.
Se levantó el día una mañana y por supuesto era de mañana.
Pero esa tarde, por la tarde, aún seguía siendo de mañana.
Y cuando anocheció la jornada, todavía de mañana, la muerte rubricaba amanecida ante sus incrédulos ojos, que las cosas habían sido todas ya en una mañana, dentro de un círculo inabortable y aburrido de sí mismo.

El tiempo giró a desandar.
Fue el lápiz recogiendo sus trazos dibujados y llevando en camino de vuelta sus marcas al carbón.
La madera profanada se hizo de nuevo árbol y el árbol se hundió en la tierra hasta ocultar su más alta hoja.
Bajo el suelo convulso de fuego, ardía como una tea el cuadro de la mañana a rastras con los colores, destejiendo los paisajes como un jersey asesinado y despintando el cielo.

No volvió el significado a ser la diana de las palabras, porque ni esa mañana ni ninguna, había estado siquiera un poco cerca de ellas.
Remotamente tal vez, una voz argentina de pájaro preso quiso apuntar al centro.

Se torció el interrogante una mañana hasta herirse en su propia curvatura.
Los vestidos del armario hicieron sus maletas con pañuelos llorados, unos más y otros menos.
Y el cronómetro continuó al revés del mundo.
La suerte se batió en retirada desde el aire hasta los bombos, cárcel redonda de alambre , y se deshizo encogida.
Tuvo fuerzas la mañana para eso y para todo.

Los humores malos y buenos formaron la recta exacta hecha de patata cruda y de cansancio eterno.
Era de mañana cuando la música se ató a las cuerdas del piano y la tecla de marfil, un elefante pequeño, se ahogó en el vientre del agua.
La arena de los relojes se negó a seguir bajando, ya sin signos que disculpar ni nada que definir, una vez que el universo se hubo disuelto como gotas de leche sobre pared de cal.

El olor retornó de los pulmones respirados al corral y luego al estiércol y después al hambre, yendo todo en muelle a su reverso.
Hubo máñanas mejores, pero en esa pronunció el lenguaje que el apocalipsis existe.
El fin del mundo es individual.


(Imagino yo, que de ésta manera o de otra parecida, debió morir Dalí.)