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Categoría: Románticos

UN AMOR INTERMINABLE (II)

Caminaba y caminaba... sin rumbo alguno, ya había pasado 1 año desde que perdí a mi amado, pero aún no podía apartar de mí ese dolor tan grande por el que pase.
Llegué hasta un parque, curiosamente, hasta el parque del amor, y me senté en la misma banca en la que hace un año atrás, dudaba en llamar a casa de Bruno para ver que había ocurrido, y me puse a pensar y me decía a mi misma – Si no me hubiera puesto a pensar tanto y hubiera ido a buscarlo, talvez el estaría conmigo ahora celebrando un año de nuestra unión, pero no, el no esta aquí, ni podrá estarlo.

Estuve alrededor de dos horas, sentada en la misma banca, contemplando el mar, ese mar que me acompaño desde que fui muy pequeña, desde que conocí a Bruno, cuantas tardes estuve en la playa con él, sentados en la arena, jugando, haciendo castillos, nadando en el inmenso mar, tantos recuerdos...

Dieron las seis de la tarde, y tenía que regresar a casa, al día siguiente escaparía del medio en el que vivía, saldría del que una vez fue mi mundo, pero ya no lo era, ya todas las luces que me alumbraban se había apagado, ya todo se me había venido abajo, no tenía nada mas que hacer en ese lugar, lo pensé mucho y decidí que me tenía que ir.

Viajaba a París, no conocía muy bien el francés, pero yo me las arreglaría, siempre mi sueño fue, viajar por toda Francia, conocer muchos lugares, pero esta vez no estaba feliz. Solo estaba escapando de las calles por las que caminamos juntos, de la vista al mar que tanto me hacía llorar; tendría que ir a una universidad muy conocida, ya que me había ganado una beca para estudiar ahí, pero lo que en realidad deseaba era, sin que mis padres lo supieran, entrar a un convento, talvez si entregaba mi alma al Señor, iba a poder olvidar a Bruno.

Me despedí de todos... Mis padres lloraban y mis amigos también, todo el mundo me decía que me iban a extrañar, que volviera pronto, y yo, fingía estar triste, pero la verdad era que me sentía mas aliviada al ir a calmar mi tristeza.

Abordé el avión, y un joven muy apuesto se sentó al lado mío, pero eso en ese momento no me importaba en lo mas mínimo, se sentó y me saludo muy amablemente, y yo respondí con una seña.
Despegamos de Lima, y saque un libro de mi bolso, y el joven me dijo:

- Yo soy Santiago ¿y tu?
- ¿ Soy Isabel, vas a París?
- Sí y ¿tu?
- Yo también, gusto en conocerte.

No sé por qué, pero al entablar conversación con él, me sentí tan feliz, parecía que lo conocía desde mucho tiempo, y eso era genial, lo que más feliz me puso fue que él era el compañero que tanto me habían hablado, el mismo que gano la misma beca que yo, el que iba a estudiar todos los cursos conmigo, y por eso sentí que seríamos muy buenos amigos.






Llegamos a París, tras un largo viaje, y yo no conocía nada, felizmente el ya había estado ahí, y me recomendó ir a una pensión que era de una señora que el ya conocía.
Fui con él, y llegamos a la pensión, una señora muy amable nos recibió en la puerta, al parecer Santiago le había avisado que llegaría.

Entramos a la casa, y la señora que se llamaba Amelia me llevo hasta mí recamara, era una habitación muy grande, todo era blanco, parecía que estaba en el cielo. La señora salió de la habitación y me tire en la cama como se tira un papel que no sirve al basurero, estaba muy cansada. Echada boca arriba, me puse a presenciar cada detalle de la habitación. Habían unas flores blancas, unos cuadros con unos ángeles pintados, un televisor muy pequeño y una radio muy antigua.
Prendí la radio y para mi admiración, era una estación de radio en español, y pasaban baladas, me puse tan calmada, todo era muy tranquilizante, miraba todo el cuarto y escuche una bulla en la calle, mire por el balcón y era Santiago, él estaba jugando fútbol con unos pequeños, se veía tan dulce y estuve mirándolo unos minutos, hasta que el alzo la mirada hacia mi, y me pidió que bajase, que me quería mostrar la ciudad, yo estaba muy cansada, pero acepte la invitación.

Estábamos por una plaza y me pidió que descansemos un rato. Yo acepte, hasta que me dijo:

- ¿Por qué estas así? parece que andas muy triste.
- No te preocupes, no es nada importante.
- Vamos cuéntame, quisiera que podamos confiarnos nuestros secretos.
- Esta bien.

Y le empecé a relatar todo lo que me había sucedido, todo acerca de Bruno, las penas que había sufrido. Sentía que necesitaba desahogarme, poder contar con alguien que me apoye y me ayude a calmar mi tristeza. Él me miró y me abrazó muy fuertemente, yo, sin poder contenerlo rompí a llorar.

- Todo pasara, no te preocupes, ya vendrá alguien que pueda aplacar el dolor que sientes.
- No, nadie curara este hoyo que llevo en mi corazón.
- Confía en mi.

Nuevamente me abrazó, y me dijo que era hora de irnos, ya estaba anocheciendo y teníamos que regresar a la pensión.


Empezamos las clases, los dos estudiábamos Derecho, fuimos juntos a las clases y me indico que tenía que hacer para poder entender bien las clases, ya que todo era en francés.

En casa, él me enseñaba bien el francés, era un poco complicado, pero lo pude entender, él era un muy buen profesor. Era un muy buen amigo, ya estaba empezando a quererlo.



Pasaban los días y cada vez me gustaban mas las clases, me sentía muy feliz con Santiago. Llamé a casa, a Lima, y les dije a todos que yo estaba muy bien, y que no iba a regresar, que me quedaría en Francia.

Yo quería alquilarme un departamento, pero el dinero no me alcanzaba, y Santiago estaba en las mismas, así que decidimos alquilar un departamento para los dos, con dos habitaciones, algo pequeño.

Pasó una semana y pudimos alquilarlo, conseguimos un departamento muy lindo, cerca de la universidad. Era un lugar muy bonito, y frente a nosotros había un parque muy lindo, al cual siempre íbamos a leer y tomar aire fresco.

La idea que tenía de entrar a un convento, había desaparecido totalmente de mí, ya no pensaba en eso, quería estudiar mucho, y talvez como un día Santiago me dijo, encontrar a una persona, que llene este hoyo que llevaba en mi corazón.

Llegó el día de mi cumpleaños, y Santiago me dijo que ese día se iba a dedicar totalmente, el y yo faltamos a clase, al fin y al cabo, él era la única persona que tenía en Francia.
En la mañana me preparo un delicioso desayuno, y me llevo rosas, yo estaba muy emocionada, hace mucho que no estaba tan feliz.
En la tarde almorzamos en un restaurante muy lindo y fuimos a caminar por muchos lugares, lugares muy lindos, la pase muy bien.
Llego la noche, y me dijo que me daría una sorpresa, fuimos a un restaurante en donde había música muy linda, y entro al restaurante y habían muchas meseros en la puerta, todos ellos con un ramo de rosas rojas, y todos eran para mí, me sentí muy emocionada, y en ese instante todo el mundo me cantó Cumpleaños Feliz, obviamente en francés.

Nos sentamos en una de las mesas, y sacó un anillo, y me dijo que si quería casarme con el, yo estaba muy nerviosa, pero me invadía una inmensa felicidad, sentía que había esperado desde hace mucho este momento, y acepte, me casaría con el, en ese instante se reveló el amor que sentía por el, el tenía razón, encontraría a ese ser que llene mi corazón, y era el, era Santiago.

Comimos muy alegres, terminó la cena y salimos del restaurante y fuimos hacia un lugar despejado, donde podamos presenciar las estrellas, hasta que al fin encontramos ese lugar perfecto, fue muy difícil encontrarlo, estaba muy lejos de la ciudad, pero lo encontramos.

Él me dijo tantas cosas, que desde que me conoció en el avión, sabía que yo era para él, y me agarro las manos y me beso, yo me sentí en ese momento muy feliz, tan llena de amor, no esperaba el día en que nos casáramos.

Pasó una semana y decidimos que nos casaríamos en Lima, teníamos todo preparado.

Al mes viajamos a Lima, llegamos de sorpresa, nadie podía creerlo, nadie pensó que yo estaría con alguien, todo el mundo pensaba que nunca me recuperaría, pero ahí estaba yo, con él, a unas semanas de casarnos.

Todos los preparativos estaban listos, mañana nos casábamos, estábamos muy felices, queríamos tener muchos hijos.

Nos casamos, ahora estamos en el jardín de mi casa, la esta jugando con los perros, yo aquí sentada, muy feliz, escribiendo esto, me siento tan feliz de poder tener esta historia.

Esperamos tener muchos hijos, que sean muy felices, como yo lo soy ahora, y como pensé que nunca lo volvería a ser.

FIN...
Datos del Cuento
  • Categoría: Románticos
  • Media: 5.97
  • Votos: 66
  • Envios: 7
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
Milagros
invitado-Milagros 25-05-2003 00:00:00

apesar de que aun no leo la primera, este cuento me parecio super chevere, me encanto la historia.

ANA ROJAS
invitado-ANA ROJAS 24-05-2003 00:00:00

que super esta tu continuacion!!!!!me encanto!!!!! esta mejor que la primera!!!!eres muy buena escribiendp!!!!felicidades!!!!

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