Érase una vez… una gallina… un granjero… una cosecha de trigo… un tractor... Todo ello estaba en una granja, la granja de los abuelos de Sergio. 

Era una granja muy bien cuidada y muy bonita, pues la casa y las vallas eran de color rojo y blanco.Estaba repleta de animales tenía gallinas y un gallo,tenía vacas y un toro, tenia cabras y un cordero y así con todos los animales que podéis imaginar en una gran granja. A Sergio le encantaba pasar las vacaciones en la granja pero sabia que ahí le dejaban sus papas porque tenían que ir a trabajar, pero el encanto llegaba se enfundaba en su nicho vaquero se ponía su sombrero de paja y ayudaba a sus abuelos. De bien temprano su abuelito le despertaba para ir a ordeñar las vacas,había tantas que por eso tenían que madrugar tanto pero así sabia que la leche era bien fresca,después acompañó a su abuelita a dar de comer a las gallinas y recoger los huevos que habían puesto durante la noche, que sorpresa habían un montón cogió la huevera y los iba poniendo con mucho cuidado para que no se rompiera ninguno.Tocaba ver a los gorrinos pues la mama cerdita hacia poco que había tenido cerditos y habían vigilar que comieran y así que crecieran sanos. Sergio vio a su abuela con las cabras y fue corriendo pero les tenia un poco de miedo y prefería verlos desde la valla, su abuela iba a hacer queso, uhmm que rico!. De pronto escucho un zumbido como una maquina de cortar el pelo y enseguida se dio cuenta de que estarían esquilando a las orejitas y corriendo se fue a ayudar. Sergio sabia que de toda esa lana de las ovejas la abuelita iba a hacer jerseys y mantas para el invierno, porque en la granja nevaba. Llegó la hora de comer, uff cuanta hambre tenían todos, como habían madrugado y trabajado tanto el estomago rugía. La abuelita había preparado un manjar delicioso y todo natural de la pequeña huerta que tenían.En la huerta tenían tomates,lechuga,patatas,cebolla,pimientos y hasta maíz,al peque de la casa le encantaba las mazorcas cocidas en la lumbre uhmm que ricas estaban.  Por la tarde Sergio fue a visitar a los conejos, era lo que mas le gustaba,eran difíciles de coger los mas pequeños,correteaban y saltaban sin parar,la abuelita cogió uno por sorpresa y me lo dio,era tan suave,enseguida lo soltó porque a los animales les gusta la libertad y corretear a sus aires, pero el disfrutaba verlos correr y acercarse a el por si tenia comida entre las manos. Iba cayendo la noche y Sergio estaba muy muy cansado,sabia que se iba a ir pronto a la cama porque al día siguiente tenia que madrugar para ordeñar las vacas y dar de comer a todos los animales. Pero el estaba un poco triste,se lo pasaba en grande con sus abuelos en la granja pero le gustaría que sus papas también estuviesen allí con el, así que se fue a la cama un poquito triste. A la madrugada siguiente su abuelo lo despertó para ordeñar las vacas pero él seguía estando triste, cuando llegó a la vaquería vio a alguien sentado junto una vaca y el cubo de la leche, Sergio se extrañó ¿Quién estaba ayudando con las vacas?, cuando se acercó ¡Sorpresa! Era su Papá!! Que alegría , que feliz estaba , su Papá estaba allí. Llegaba un olor muy dulce a la nariz de Sergio, la abuela estaba cocinando y olía a bollo de chocolate y magdalenas, así que tenían el desayuno perfecto, llevaron un poquito de leche a la cocina y cuando entro Sergio vió a su mamá , oh que feliz estaba, mas aun que antes, sus papas estaban allí con el. Pero no se podían parar mucho habían muchas cosas que hacer y muchos animales que atender, ahora si que estaba Sergio contento y muy feliz.