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Categoría: Sueños

la ultima fortaleza....en un corazon luchan los ultimos bravos

Para leer esta HISTORIA-EPICA te pido que aunque en el principio no comprendas como va la historia no leas el final hasta haberlo terminado todo.
Gracias.


EN EL HOSPITAL.....

En la sala de espera de enfermos críticos del HOSPITAL GENERAL se encontraba una mujer de mediana edad recostada su cabeza sobre la fría pared de mármol.
Las cansina y casi reticente cadencia de pisadas sobre el pulido enlosado, presagio lo peor para
Verónica, que no pudo por menos que hundirse aun más en su incomodo asiento de plástico. Siguió con la vista clavada en el suelo, sin dejar de rezar en silencio, como si se negase a escuchar la atención que sobre ella reclamaban aquellas zapatillas con suela de goma.
! No! pensó, entre imperativa y sollozante, desde lo mas profundo de su alma.
Como si de una respuesta a su silenciosa orden se tratase, las pisadas cesaron, deteniéndose justo frente a ella. Agotada y todavía con la cabeza agachada y la cara enterrada entre sus manos, se obligo a levantar la vista.
Frente a ella estaba el cirujano jefe.
" Se ha hecho todo lo humanamente posible " Anuncio aquel hombre de no más de cuarenta años de edad.- " lo siento....es cuestión de horas.Lo siento " Repitió.
La sentencia fue como la más brutal y dolorosa de las ejecuciones. Un océano de dolor, contenido a duras penas durante los últimos tres meses, fue liberado de improvisto, un solo golpe y lo arrasó todo a su paso dentro del pecho de Verónica. Sus manos se aferraron a las solapas de la bata verde del medico mientras un millón de lagrimas recorrían sus mejillas.
El la abrazó consciente de lo que significaba para la mujer aquellas tres frases que acababa de pronunciar.... Llanto.

EN OTRO LUGAR........

- Le repito que no hay nada que se pueda hacer, CENTURION. No vendrán refuerzos del exterior- dijo QUINTILUNUS el LEGATUS DE ROMA, jefe SUPERIOR DE LAS LEGIONES ACANTONADAS EN LA ZONA CENTRAL, repitiendo la orden con fastidio. Hay que saber perder. ¿ No le enseñaron eso en sus largos años al servicio de la legión? Insistió.
Juan Manuel había sido educado desde su infancia en los principios que regirían su vida, HONOR, INTEGRIDAD Y LEALTAD, para después una larga carrera militar en la legión y obtenido el cargo de CENTURION después de muchos años al servicio de ROMA.

Su contestación fue tajante. No señor me niego a creer que no vengan refuerzos a sabiendas como estamos aquí. Y decidió que esta no iba a ser la primera vez que lo haría. Ni hablar. Aún tenia mucho que hacer en aquella contienda, mucho. Pero como sabia que discutir las ordenes no servirían mas que para perder un tiempo precioso, se cuadro al más puro estilo militar, tal y como le habían enseñado sus largos periodos de instrucción militar y con su voz grave dijo AVE CESAR y se retiro del puesto de mando, dejando al LEGATUS entre sus docenas de mapas de los distintos campos de batalla, en los que en esos mismos instantes se libraban sangrientas contiendas contra el enemigo.

EN EL FUERTE........

El fuerte estaba defendido por la X legión conocida como la " IMPLACABLE " y su estandarte con su águila en el extremo superior estaba en la zona central del patio de armas.
Flanqueado por sus inseparables perros, cruzó las empalizadas que meses antes los legionarios con denostado entusiasmo habían construido con troncos puntiagudos y con paso firme y decidido, como siempre solía hacerlo.
A su modo de ver había dos tipos de CENTURIONES. Los que tenían conocidos en ROMA, y los que habían nacido para ello, los de verdad, los que lo sentían por todo su ser. El se creía de los segundos. Y creía también que un CENTURION debía de comportarse en todo momento como tal, sin importar que los hombres bajo su mando no le vieran, sin importar que se encontrara a solas consigo mismo, porque Juan Manuel creía con sinceridad que el CENTURION de verdad lo era desde el mismo instante en que nacía al mundo. Así de sencillo y simple.
El legionario raso, bastante tenia con ocuparse de emplearse a fondo en todos los enfrentamientos contra los BARBAROS y contra los enemigos de sus territorio, como para tener que hacerlo por las ordenes o lo que ocurriera en las altas esferas. No, sus cabezas debían de encontrarse libres de tales titubeos o pensamientos. Por eso, al mirar a su CENTURION debían de sentirse seguros de que lo que estaban haciendo era sin la menor duda lo correcto, porque las ordenes eran dadas con seguridad y firmeza, y porque los CENTURIONES, se encargarían de arreglarlo todo. Por todo ello, su paso siempre era firme y su actitud desafiante. Segura. Pensando en todo esto llego sin darse cuenta siquiera a su puesto de mando. Una alejada zona en el conducto principal de reabastecimiento. Un lugar estratégicamente vital para toda la campaña. Una zona que no podría conocer la derrota ni siquiera en la una sola batalla, si pensaban ganar la guerra. Y Juan Manuel lo sabia.
Pocas Horas antes EL PRIMUS PILUS " PRIMER CENTURION "de la LEGION, su inmediato superior había sido abatido y descuertizado en uno de los numerosos ataques a los que los BARBAROS les sometían constantemente desde hacia mas de tres meses. De modo que ahora él estaba al mando.
Cuando subió a la pasarela para dejarse ver en todo el patio de armas, sus hombres, los pocos mas de doscientos que aun respiraban, le miraron inquietos a la espera. Era bien sabido por todos ellos que aquel hombre nacido en la COLONIA AELIA AGUSTA ITALICA y cuyo nombre de pila no tenia nada que ver con el Latín, sino con su región de HISPANIA era su actual JEFE en funciones y acababa de entrevistarse con el LEGATUS DE ROMA jefe de la región.
Sobre el patio se cernió un profundo y mortecino silencio, como emisario de las siguientes y malas noticias: Por un momento Juan Manuel pensó que ni siquiera respiraban, que habían muerto todos mientras le miraban de forma hipnótica ¿ Acaso esperando la orden que le diera permiso para morir en paz?.
Con el caso en su mano derecha apoyado en lo que era antes un muro, su capa roja caía sobre su espalda, haciendo visible los jirones que se habían convertido aquel impecable manto rojo.
Y se obligo a hablar.
Sintió la garganta seca y la boca pastosa cuando aquella única frase salió de sus labios.:
" No habrá refuerzos del exterior, ni del interior nos tendremos que valer por nosotros mismos". Escupió de pronto, como si se tratase de tres cuchillas que le cortaban el paladar, en lugar de ser tres palabras.
" Todos los intentos llegados del exterior han sido asaltados por los BARBAROS y los han aniquilado y las LEGIONES XVII,XVIII,XIX que venían en nuestra ayuda han sido totalmente aniquiladas.
----------Silencio---------
Los ojos de Juan Manuel parecieron recorrer todos y cada uno de los semblantes de sus hombres, como en busca de la respuesta a su muda pregunta. No la encontró. No hacia falta. Ellos, al igual que él, la sabían ya.
Poco a poco todos volvieron silenciosa, casi religiosamente a sus puestos de guardia, y Juan Manuel pensó que nunca seria capaz de expresar con palabras el orgullo que en esos momentos sentía por su tropa, por sus hombres. De casi seis mil legionarios que formaban la legión ya solo quedaban una minúscula parte 200 legionarios. Y allí seguían todos y cada uno de ellos, sin siquiera quejarse ni lamentarse. Nada mas que valor y determinación quedaban en sus cuerpos, maltrechos por el duro castigo sufrido durante los últimos tres meses. Nada más.
El CENTURION tuvo que hacer un esfuerzo por controlar sus sentimientos y no emocionarse demasiado. Era un cargo militar y debía actual como tal.
Repasó los daños sufridos en la estructura del fuerte durante él ultimo enfrentamiento, seis horas antes. Las puertas principales estaban dobladas hacia dentro a causa de los continuos golpes sufridos por los pesados arietes con que cargaba el enemigo. La empalizada norte tenia dos brechas de unos dos metros de ancho cada una, y los hombres habían empezado a taponarlas apilando todo aquello que encontraban en el interior de los barracones. Juan Manuel asintió de forma inconsciente ante sus esfuerzos por obstaculizar los progresos del enemigo. Las empalizadas este y sur parecían haber soportado bien los embates y apenas mostraban signos de desgaste. Y por ultimo la empalizada oeste, aquella en la que el se encontraba en esos mismos instantes: Lo cierto es que aguantaba entera, lo cual ya era mucho. Dio un paso al frente y se apoyo con ambas manos en los troncos acabados en afiladas puntas que componían la empalizada. El paisaje, que antaño se le antojara él más maravilloso de todo el territorio, había mutado catastróficamente. Más de dos centenares de pasos aparecían tapizados de muerte, a causa de los miles de cadáveres enemigos que se apilaban por doquier. Aquellos asquerosos cuerpos de piel cariácea y babosa, de color gris, con aquellas largas melenas oscuras lo cubrían todo. La mayoría de los BARBAROS habían caído bajo las flechas de sus hombres mientras avanzaban hacia el bastión, ahora bajo su mando. Mientras que otros no menos numerosos eran de aquellos bárbaros que tras el toque de retirada no habían podido ir mas allá a causa de las heridas sufridas en el combate. Juan Manuel contemplo los estragos de aquella guerra, tal y como lo venia haciendo desde que llegara a sus posicione, tres meses atrás.
Había cuerpos con enormes tajos que les atravesaban el torso de parte en parte, mientras que otros tenían miembros amputados. Algunos habían sido alcanzados por mas de una flecha antes de caer por fin. Incluso pudo ver a uno que, a pesar de tener clavadas dos flechas en un hombro y una lanza en una pierna, seguía arrastrándose hacia el fuerte, con su acero en la mano. El CENTURION pensó hasta que punto aquellas descerebradas criaturas estaban dispuestas a llegar para lograr derrotarles. No podía creer que su fuerza de voluntad, su convicción fuese tan arrolladora como la de los suyos, como la de el mismo. No podía ser cierto. Y sin embargo, viendo aquel cuerpo castigado en extremo y a pesar de todo siguiendo adelante, no pudo por menos que pensar que en efecto así era. Y en el fondo de su ser sintió un poco de respeto por sus adversarios.
Al ver aquella imagen cogiendo su " vitis " con fuerza pensó que el juicio estaba visto para sentencia, y no seria favorable para ellos. Era conocedor que aquel punto estratégico que defendían era de vital importancia para la guerra y que solo estaban para defenderlo doscientos bravos.
Aquel pensamiento le sorprendió.
" Solo un poco " susurro al fin, como si con ello se concediera a su mismo la victoria y la derrota, en una cuestión llevada a discusión hasta la saciedad en lo más hondo y secreto de su ser desde hacia muchos años. - Solo un poco - se repitió nuevamente.
El ruido de pisadas cercanas les saco de su ensimismamiento. Miro hacia el origen de las mismas y vio a seis de sus hombres, seis de sus bravos, coger sendas flechas y colocarlas sobre sus ARCOS, mientras se protegían al amparo de la cobertura que les ofrecían los maderos de la empalizada que se disponían a defender. Frente a ellos, a unos cuatrocientos pasos, el grueso del ejercito enemigo se alzaba una vez más.
Observándoles, Juan Manuel pensó que esta vez seria la ultima la decisiva. Vio como una gran mancha grisacea, compuesta quizás por mas de DIEZ MIL BARBAROS se les echaban encima. Era realmente increíble como aquellas malditas bestias eran capaces de multiplicarse, eran descomunales dejando por su paso un rastro de babas verdosas. ¿ Acaso no dejaban de hacerlo nunca? pensó Juan Manuel. La pregunta caía por su propio peso. El sabia perfectamente la respuesta. La había estudiado durante los años al servicio de ROMA en sus diferentes frentes, desde simple legionario hasta llegar al cargo que tenia hoy CENTURION. Y él era un buen CENTURION.
Trescientos pasos.....
Juan Manuel miro por enésima vez a sus hombres, sus bravos. Todos ellos reflejaban determinación en sus rostros. Aquella determinación que sólo los que luchan con la razón de su parte son capaces de reflejar.
Doscientos pasos.......
Los aullidos de los BARBAROS ya se podían escuchar con toda claridad. Era un sonido estridente que ponía los nerviosa flor de piel, irritando hasta el extremo a todo aquel que lo oía. Sin embargo embargo todas aquellas asquerosas bestias parecían disfrutarlo al máximo. Si un espectador desconocedor de las mismas las hubiera visto, habría pensando sin duda que se encontraban en un estado de trance o frenesí salvaje. Y quizás fuese así.
Cien pasos......
Las cuerdas de los arcos iniciaron su peculiar sonata cuando los BARBAROS empezaron a cruzar él ultimo tramo hasta el fuerte y varias docenas de enemigos cayeron al instante.
El choque de fuerzas fue como una gigantesca ola arremetiendo contra un pequeño cascaron de madera. Infinidad de escaleras de seis metros de altura se apoyaron en la empalizada oeste y multitud de BARBAROS empezaron a trepar por ellas sin dejar de aullar. En un par de pulsaciones el fuerte estuvo por completo rodeado, cubierto por aquellos infectos cuerpos de materia gris. Juan Manuel se puso su casco con su peculiar penacho transversal rojo que hacia que todos los legionarios lo distinguieran en la batalla desenvaino su " Gladius Hispanius " alzo su brazo al cielo y grito " ROMA INVICTA EST " y sus doscientos bravos gritaron como si de un solo hombre se tratase ROMA INVICTA EST, así mismo agarró las correas de su escudo y se apresto a la que sería su ultima batalla.
Una segunda hueste se abalanzo sobre las puertas principales con sus impresionantes arietes. La traspasaron como si de un cuchillo puntiagudo traspasara la mantequilla. A su vez el Caudillo de los bárbaros permanecía en todo momento impasible en la colina que rodeaba el fuerte con no menos de CUARENTA MIL BARBAROS, y seguía con toda la atención del mundo como transcurría la batalla.
Los alaridos de los atacantes retumbaban por doquier. El encuentro fue ya el cuerpo a cuerpo, golpe tras golpe, acero contra acero que hacia que estos se retorcieran.
EL CENTURION corría de un lado al otro animando a los pocos legionarios que quedaban en pie, cubriendo a los heridos con su escudo, quedando ya solo un reducto mínimo del fuerte por defender " el patio de armas ". Allí estaban los pocos que quedaban rodeando a su estandarte.
Tenían la esperanza que por aquellas fascinantes colinas apareciera ayuda, querían ver los estandartes de las legiones, querían ver un MILAGRO.
Al cabo de un instante el color rojo de las capas de los soldados quedaron cubiertas por el color gris de los BARBAROS. Habían muerto defendiendo el bastión más importante de la guerra.

EN EL HOSPITAL CENTRAL......

El penetrante y estridente pitido de la máquina en el centro de la Unidad de Cuidados Intensivos anuncio el final. El final de una batalla que se había desencadenado dos años atrás. Una agonía demasiado largo.. Demasiado.
El tumor había sido detectado y diagnosticado como maligno casi desde su inicio. Pero debido a su virulenta naturaleza y a lo cerca que se alojaba del corazón, Rosario no pudo ser operada.
Finalmente el tumor ataco el CORAZÓN. Desde hacia tres meses los médicos luchaban contrarreloj por hallar una solución, un imposible, y al fin, un MILAGRO. Pero este no ocurrió.
" Lo siento " Dijo el doctor Alberto una vez más.
El sonido de aquellas dos palabras que Verónica - La madre de Rosario - había estado escuchando cada vez con mas frecuencia en los últimos dos años, consiguió quebrar el corazón de esta como nunca nada ni nadie lo habían hecho. Su hasta entonces ahogado sollozo se convirtió en un bramante llanto de desesperación, un reclamo al TODOPODEROSO, para que le devolviera a su hija de cinco años. Pero nada extraordinario ni mágico sucedió en aquella fría sala de cuidados intensivos, en aquel hospital durante aquella noche, excepto que unos bravos- LOS ULTIMOS BRAVOS - murieron, y el CORAZÓN de Rosario dejo de latir.


Juan Manuel
COLONIA AELIA AGUSTA ITALICA
Datos del Cuento
  • Categoría: Sueños
  • Media: 5.56
  • Votos: 132
  • Envios: 4
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Lorito
invitado-Lorito 05-08-2015 00:45:19

me gustaría volver a hablar contigo...¡sigo esperándote! Graciassss

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