Casi tocó el cielo, no sólo con sus manos, con todo su cuerpo. ¿Su cuerpo o su espíritu?.
Cuarenta días pueden ser mucho tiempo si se espera y un soplo si se viven plenamente. Ella invocó en su larga espera a las hadas de sus sueños, a los traviesos duendes y a los seres maravillosos que anidaban en su cabeza cuando estaba llena de ramitas verdes.
Vagó por el espacio y buscó, buscó a Críspula, quizá ella que estaba entre ser bruja o hada tuviera alguna explicación para lo que le pasaba, pero fue en vano, en su cabeza había un revoltijo de ideas, las nubes vistas desde arriba no eran tan hermosas, no eran esponjosas como bizcochos, y por mucho que intentaba atraparlas para pasear en ellas, se escapaban, las estrellas no tenián el brillo de las noches de verano y la luna estaba pálida.
Pero por fin sabía lo que había pasado, el mundo de la fantasía había estado por un tiempo lejos de ella; una negra sombra se había instalado en su corazón y en su mente.
María luchó con ahinco y venció al mal, volvió a crecer su pelo negro y aún más rizado que antes y pronto se encontraría con todos sus amigos, los reales y los irreales. Estaba de vuelta al mundo de las hadas, los duendes y los seres maravillos.
Lo que más necesitaba ahora era un paseo por un bosque maravilloso, donde las flores tuvieran hermosos colores, asistir a alguna fiesta de las hadas y jugar con los traviesos duendes.
Sabía que volverías a deleitarnos con tu fantasía y con tu magia por eso esperaba que pronto apareciera un nuevo cuento tuyo. Me alegro mucho que haya sido así. Como siempre un relato del más alto nivel. Seguiré con interés tus relatos. Espero que pronto estará Críspula también de vuelta.