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Categoría: Historias Pasadas

la casa del sexo

La tarde está oscura; a fines de mayo, con la entrada del invierno, los días son siempre muy grises. Fuera de la casa ya están las luces encendidas, corre un poco de viento y cualquiera que uno vea es una silueta en la penumbra. Las hojas crepitan con cada paso.

Llega el director, detiene su auto justo enfrente de la puerta de entrada, donde a él le quede más cómodo. Sube la ventanilla y baja. Da una gran carcajada y dice algo más.

- Bueno, adiós, se le escucha y termina la conversación riendo. Se saca la mano de la oreja y la mira, da una última risa, una mofa; con el dedo gordo presiona un botón y mete el celular en su bolsillo.

Da unos pocos pasos rápidos hacia la casa, las suelas de sus zapatos suenan al pasar por el escalón de piedra en la entrada y se para junto al hongo de luz que ilumina la puerta.

- Bueno, piensa justo antes de tocar el timbre,
- Otra noche más de trabajo agotador, pero vas bien, este mes ya son cuatro películas, dinero en el bolsillo, tocas sus bolsillos con un gesto de satisfacción y aprovecha para comprobar que estén los cuatro paquetitos que había comprado esa tarde;
- Las chicas, todas me han agradecido el papel con un exquisito regalo y... Alguien abre la puerta interrumpiendo su recuento del éxito, sin darle tiempo a tocar el timbre.

Las dos caras se miran con asombro por la sorpresa del encuentro, pero al reconocerse en el instante siguiente, las facciones se relajan y la sonrisa maliciosa, de complicidad, gobierna la expresión y la actitud, se levantan las manos y se encuentran en el saludo.

Adentro hay mucha luz y movimiento, gente que va y viene, cables y equipos de iluminación por todos lados.

- Hola, ¿qué tal Andrés, cómo has estado?.
- Aquí, bien, descansando un par de días pero ahora de vuelta al trabajo, ¿y tú?.
- Bien, esperándote para empezar luego.
- Bueno, bueno, vamos a ello, para eso estamos.
- Ok, voy a comprar unas bebidas, un par de cajetillas de cigarros y vuelvo enseguida.
- Bueno, bueno, por mientras me preparo.
- Hola Andrés.
- Hola Andrés. Todos lo saludan.
- Hola, hola, responde,
- ¿cómo estamos?.

Tres tipos conversan mientras enrollan cables, ríen y sobre sus chistes hacen nuevos comentarios que más los hacen reír.

Cervezas en las mesas, unos cuantos vasos y algunas botellas de pisco y de whisky. Parece más una reunión de amigos que una sesión de trabajo.

El director se quita su chaqueta de cuero y la tira sobre un sofá, su riguroso negro y su pelo cano, también su actitud al saberse el director, el centro de una película, la sensación de éxito merodeando en su cabeza, todo lo hace parecer y sentirse importante, seguro.

- Hola Dani, hola Lore. Saluda a un par de chicos que están en bata y evidentemente desnudos bajo ellas. Son los actores.
- ¿Qué tal, preparados?.
- Hola Andrés, si, como siempre, listos y dispuestos.
- Y tú Lorena, ¿todo bien?.
- Si, un poco de frío, pero entrando en escena se pasa rápido.
- Tómate un traguito de whisky, con eso se te pasa.
- No, yo no tomo, cuido mi cuerpo para las películas. Respondió con una sonrisa en su mirada, inclinando un poco la cabeza, coqueta con el director.
- Bueno, Bueno, muy bien, tu cuerpo es un tesoro que debes cuidar muy bien. Y hablando de trabajo... vamos a filmar como siempre... ya saben lo que tienen que hacer, eso no es ningún secreto. Y en la escena yo los voy dirigiendo, la tomamos de una sola vez, descansamos una media hora y la hacemos de nuevo. Así unas cinco...
- Si, si, unas cinco o seis veces, y después la edición se encarga de poner lo mejor, se adelanto Dani, demostrando que él ya estaba acostumbrado a ese tipo de trabajo.
- Bueno, bueno, así es, voy a dar la última revisada con el iluminador y nos ponemos a trabajar, ¿bien?.
- Si, si, no hay problema, contestó Lorena.
- Si, vaya tranquilo, agregó Dani.
- Carlos, Carlitos, ¿hace cuanto volviste?.
- Recién no más, ¿empezamos ya?.
- Si, ya, me sirvo un pisquito y revisamos iluminación y ya está. Ah, oye, pide que suban un poco la calefacción que la muñeca tiene frío, ¿bien?. No se nos vaya a resfriar y se ponga a estornudar o toser en medio de la acción.
- Ok, yo mismo la subo.

Probaron que las luces no dieran brillo exesivo, que tampoco hubiera ningún objeto que reflejara demasiada luz y unas pocas cosas más, se tomaron tranquilamente sus tragos, desaparecieron un par de minutos y volvieron a la sala.

Ahora, más animados, revisaron hasta los últimos detalles.

- ¡Comenzamos! dijo el claquetero, dirigiéndose a todos.

Entraron a la habitación donde ya estaban Andrés y Carlos, se pusieron detrás de las luces y las cámaras, cuidando de no hacer sombra, eran unas ocho o nueve personas las que formaban el equipo, además de los actores y el director.

Los dos cameramen tomaron sus posiciones y finalmente entraron Daniel y Lorena.

- Bueno, bueno, cámaras enfoquen la cama,
- Dani acuéstate de espaldas, no en el medio, quítate la bata.
- Cuando diga acción, tú Lore, te paras junto a la cama, esperas un instante y comienzas a desabrocharte sensualmente el lazo de la bata.
- Cámara uno sobre Lorena, cámara dos, plano general. El director espera un par de segundos, dando tiempo a que el estado general sea de concentración.
- ¿¡Listos!?. ¡Acción!.

Lorena se saca la bata y sus pechos vigorosos, erguidos sin ser grandes, rebosan sensualidad, su cara expresa deseo animal.

- Acuéstate a su lado y echa los brazos hacia atrás.
- Ahora vuélvete hacia él y míralo con amor.

La actriz obedeció sin pensar siquiera, pero el resto reflejó la extrañeza en gestos diversos, Andrés se dio cuenta del efecto y mirando a Esteban, el claquetero, le dio una pequeña explicación.

- La productora tenía un pedido así y me lo encargaron a mí. Le comentó en voz baja, confidente.
- Close up de Lorena, bien Lore, muy buena expresión. Bien, aléjala.

Volvió a mirar a Estaban, continuando la explicación dijo:

- En la próxima volvemos a lo normal, doble penetración y todo eso. Continuemos con esto.

Esteban lo aprobó con un gesto de su cabeza, perdiendo la extrañeza inicial de su mirada, indiferente a lo que hubiera que hacer.

- Trabajo, es trabajo, pensó.

Andrés, después de hablar a Esteban sintió el alivio de una explicación general que sabía que el claquetero iba a expandir, miró a algunos confirmándoles que la respuesta a su inquietud ya la tenía el muchacho. Ellos asintieron entendiendo. Y por fin el director se pudo concentrar en su trabajo, ya aliviado por la carga que la rareza del mismo le había impuesto.

- Ahora date vuelta hacia él y súbete encima.
- Dani, abre más los ojos.
- Bésalo Lore, bésalo, lo amas. Dense un gran beso, ahora jueguen un poco con sus bocas y sus lenguas.

El equipo una vez enterado de la situación también se concentró involucrándose más en el trabajo, haciendo cada uno en su mente la versión que creían más perfecta.

- Tócale los senos, con delicadeza y deseo.
- Bueno, Bueno, lo van haciendo bien.

El entusiasmo estaba en cada comentario, esto hacía, por el contrario de lo que se pudiera pensar, que los actores, sin perder el control ni la concentración, dieran de sí lo más natural, lo más transferible de sentimientos y sensaciones al futuro espectador.

- Lore siéntate sobre Dani, estírate hacia atrás hasta mostrar completamente tus senos.

Los pechos dorados de sudor, hacían que la piel estirada por la erección brillara como la miel, así de exquisitos eran esos senos.

- Dani, siéntate, acércate y bésale los pezones, muérdelos con delicadeza, recórrelos con tu lengua, juega con ellos. Deséala, excítate más, no la dejes de abrazar y acariciar.

La interpretación de un mensaje jamás había sido tan fielmente reproducida como aquella vez en que un director mediocre se había ensalzado con una escena y los actores, fríos, siempre como máquinas, habían, por primera y quizás única vez, sentido lo que aquel hombre había deseado toda su vida, hacer algo bueno, realmente bueno.

- Lore, baja el ritmo de a poco. Bien, ahora bájate de encima de él y besa su pecho, toma el pene con una mano, acarícialo, tócalo, besa su estómago y baja hasta el pubis. Juega un poco con la intención. Bésaselo. Ahora, ponlo en tu boca, bien, muy bien, chúpalo.

El ánimo se calmó un poco, todos respiraron hondo, relajaron sus tensos músculos, movieron las piernas en su sitio y siguieron la escena.

Lorena sabía mecánicamente el juego que tenía que hacer, era algo así como una especialidad dentro de su trabajo, Dani se remitía a moverse un poco porque sabía que toda la atención de las cámaras estaba en la cara y en las manos de su compañera.

Cuando se confirmo el término de la tensión general, todos, tomando un tácito acuerdo, dieron una mirada a Andrés, el director que había brillado un instante, él mismo sintió ser una estrella muriendo en un cielo que nunca oscurece totalmente, que nunca deja tiempo para un brillo encandilante.

Se perdió la atención en el centro del trabajo, porque ya no quedaba más que acabar como normalmente deberían acabar todas estas escenas.

- Sigue suave y luego fuerte, excítalo y déjalo.

La nueva orden, se tomo como una esperanza de volver a vivir un momento de excitación del alma, pero la mecánica del rito impuso su lógica.

- Cámara dos, plano general, Daniel, cara de placer, de goce, vamos, vamos.

Silencio, ahora más silencio aun, las mentes, las almas, los cuerpos habían dejado de clamar hacia la fugaz aurora.

Lo rutinario volvía a dirigir el trabajo de aquellas almas, ya sólo estaba el deseo de finalizar bien y pronto para que el tiempo que pudiera pasar no impidiera un más nítido recuerdo de la sensación de realización que cruzó por esa casa.

- Deslízate por debajo de ella, bésale los pechos, su estómago, su pubis, trabaja en su vagina. Cámara uno, acercamiento... Dudó un poco.
- ¡Lento!, gritó nervioso. Quizás quisiera no estropear algo que creía haber conseguido ese día. Se centró en la escena, se calmó. Unos segundos más tarde, volvió desde el fondo de su mirada.
- Sube, Dani, pon tus manos en su cintura.
Una sonrisa apareció en todos, fué un chiste gracioso.
- Eres un ser que casi desvanecido sólo busca el placer, le explicó al actor.
Daniel dudó milimésicamente y lo hizo, creo que entró denuevo en aquel mundo. Andrés lo observó... Prestó atención, respiró tranquilo y retomó el hilo.

- Bamos flaquito - le dijo -... penétrala - con una confianza total -. Verdad que ahora te gusta?, sonrió.
- Estupendo cabros, sigan solos.
- Cámaras, las tomas que quieran.
- El trabajo ya está hecho.
Datos del Cuento
  • Autor: incognito
  • Código: 13360
  • Fecha: 09-02-2005
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