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historias cotidianas

El ascensor


El frío de la mañana golpeaba el rostro de Mariana con una crueldad inusitada. El invierno se perfilaba duro. Buenos aires cambiaba su fisonomía y la gente que la rodeaba parecía aislada dentro de sus largos sobretodos, manos enguantadas y bufandas de las cuales sobresalían sólo un par de ojitos ratoniles
Nadie hablaba, todos caminaban velozmente tratando de esquivar al resto de los transeúntes que se desplazaban en iguales condiciones
-¡Qué fastidio tener que salir con este día!
-¡Si pudiera estar sin comer, seguro que no me muevo!-
La necesidad la había hecho salir de su departamento, la compra de alimentos era el motivo de su escapada en un día tan poco agradable.
-Buenos días señorita!-¿Qué le vendemos hoy?-
Desde el puesto de frutas, Domingo el vendedor, la miraba frotándose las manos y exhalando sobre ellas una nube de vapor para calentarlas, aunque sea ilusoriamente.
-¡. Que mañanita esta eh! - Comentó Domingo recorriendo el puesto.
Se saludaron cordialmente y muy apresurada Mariana, señalándolas eligió unas brillantes manzanas que le sonreían desde el cajón. Un zapallo calabaza, de pálidos tonos amarillos, semejaba el sol de la mañana invernal, éste y un enorme ramo de verdes acelgas completaron la compra del día.
-¡Hasta mañana amigo!-Que tenga un buen día-
Así cargada y arrugada por el frío Mariana ingresó al palier del edificio.
Luego de saludar al portero, que barría la escalera, se dispuso a esperar el ascensor que estaba detenido en el último piso.
-¡Otra vez parado arriba!-dijo fastidiada
“-¿Para que? Se preguntó para sus adentros, mirando el indicador,
- Si allí nunca sube nadie.-“
Cuando el artefacto paró en la planta baja se apresuró a subir y acomodando sus bolsas apretó el botón que la llevaría de nuevo a su cueva, en el quinto piso.
El movimiento quejumbroso del viejo ascensor dejó oír ciertos ruiditos nada tranquilizadores. Mariana sintió un escalofrío, sensación que aún la acompañaba cuando, de repente, el ascensor se detuvo entre el 3º y 4º piso.
-¡Lo que me faltaba. Este cacharro esta cada día peor!- se dijo.
Su primera intención fue abrir la puerta pero, luego de pensar un momento desistió de esa alocada idea;
¡Nada ganaría con ver solo una despintada pared!-.pensó.
Lentamente fue repensando las posibilidades que tendría para salir de su impensado encierro.
Llamar al portero, gritando por el hueco, fue lo primero que se le ocurrió, después de intentar hacer sonar el botón de alarma que figuraba en el tablero.
-¡Portero!¡ Ascensooooooor!
Sus gritos fueron vanos, porque nadie acudió a su llamado. Debía pensar en otra cosa. Pero su mente se negaba a responder...
No tenía noción del tiempo que pasaría así, entonces se sentó en una de las esquinas del receptáculo y comenzó a tararear una canción que según ella, calmaría sus nervios. Un aire de Bossa-nova llenó el ascensor y sus notas volaron por la fría columna de cemento...
-¿cuantos minutos pasaron?- Parecía una eternidad...!
Sin embargo a los diez minutos, al dejar de entonar canciones, una débil voz llegó desde arriba preguntándole por que había dejado de cantar.
-¡Señorita continúe con el canto, así se sentirá mejor!-
Ella asombrada, miró hacia los lados y se puso a pensar si había sido cierto lo escuchado. Una nueva afluencia de la voz la orientó hacia arriba, por sobre el techo del ascensor.
¿-Quién era?-¿el vecino desconocido?-¿el del sexto?- Increíble-.
Sin embargo era real y una voz varonil le preguntaba ¿qué le pasaba y cuál era su estado de ánimo? Mariana comenzó a contarle al desconocido vecino cual era el problema y si él tenia alguna idea de cómo salir de la situación.
El vecino muy atento se presentó, diciendo
-Me llamo Roberto y soy su vecino de arriba- señorita Mariana
-¿Cómo sabe mi nombre?-
- Lo leí en la cartelera de planta baja, le contesto él, y si quiere llamaré al servicio de emergencias, eso sí, si me promete que mientras lleguen, charlaremos un rato-
Mariana extrañada asintió con un movimiento dubitativo de su cabeza, segura de que su interlocutor no lo podría ver y para sus adentros pensó
- “Está un poco rayado este, pero será mejor llevarle la corriente”-
Roberto entonces inicio una conversación personal sobre los motivos por los cuales Mariana llegaba de vuelta a su domicilio y se encontraba en esa situación,
-¿Cómo está la mañana?¿Muy Fría? ¿A dónde fue? ¿Al frutero de la esquina?-
Pregunto por el clima, los mandados que hizo y lo que había comprado. El se lamentaba no poder ayudarla mas que con la charla, pero el tiempo transcurriría mas fluido y evitaría el nerviosismo..
De esta forma la conversación se fue haciendo mas personal
Mariana se enteró de que Roberto vivía solo, que hacía mas de un año que no bajaba de su piso, ni siquiera salía de su departamento.
-¿Es verdad eso?-
Ante la pregunta extrañada de Mariana, él le contestó que estaba realizando una experiencia paralela, con un sujeto estadounidense y que se habían propuesto demostrar que su única comunicación con el mundo era por Internet y que con la ayuda del ordenador se podía sobrevivir, sin el contacto físico con el entorno.
-¡No dije, exclamó Mariana, éste está del moño!-
Y súbitamente el miedo se apoderó de su persona.
-¡Lo único que me faltaba!-
- Conectarme (y se rió del término) con un loco de Internet.
- A medida que transcurría el tiempo Roberto comentó sus gustos musicales, su pasión por la lectura y sus gustos sobre pintura y cinematografía, diálogo al que Mariana correspondía entre asustada e interesada por la rara situación.
Así pudo también enterarse de la cantidad de servicios a domicilio que se prestaban en la ciudad, comida, limpieza, arreglos del hogar, cine en DVD, viajes.
En fin, todo era delivery y lo más importante que esto hubiera permitido salvar el mal rato, solamente con conectarse a Internet o bien llamando por teléfono.
Así pensaba Roberto y trataba de informar a Mariana del sistema.
La charla se hizo más íntima y ambos hablaron de su soledad y falta de afectos, su dificultad de integración con el mundo que los rodeaba y su desconformismo con la vida, factores que ambos conocían demasiado bien.
Roberto estaba convencido de que había encontrado la justa en esta nueva modalidad y así se lo dijo a Mariana ,buscando su aprobación
Pero lo que no podía resolver Roberto, con toda su tecnología, era la parte más emotiva de una relación, el contacto, la calidez y las sensaciones del abrazo entre dos, el apretón de manos o la mirada de un par de ojos asombrados o enamorados.
¡ Eso no hay tecnología que lo suplante.! dijo Mariana.
En pocas palabras, ella le aclaró sus conceptos sobre el tema y la necesidad de comunicación sensorial con el mundo que nos rodea.
Entonces notó que solo le respondió un silencio interminable.
-¡Se acabó la charla pensó preocupada!-
-Eso me pasa por decir siempre lo que pienso-
-¡Cuándo aprenderé!-

De pronto se escucharon unos sonidos metálicos y por la tapa del techo del ascensor apareció la cara sonriente del bombero que había sido llamado para ayudar a la pasajera a salir de tan inusitada situación.
-Desde su refugio, Mariana lanza un potente ¡Gracias! a su impensado interlocutor.
Y se dedicó a seguir las indicaciones del socorrista.
La cara de felicidad de Mariana habría sido un insulto a los ojos de Roberto que estaba tan entusiasmado con su nueva relación, pero como la distancia y el aislamiento habían hecho lo suyo, allí terminaría este inusual diálogo.
O no.............
Quizás fuera el comienzo de recapitular sobre la decisión de uno y el temor de la otra parte, de esta increíble pareja.
Lo que Mariana no podía imaginar era que detrás de toda esa experiencia Roberto escondía su realidad de discapacitado ,que lo vinculaba de por vida, a una motorizada silla de ruedas.
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1 comentarios. Página 1 de 1
Antonio
invitado-Antonio 02-11-2004 00:00:00

Considero que tus palabras persiguen un sentido capaz de ultrajar la imaginación de los lectores. Te felicito y como un comentario adicional te confieso que al recorrer el fragmento de los pescadores me admire por la relación que logras establecer entre la introducción y el final del relato. Tu comunicas lo que has visto; ignoro de donde provienen las imagenes que interpretas. O quiza solo es una ambiguedad lo que planteo, de cualquier forma me gustaría saber si has encontrado en la fantasía aquello donde surgen la esencia del texto. ¿Cuál es la naturaleza de tu escritura? aguardo su respuesta y le felicito nuevamente.

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