La nieve había estado cayendo abundantemente durante varios dias y noches sin parar ese frio invierno y parecía que permanecería así durante toda la época arropando todo a su paso, pero esa mañana, todo había cambiado; era un hermoso amanecer, el sol hacía resplandecer valles y montañas y de nuevo las aves trinaban posadas en las ramas aún cubiertas por el hielo.
Al fondo, se dejaba escuchar nuevamente el griterío de los niños que jubilosos, disfrutaban después de largos dias de encierro y se divertían lanzando bolas de nieve a todo lo que se moviera.
La vida en el pueblo, parecía que adquiría normalidad y sus moradores salían de nuevo a cumplir con sus actividades cotidianas; se escuchaba de nuevo el martilleo del único carpintero del pueblo, los pastores conducían de nuevo sus rebaños en busca de pastos y por doquier se escuchaba el ruido de las hachas de los leñadores que nuevamente hacían crujir los gruesos troncos convirtiéndolos en leña para prender las fogatas en todas las casas del lugar.
Nada hacía parecer que ese dia, marcaría por siempre y transformaría radicalmente la vida de Omar, quien en ese momento se divertía en compañía de sus amigos, haciendo grandes esfuerzos por lanzar lo mas lejos posible sus bolas de nieve.
Después de un largo rato de jugar, gritó Juan - Amigos, ¡Tengo una gran idea!, hagamos un muñeco de nieve. Por lo que un coro de voces se dejó escuchar y todos corrieron a donde estaba Juan, diciendo Miguel, - Hagamos varias bolas grandes entre todos. Por lo que Juan, que era el mas grande, órdenó a los mas pequeños buscar objetos que sirvieran como ojos y nariz y a los mas grandes, la elaboración de las bolas de nieve que servirían para dar forma al muñeco.
- ¿Yo que hago, Juan?, preguntó Omar, por lo que todos soltaron la risa, burlándose de Omar, quien era el debilucho del grupo, y siempre que les era posible, lo hacían objeto de mofa, lo cual había provocado que la inseguridad de Omar fuera en aumento, haciendo mas difícil cada día su relación con sus compañeros.
Después de la risa de sus compañeros, Omar se sentó lo mas cerca posible del lugar en el que sus amigos hacían el muñeco, viendo como en poco tiempo, el trabajo estaba terminado y tan pronto como le colocaron los detalles de la cara y una corbata en el cuello, además del un sombrero que uno de los niños trajo de su casa, corrieron a un lugar cercano a iniciar un nuevo juego, quedando solo, junto al muñeco Omar, quien analizaba a conciencia, los rasgos del muñeco, que entre mas lo miraba, le parecía mas real, notaba que los ojos, boca y nariz del gran mono de nieve tenían movimiento y comenzó a sorprenderse hasta comprobar que lo que eran simples bolas de nieve, adquiría vida y movimiento
causándole una enorme impresión el escuchar al muñeco diciendo: - Omar, sé que estás triste por el trato de tus amigos, pero no deberías sentirte así. Por lo que Omar, sorprendido repuso, - Eso dices porque no estás en mi lugar ni sientes lo que yo siento. Entonces el muñeco dijo: - Mira, yo hace un momento, era lo mas importante para esos niños y ahora, se han olvidado de mi, sin embargo, no por eso debo estar triste, sino agradecer y pensar en los momentos agradables a su lado. Entonces, dijo Omar - Es que son malos, no les interesamos, solo se interesan en sus cosas y en sus juegos. - No, dijo el muñeco, no lo creas, si no fuera por ellos, yo no hubiera existido y no estaría en este momento contigo.
Por lo que Omar dijo, - Es cierto, tienes razón, y gracias a eso, tengo un amigo que se preocupa por mis problemas, y ahora dime, ¿Como te llamas?.
Por lo que contestó: - Me llamo Nevado, y seré tu amigo siempre, aunque el sol me derrita, siempre estaré en tus recuerdos y te aconsejaré cuando lo necesites. Con esta nueva experiencia, Omar se sentía renovado y sentía que las palabras de Nevado comenzaban a transformar algo muy dentro de el y continuó su charla con el preguntando:
- ¿Tu crees que debo cambiar para que mis amigos me acepten?, por lo que Nevado contestó, - No, solo debes ser como eres, mostrar siempre tu sinceridad y honestidad, y si tus compañeros no te aceptan, entonces no son verdaderos amigos, un amigo de verdad te acepta como eres y te ayuda a superar tus complejos y problemas y llegan sin que los busques, y siempre serán mas cuando mas verdad muestres en tus actos. Dicho esto, Omar comenzó a llorar escuchando las palabras de Nevado y se acercó a abrazarse de el, sintiendo que había encontrado a un gran amigo, por lo que al abrazarse de el, sintió lo helado en su rostro, despertando de su sueño, que había llegado sin darse cuenta quedando profundamente dormido a un lado de Nevado y al despertar, sorprendido se dió cuenta que solo había sido un sueño en el que el muñeco, le había dado un gran regalo, conocer el valor de la verdadera amistad.