¿Contar una Historia? No es tan fácil, ¿una historia feliz? Recuerdo el día que corriendo por la calle para tomar el bus no miraba a donde iba pues mi atención toda estaba puesta en el colectivo que estaba a punto de partir, de repente un violento impacto, una lluvia de papeles, un paraguas que yo no cargaba y una chica entre mis brazos hacían un todo conmigo con destino seguro al pavimento, todo fue repentino, así que cuando pude pensar en lo ocurrido solo alcancé a notar que la chica sangraba copiosamente por la nariz mientras me gritaba -ESTUPIDO, mira por donde andas- yo, sacando de mi bolsillo un pedazo de sándwich a medio comer envuelto en una servilleta llena de grasa trataba de contener la sangre mientras le decía –pandoname majita, e que taba apurau- comenzamos a reír inconteniblemente ante lo ridículo que sonó la jerigonza vomitada por mí en aquel momento de angustia, peor aun cuando la chica se vio el rostro cubierto de migajas de pan y con olor a jamón serrano, entonces nuestra risa se volvió histérica cuando ella me quitó el pedazo de pan y lo estrujó en mi recién comprada camisa marca Arrow, hoy estamos de luna de miel, y pensar que para lograrlo tuve que romperle la nariz.

Una historia triste: Rómulo se notaba afligido aquella mañana, era 31 de Diciembre y todo era alegría en el pueblo, desde temprano él trataba de vincularse a alguno de los grupos que en nuestra hacienda se encargaban de diferentes tareas necesarias para la organización de la gran fiesta de fin de año que íbamos a realizar, Rómulo estaba pasando por una crisis, su esposa lo había dejado con dos niños, tenía dos años sin trabajo y por último tenía que enfrentar una demanda por un choque de vehículos en el que él llevaba las de perder ya que conducía sin permiso y con un carro que había tomado sin el consentimiento de uno de sus familiares, avanzada ya la mañana nos sentamos todos a descansar y a tomar limonadas, se acercó a nosotros y preguntó –¿alguno de ustedes está triste?- pensando que iba a comenzar con su clásica retahíla de llantos e historias tristes le comenzamos la chancera creyendo que con ello le podíamos alegrar, de repente sustrajo un viejo revolver de entre sus ropas y sin proferir palabras se descerrajó un tiro en la boca, cuando corrimos a él para tratar de ayudarle pudimos tomar un pedazo de papel de su camisa en el que se leía “AHORA TODOS SABRÁN LO QUE ES ESTAR TRISTE”.

Una historia graciosa: Mientras orinaba en el baño público de la terminal de buses de Puerto Ayacucho accidentalmente se me cayó una moneda de 500 pesos dentro de la taza del urinario, pensé que no valía la pena meter la mano dentro de esa taza por 500 miserables pesos, así que saqué de mi bolsillo 3000 pesos más y lo arrojé dentro de la taza, ahora sí, por tres mil quinientos pesos si metía las manos allí.

Una historia de amor: Soy romántico, no lo puedo negar, pero mi corazón parece un hotel, porque hay diferentes clases de amor, y para cada uno de ellos tengo una prenda guardada, y a cada prenda le soy fiel, en el salón del amor filial están mis hermanos y mis padres, mis hijos ocupan otro lugar, hay una habitación especial para los amigos, y dentro de ella un ambiente especial para mis amigos virtuales, en el lugar más grande está entronizada la morena que marcó mi vida, y sobre mi corazón arropando a todos mis amores el amor más grande, DIOS.

Entonces ¿Que es contar una historia? Es arrancar pedacitos de vida, digerirlos, hacerlos tuyos, creer en esa historia y después contársela a los demás, se que si así lo haces al poner el corazón, estarás cautivando a todo aquel que por providencia te llegue a leer y le harás comprender lo que quieres decir..