Siempre que sucede algo raro o extraordinario, la gente cuando no le encuentra explicación dice infinidad de cosas. El día lo recuerdo bien, era un 6 de agosto de 1998. En ese tiempo laboraba para una empresa sueca establecida en mi ciudad. Nos dedicábamos a tramitar permisos para arribos de barcos extranjeros, entre otras cosas. Era domingo como a las 8 de la noche. Por cuestiones de mi trabajo, tenía que permanecer a bordo del barco que me tocaba supervisar, y me encontraba en mi camarote -el número 305-b- cuando de repente, recibí la visita de Ramón. Ramón era un compañero que trabajaba en una oficina vecina a la mía y que se dedicaba casi a lo mismo que yo. Bueno, les decía que de pronto entró en mi camarote, pero lo raro del caso, es que éste estaba cerrado con llave, sin embargo, una vez dentro no le tomé importancia. Platicamos largamente, pienso yo que unas dos horas. Lo que me pareció extraño, fue que él nunca hablaba de su familia, y a bocajarro me soltó algo como esto:"...Chapo -me dijo- sabes que me duele mucho lo que tengo que hacer, pero no hay remedio. Sólo te pido una cosa, dile a mi esposa que fui un buen hombre y que no crea chismes de nadie...". Qué te pasa Ramón -le pregunté- qué quieres decir con ello. mas él, solamente me replicó:..Si eres mi amigo, sólo hazlo...
En fin, todo lo demás fue intrascendente, salvo esa cuestión. Pasadas las diez u once de la noche, me dijo "...ahí nos vemos y que Dios te bendiga...cuídate.." Nos vemos, buenas noches, fue mi respuesta a su despedida. Pues bien, como a la medianoche de ese mismo día, es decir una vez que Ramón había abandonado mi camarote, apenas estaba tomando sueño, cuando unos fuertes toquidos me despertaron. Abrí un poco desconcertado -ya que no era usual que se me llamara así- y en el umbral apareció un compañero de trabajo de Ramón. Con rostro acongojado y plañidero me dijo secamente: "...!se murió el Ramón..¡ ¿!Cuándo¡? -inquirí a mi vez- hace como seis horas. Se cayó de los Silos de una altura de 25 metros y murió instantáneamente. Estás loco -le dije- moriría en este momento, si se acaba de ir de aquí. No puede ser -me dijo- Ramón sufrió el accidente desde las 6 de la tarde, cómo iba a estar contigo. Desconcierto e incredulidad abordaron mi ánimo. En ese momento comprendí el mensaje que Ramón depositó en mí. Han pasado casi cinco años y aún me pregunto si fue verdad o soné aquello que me sucedió un 6 de agosto de 1998. Hoy Ramón está descansando en paz, y cada tarde acostumbro llegar a su tumba -el cementerio queda camino a mi hogar- y platicar cosas de...no tiene importancia, sólo sé que Ramón estuvo conmigo y desconozco la razón de haberme escogido para mandar un recado a sus familiares, lo desconcertante de esto, es que él sí había muerto efectivamente a la hora dicha por su compañero y que ese día recibí la visita de un muerto que aún vive en nuestros corazones. ¿fue verdad...o lo soñé?