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Categoría: Terror

**** LA ESFERA DE CRISTAL****

Cuando leáis estas líneas seguramente creeréis que se trata de una leyenda terrorifica, de un cuento para asustar a los amigos en las noches de campamento, frente a la hoguera. Pero no es así. Yo la viví en mis carnes y me cambío la vida, porque ahora sé que hay algo más allá de la muerte.

Hace dos años me puse enferma y el médico me recoméndo pasar una temporada en la sierra. Mis padres, que conocían a unos ancianos que vivían allí, me enviaron con ellos. La casa donde habitaban era una gran manción, bastante vieja y misteriosa.
No sabría decir por qué, pero enseguida noté que era un lugar lleno de una inmenza tristeza. Aparte, había algo que avivaba el suspense, una habitación que siempre estaba cerrada a cal y a canto a la que me prohibierón entrar.

A pesar de todo no sentí miedo, porque el matrimonio fue muy amable conmigo. Gracias a sus cuidados me rrecupére rápido, y al més ya estaba en la estación esperando el tren que me llevaría de regreso a casa. El anciano me había traido, pero había tenido que marcharse rápidamente, asi que me metí en una sala de espera en la que no había nadie... salvo aquella niña.

La pequeña que tenia junto a mí era tremendamente pálida y estaba de pie, mirándome fijamente. Llevaba puesto un vestido de color rosa, pero lo que más me llamaba la atención de ella es que iba descalza, ¡con el frío que hacía! Entonces me sonrió y me hizo señas para que me sentara a su lado, al lado de la estufa encendida.

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando llegué a su lado.
-¿Quieres que te enseñe una cosa?- Me preguntó, con una expresión enigmática dibujada en el rostro. Yo asenti, y ella empezó a buscar en una vieja maleta y por fin sacó una esfera de cristal.
Era un objeto precioso, porque, en su centro, se veía la figura de una niña con un vestido rosa y una esfera de cristal.

- "La hizo mi abuelo, y por eso la figura es igual que yo", me dijo, mientras yo seguía mirando el extraño objeto, como hipnotizada. De repente, escuché un fuerte pitido. "¡mi tren!", exclamé, y salí corriendo lo más rápido que pude, pero ya se había ido. Para colmo, cuando entré de nuevoa la sala de espera, la niña había desaparecido.

¿Dónde se habría podido marchar, si estábamos rodeadas por un espeso bosque? Al final tuve que llamar por teléfono al anciano, que volvío a recogerme a regañadientes.
Y aquí empezó lo soprendente, el giro de mi destino. Al llegra a casa, escuché por la radio una horrible noticia, ¡¡¡el tren que se suponía que iba a coger había descarilado!!! Además, dejaron muy claro que no había supervivientes de la tragedia.

Me quedé pensativa al darme cuenta de que si la niña no me hubiera entretenido ahora yo estaria muerta, y le conté al matrimonio con todo detalle lo que había pasado. A medida que iba contadno la histora, los viejos iban poniendose pálidos, y, al final, el anciano me dijo con brusquedad que no esperaba: -Lo siento, pero no puedes quedarte más tiempo con nosotros. Te llevare de vuelta a la estación y cogerás el próximo tren.

Al llegra a casa, expliqué toda la historia, y mi padre me confesó un secreto que me dejo helada: el anciano que me había acogido era en realidad el abuelo de la niña de la estación. Como siempre habían sido ricos, el abuelo nunca dejaba que la pequeña jugara con los demas niños del pueblo, porque los consideraba inferiores y nocivos para su educacíon.

Por esole hizo una esferade cristal para que se estretuviera. Así que la niña siempre estaba sola, con la unica compañia de ese juguete, hasta que un día se hartó y decidio escaparse de casa.
Con su maleta, su traje rosa y su inseparable esfera, la pequña llego a la estación dispuesta a coger el tren, pero jamás pudo abandonar el pueblo. A causa del frío, murió de pulmonia.

Los viejos jamas pudieron recuperarse de la desgracia: cerraron la habitación de la niña (¡¡si, esa habitación donde me prohibieron entrar!!) y para superar su dolor hicieron como si nunca hubiera existido. Entonces empezaron a oírse cosas, gente del pueblo que decía haberla visto por el bosque, por la estación. Y luego llegó mi historia: por eso me obligaron a marcharme con tanta prisa.

Angustiada, fui a mi cuarto a deshacer la maleta. Entre mi ropa, encontré la esfera de cristal de la niña. Ahora la conserbo como un tesoro, la prueba de que el espiritu bueno de aquella niña desdichada decidió salvarme la vida.
Datos del Cuento
  • Autor: Ely
  • Código: 854
  • Fecha: 21-12-2002
  • Categoría: Terror
  • Media: 6.4
  • Votos: 100
  • Envios: 15
  • Lecturas: 3083
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Crystal I
invitado-Crystal I 23-03-2004 00:00:00

hoy lo he vuelto a hacer y, al igual que la primera vez, la historia me gustó mucho pero, si me lo permites, a mi me hubiera gustado más con un poquito más de detalle en algunas cosas. Por cierto échale un vistazo a algunas de las palabras que al escribirlas se te coló el no poner espacios. De todos modos quiero darte mi felicitación porque, de verdad, me pareció muy buen relato. Un saludo "La esfera de cristal" de Ely

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