El tráfico fue bastante denso hasta el Auditorio Nacional y después se transformó en más fluído.

Al pasar frente al Museo Tamayo el auto se detuvo lo que llamó mi atención, dejé de leer y volteé hacía el frente notando que un triciclo de ventas transitaba vuelta de rueda y que aunque el transito no era abundante, ciertamente no podría evadir, saliéndose hacía la izquierda.

Retorne mi atención a mi lectura y cuando menos lo esperaba sentí como se abrieron las dos puertas laterales traseras e inmediatamente lo abordaron dos tipos, uno por cada lado. El tipo de la derecha me rodeó el cuello y me forzó a agacharme no sin dejar de proferir toda una letanía de improperios y groserías, entre otras cosa inició su amenaza con;

< Haste para allá, nos viene siguiendo, acabo de darle un plomazo a un Gabacho que se puso necio aquí afuera del Museo, agachate, agachate quitate los lentes, no hagas nada >.

Solo me percaté que el taxi viró hacía la derecha como tomando rumbo al sur por el Circuito Interior y a partir de ese momento perdí la noción de orientación ya que en todo momento me mantuvieron agachado y con los ojos cerrados. Me pidieron cartera, la cual no uso, sin embargo, ese día traía dos tarjetas bancarias, Bancomer (De crédito) y Banamex (De débito). Me preguntarón los números de NIP.

< ¡Deme los NIP’s, Hio de la Chingada! >.

¡Ah! Siempre se dirigió a mi persona de “Usted”. En eso le dije;

< Espérame, espérame, te voy a solicitar que no digas groserias, no es necesario, ¿Te parece? >.

Al llegar a un “alto” se dirigió su cómplice o sea el tipo que se subió por la izquierda y le dijo

< Pásate para adelante pareja >.

Esto sin siquiera abrir los ojos.

< Está bien “Don”, perdóneme sí es que lo ofendí. Discúlpeme, mire le hablo de “Usted” porque es como sí fuera sí padre >.

¡Guacala!. Pensé.

< Mire, no me diga mentiras ya que de cualquier manera me va a decir los NIP’s >.

< Mira el de Banamex es; . . . . , pero el de Bancomer no tiene >.

< Siempre tienen, cuando le dan una tarjeta siempre le dan un NIP. Me lo dice o . . . me lo dice >.

< Pero no tiene >.

< ¿Por qué? >

< Nunca lo he ocupado, no lo he necesitado >.

< ¿Cuánto puedo retirar de esta? >

< ¿Cuál?. No sé cuál es >.

< Banamex >.

< Ah, puedes retirar . . . . (tanto) >.

< Bueno. Pero es “Perfiles”, así que tiene cheques >.

< No traigo cheques >.

< ¿Dónde los tiene?. Aquí dice que vive en la calle . . . , número . . . ¡Vamos por la chequera! >

Llegamos a mi domicilio y me esperaron a que saliera con la chequera. No entraron. Me esperaron en el taxi.

Afortunadamente no había nadie en casa.

Para esto ya me habían esculcado y me habían quitado billetes y monedas.

Salimos y fuimos a una Casa de Cambio. Para esto el otro tipejo se había bajado del taxi y mediante comunicación celular le informó que ya había retirado y además de cuánto era el saldo. Hice un cheque al Portador por la cantidad que me indicó. Todavía le pedí que me dejara algo de saldo para que no me cobraran cargos y . . . accedió.

No me percaté de la ubicación de la Casa de Cambio pero cuando llegamos ya lo estaban esperando, supongo que su cómplice el que había retirado con la tarjeta.

De ahí fuimos a alguna tienda y se bajó uno de ellos y salió con un “boucher”. Solo me permitieron ver el lugar para la firma. Después me enteré que “Compré” un televisor de $46, 000.00 del que no tengo ni la factura.

Durante todo este tiempo estuve platicando con el tipejo que se quedó en espera del telefonema de su compinche y hasta me atreví a darle unos consejos. Me permití pedirle permiso para decir una oración y hasta lo invité para que me acompañara en la misma. Hasta ese momento me di cuenta que podía darme un golpe, herirme o hasta matarme y fue cuando sentí miedo, pensé en mi familia y traté de reconciliarme con mi DIOS. No aceptó orar pero si me lo permitió. Alguna vez escuché que en una relación similar, las dos partes llegan a identificarse y puede entablarse una real comunicación dando como resultado que el trato deja de ser violento y existe un alto porcentaje de que el daño no sea físico pero el Psicológico es, créanme tremendo.

Regresó y solo oí.

< ¡Hecho pareja! >

< Bueno Don ahora lo vamos a dejar y cuando se baje, no volteé para atrás, camine unos ciento cincuenta pasos sin voltear hacía atrás porque lo voy a estar vigilando >.

Le pregunté qué sí me iba a dejar cerca de una estación del Metro y me dijo qué no me preocupara ya que me iba a “Soltar” en una calle donde pasan los “Micros” y las “Combis” y que no estaba muy lejos una estación del Metro. Todavía le pregunté qué sí me había dejado mis boletos para el Metro (siempre tengo dos boletos para cualquier emergencia), y me dijo que me los regresaba. No me dejo nada, ni una moneda.

Antes de bajar del taxi me dijo;

< Al taxista me lo llevo porque tenemos otras cosas que hacer. (¿?) >.

Me bajó del taxi y me puso mis lentes, me dio una palmada y casi gritando me dijo;

< ¡Nos vemos mañana!. Cosa que afortunadamente no sucedió >.

Caminé como una cuadra sin identificar el lugar en el que me encontraba. Vi a unas personas que estaban hablando por teléfono y les pedí que me regalaran una llamada ya que me habían asaltado. Accedieron e inclusive uno de ellos marcó el número al que me comuniqué.

No me contestaron. Empecé a caminar para orientarme y cuándo me ubiqué empecé a caminar sin tarjetas, sin dinero, sin tarjeta para teléfono la cual nunca cargo, sin boletos para el Metro, pero con mi libro, hacía el domicilio de mi medico. Caminé por espacio de una hora más o menos

Al arribar me comunique con el Servicio a Clientes para cancelar mi tarjeta Banamex ya que la de Bancomer me la regresaron.

Hoy lunes me enteré que mi saldo en Banamex es de $1 000.00 (así no me cargan Gastos por Manejo de Cuenta), ¡Gracias señor Ladrón!. Esto demuestra que aún hay almas caritativas. En Bancomer tengo un cargo adicional por $46, 000.00 por un aparato de televisión que nunca voy a ver y que espero sinceramente les de mucha lata o mínimo les estalle.

Moraleja:

Nunca acepten subirse a un taxi en la parte de atrás a instancias del conductor.

Carguen algo de efectivo, no mucho pero algo, porque en caso de no traer algo los señores ladrones se pueden enojar y entonces nuestra integridad física se verá amenazado.

Cambien sus tarjetas de Crédito o de Débito por la versión miniatura ya que con esta presentación no es posible retirar de los Cajeros Automáticos

Bajen su Crédito disponible en sus tarjetas al mínimo así o les podrán cargar algo que nunca vana a utilizar.

Cuando salgan a la calle . . . Encomiéndense a DIOS!. No hay de otra.
Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
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