…o muerte
Decía Ernst Friedrich "Fritz" Schumacher (16 de agosto de 1911 – 4 de septiembre de 1977) : "El desarrollo de los pueblos no comienza con cosas materiales (goods). Con la gente, educación, organización y disciplina". Antes de él, la Toráh de Moisés ya predicaba en sus mandamientos aquél que nos diferenciaría de los animales: "No matarás". Cuando un gobierno hace alarde de lo contrario y promueve hasta el cansancio sus logros sobre todas las cosas o de lo contrario, exige a su gente que muera o mate por sus ideas, nos demuestra que el mundo en que vivimos está yendo al revés.
La historia repetidas veces nos deja ver que existe un pueblo que ha perdurado en el tiempo y espacio, es un pueblo que profesa una religión, llena de respeto, costumbres y, sobre todo, ejerce en sus filas las órdenes que fueron grabadas en piedra, los Mandamientos de la Ley de Dios. Otros imperios lucharon contra ellos, pero no duraron,
otros gobiernos trataron de demostrar su fuerza ejerciendo hasta cosas impensables, Holocaustos, barbaries, etc. Ninguno de ellos ha perdurado como para contarlo, o jactarse de ello.
Hace algunas horas ocurrió en nuestro país, Venezuela, uno de los actos vandálicos más perversos que hemos tenido la desgracia de ver contra nuestro pueblo, nuestras creencias, nuestra religión, nuestra comunidad. Penetrar en recintos sagrados, reventar, ofender y dañar elementos que jamás han servido sino para hacer que la gente sea sana, creyente y respetuosa, no deja mucho que pensar. Las aguas deben haber subido a unos niveles muy desagradables como para experimentar, del ahogado, sus movimientos compulsivos.
Se denota en la acción y hablo en nombre propio, bajo mi perspectiva y responsabilidad total, que el intento está realizado para generar odios entre dos pueblos que han vivido en paz en esta tierra por años y, con esto, algo que los lleve a confrontaciones, en los que sean mártires de éste ya intolerable sistema que nos está llevando a un despeñadero, donde se pretende alimentar al pueblo con "pan y circo", sin darse cuenta que ya la gente está cansada de promesas y falta de realidades.
Haber convocado a quince hombres comando, para irrumpir de la manera que hicieron en la sinagoga, para robarse unas computadoras, escribir grafitis ofensivos contra el pueblo judío, irrespetar sus recintos sagrados, etc., no es algo que pueda o sirva para beneficiar a una parte de la sociedad. Presumir que esto se verá reflejado como una ganancia política, mucho menos. Pues el mundo entero lo critica y denigra de ello. Me asombró de parte de las autoridades su manera de manejar el caso; de haber ocurrido algo similar en la sede de otras de las afortunadas tantas religiones que hay en mi país, se hubiera visto a los cuerpos detectivescos en cantidades dignas de las mejores películas de Hollywood. Pero no fue este el caso, apenas algunos pocos policías estaban en la acera de enfrente de la sinagoga. Dejo esta pequeña inquietud para que el tiempo nos delate la realidad, para que sin la pasión que genera un dolor propio de esta magnitud, no ciegue mi alma.
Y volviendo al tema como bien expresé en mi apertura, no es el petróleo y todo lo que éste nos permita comprar, lo que da la felicidad y el bienestar a los pueblos; se trata, según pienso, que el gobierno tiene las herramientas y el tiempo como para mejorar la educación de nuestro pueblo y generar en las masas una organización que haga a conciencia y con el orgullo más sincero las cosas que debamos emprender y, al final volver a tomar la batuta de nuestros ancestros, la de la disciplina, donde re-aprenderemos que no debemos tomar lo que no es nuestro, que el respeto al prójimo es la auto- determinación de una nación para engrandecerse en el mundo y por ende, defender y proyectar su imagen como modelo a copiar.
A mi entender por lo que vislumbré esta mañana en nuestra antigua y representativa Sinagoga de Maripérez, los quince hombres que penetraron al recinto cargados de armas está reducido a grupos cercanos al gobierno. Ellos cometieron varios errores, unos estratégicos, otros de forma y en especial de tiempo. Las comunidades árabes en el mundo, desde ya hace unos cuantos años, han desdoblado su lucha y han dejado claras sus posiciones, ellos están en contra del espíritu Sionista, (Israel) mas no de la religión. En las marchas que han promovido los radicales grupos árabes, ellos ya no permiten agresión al judaísmo como religión, su lucha es más puntual. En el caso de los judíos ocurre otro tanto; de hecho, Israel ha logrado hacer paces casi con todos los países árabes y no pongo en duda que esta tregua con los palestinos llegue a firmarse por unos diez años o más. Hamás ha aprendido una lección, los Israelitas también. No se puede seguir luchando eternamente, debe haber puntos de unión que acerquen a ambos y así podrán aprovechar los años de abundancia que están por llegar.
El discurso del Gobierno ha subido de tono a unos decibeles molestos. Es de entender que mandar es un verbo que llena de satisfacciones a la gente. Pero el obedecer es un ejercicio que se logra con el orgullo, la demostración de madurez, sentido común y sobre todo cuando la meta a alcanzar va en beneficio de todos y no de unos cuantos que pretendan ser exclusivistas de la razón.
Estoy seguro que mis amigos árabes en Venezuela no están de acuerdo con lo ocurrido, que ellos deben sentir vergüenza y dolor por el irrespeto a un lugar sagrado, sea éste judío, árabe o cristiano, y es mi aspiración de que ellos hagan público su sentir, para el bien de las relaciones que se han venido manejando con fraternidad en este país grande que nos ha cobijado a unos y otros.
Samuel Akinin