Introducción:
Bai tacirpeCa jaRO por el que bos dotancan, laratra, laratra, doancua tependerre zas le bolo, lao bolo, lao tacirupeca, y ñam, se la mioco.

Después de tan opulento banquete el lobo decidió dar un paseo para bajar un poquito la comida, en vez de echarse una siesta. ¡Craso error!, sin duda. Cuando estaba dando la vuelta a un gran encina se encontró de bruces con tres mariposillas un tanto juerguistas. Para el poco tiempo que vivian había que pasarlo bien, - pensaban para ellas-, y cuando vieron aquella enorme tripilla... ,decidieron ponerse manos a la obra, enfilaron con sarna el corto camino que las separaba de ella y con un alegre baile se pusieron a hacerele cosquillas en semjante parte. El lobo sin poderse aguntar, soltó una gran carcajada y al abrir su desmesurada fila de dientes... , aprobechó Caperucita para escapar de un gran salto mortal de aquella reducida carcel, dejando al pobre lobo a medias con su deseada digestión. Solo un gran erupto de indignación salió de su boca y sin mediar palabra se puso a perseguir a las mariposillas colina abajo. Tan rápido corría detrás de las juerguistas mariposillas que dió un monumental traspiés y rodando entre piedras y cardos, segando todo lo que a su paso se ponía, llegó a un gran precipicio.
Auuuuuuuuu, aulló mientras caía a una profunda poza de agua, después de un enorme PLAFFFFFF, le siguió un tenue glu, glu, glu... , y se fue irremediablemente hacia el fondo, una vez allí el terco lobo no se conformó con quedarse quietecillo, y dormir la siesta, que sin duda le habría salvado de tal cantidad de despropositos, y se puso a perseguir a los sorprendidos pececillos que por allí pasaban. ¡Tres besitos!, si eso fue lo que le dieron cada uno de ellos y entre tanta agua se pudieron distinguir unas lágrimas de bondad y así el lobo se volvió vegetariano.

Que disculpen los puristas , se me olvidó poner a la abuelita, besitos a todos.

P.d. A mi niña con amor de su pececillo