VIOLENCIA DE GÉNERO CON BAÚL INCLUÍDO
Es probablemente uno de los crímenes de violencia doméstica más truculentos ocurridos en los últimos años en España. Juan Antonio Granadal Garrido, de 37 años, vecino de la localidad barcelonesa de Premià de Dalt y agente de la policía local de Premià de Mar, fue detenido por la Guardia Civil acusado de asesinar y descuartizar a su esposa, Maria del Mar Niñana Adell, de 34 años. Después de cometer el crimen el supuesto agresor introdujo los restos humanos dentro de bolsas, los guardó en un gran baúl de plástico y los compactó con cemento. Dicho baúl fue hallado en el domicilio familiar.
En menos de 24 horas se descubrieron y supuestamente se aclararon los hechos. El hombre acudió a denunciar la desaparición de su esposa a la comisaría de los Mossos d"Esquadra de Mataró. La pareja tenía dos hijos de 4 y 9 años y el marido explicó que la última vez que había visto a su mujer fue el día anterior por la tarde, cuando le dijo que tenía que ir a trabajar para cubrir una suplencia en una mutua.
El hombre también relató en la denuncia que la pareja no tenía problemas de relación y que antes de desaparecer su esposa se había llevado 6.000 euros y toda la ropa de verano.
Llamada a la policía
Fuentes de la investigación explicaron que unas dos horas después de denunciar la desaparición el hombre telefoneó a la misma comisaría de los Mossos d"Esquadra de Mataró para aclarar que es muy probable que su mujer estuviese en Málaga y que iría allí a buscarla. Al mismo tiempo, telefoneó a la familia para advertirles que marchaba a buscar a su mujer a Alicante, donde aquella tenía familia.
Sobre las 10.00 horas del domingo, un hermano de la mujer acudió a la misma comisaría de los Mossos para advertir que a la mujer le podía haber pasado alguna cosa grave al descubrir que su esposo tenía el móvil de la cónyuge. El hombre sugirió a los agentes que accedieran al domicilio de su hermana con una llave que él conservaba. Poco después de las 12.00 horas, los Mossos d"Esquadra entraron en la casa, situada en el número 16 de la calle del medio de Premià de Dalt, y no encontraron ningún rastro de sangre ni pistas que ayudasen a resolver la desaparición.
Pero al salir a una terraza que comunica con la azotea, los agentes hallaron bajo la escalera un baúl de plástico cubierto hasta arriba con cemento. La caja era un recipiente multiusos , de unas dimensiones aproximadas de 90 centímetros de largo por 60 de ancho y otros tantos de alto. Uno de los policías lo intentó mover y notó que desprendía olor a cemento fresco. Al no haber todavía fraguado, el agente pudo rascar el cemento y bajo él aparecieron restos humanos envueltos en bolsas de plástico. Fuentes de la investigación explicaron que la cabeza estaba separada del tronco, al igual que los brazos y las piernas.
Al aparecer el cadáver, los Mossos d"Esquadra avisaron a la Guardia Civil, que se hizo cargo de las investigaciones. La detención se produjo a primera hora de la tarde del domingo, cuando el acusado llegó a su domicilio. El detenido declaró ayer en el cuartel de la Guardia Civil de Premià de Mar y hoy pasará a disposición del Juzgado de Instrucción número 6 de Mataró. Durante el día de ayer se realizó la autopsia para determinar cuándo se produjo el crimen y dónde ocurrió el descuartizamiento.
Juan Antonio Granadal es bastante conocido en Premià de Mar, localidad vecina de Premià de Dalt, porque desde hace diez años trabajaba como policía local en esa población, informa Judith Vives. Fuentes policiales explicaron ayer que hace unos años Granadal había comunicado a su superior su intención de suicidarse, aunque entonces este gesto se entendió como una forma de llamar la atención a causa de los problemas económicos que atravesaba. El policía había superado siempre las pruebas psicológicas para llevar arma y no consta que hubiera denuncias previas por maltratar a su mujer.
"Eran una pareja tranquila y se les veía bastante unidos", recuerda una vecina de la misma calle. La mayoría de habitantes coincidieron en que se trataba de una pareja discreta, que se relacionaba poco con los vecinos y que nunca provocaron escándalos o protagonizaron peleas. Unos niños explicaron que a menudo veían el coche patrulla aparcado delante de la casa. El padre de la joven asesinada tuvo que ser atendido de urgencia después de sufrir un infarto delante de la casa al conocer los hechos.
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Hallan descuartizada en una casa del Marítimo a la joven desaparecida en mayo en Valencia
27/05/05
Familiares y amigos plagaron la ciudad con carteles para conseguir pistas
Los casi dos meses de desesperación, incertidumbre y miedo vividos por la familia de Samira Sayegh, la joven de 28 años desaparecida el pasado 31 de mayo en Valencia, han terminado con un horrendo final. Su cuerpo apareció ayer descuartizado en un domicilio situado en el número 18 de la calle La Noguera, en el distrito Marítimo de la capital.
El ocupante del piso, un hombre de unos 30 años definido por sus vecinos como “desaseado, huraño y solitario”, fue arrestado como presunto autor del homicidio. Según fuentes de la Jefatura Superior de Policía, el sospechoso es un amigo de Samira con el que esta salió varias veces días antes de desaparecer sin dejar rastro.
El hallazgo del cadáver se produjo sobre las cuatro de la tarde. Atrás quedaba una larga y laboriosa investigación en la que se manejaron “varias hipótesis”. Los agentes de la Policía Nacional, con la correspondiente orden judicial, entraron en la puerta cuatro del citado inmueble y localizaron a la fallecida. Fuentes próximas al caso indicaron a LAS PROVINCIAS que el cuerpo de la víctima se hallaba sobre una cama. El arresto del presunto homicida fue inmediato.
“Vi a una chica en su casa”
Ninguno de los vecinos de la calle La Noguera observó nada que hiciera sospechar las macabras circunstancias. Una residente del edificio relató como, hace aproximadamente un mes, vio a una chica en el interior de la vivienda del detenido. “Llamé a su puerta porque se había salido a la escalera uno de los tres gatos que tiene y la vi en el interior”, aseguró. No obstante, otra mujer añadió que últimamente se oían “voces y golpes en la casa” del detenido.
El arrestado fue visto por última vez en la escalera de la vivienda el pasado martes. “Me crucé con él cuando subía en el ascensor con bolsas cargadas de comida y refrescos”, apuntó un vecino.
Tras la inspección ocular del lugar del crimen por parte de la Brigada de Homicidios, el juzgado de instrucción número 20 de Valencia procedió al levantamiento del cadáver a media tarde.
Las Fuerzas de Seguridad buscaban desde principios de junio a Samira. La joven, técnico de laboratorio y estudiante de Nutrición y Dietética en la Universidad de Valencia, salió de su domicilio de la avenida Blasco Ibáñez el pasado 31 de mayo por la mañana.
Misteriosa llamada
Después de dos días sin noticias de ella, su familia puso el caso en manos de la Policía Nacional mediante una denuncia de desaparición interpuesta el 2 de junio en la Comisaría de Exposición.
Un día después, el 3 de junio, se recibió una misteriosa llamada telefónica anónima en la que el comunicante se limitó a decir: “Samira está en Chiva”. La joven fue buscada por el municipio valenciano, pero todas las gestiones resultaron totalmente infructuosas.
Cuando Samira salió de su domicilio llevaba objetos personales, pero iba sin documentación. Sus familiares, desde un primer momento, se temieron lo peor. “No llevaba nada que hiciera suponer que no regresaría en el mismo día”, apuntó una conocida de la ahora fallecida.
En fin, violencia de género que no cesa. Pero ¿Tan malas son las mujeres que hay que matarlas? ¿Entonces por qué las follan antes de eliminarlas?
No lo entiendo.