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Categoría: Hechos Reales

el cumpleaños feliz

estoy cerca de cumplir años y la verdad, no me alegra nada. esto de celebrar por tener un día menos de vida, me da espanto. pero, cómo hacer comprender a mi gente que esto no es saludable. me gustaría olvidarlo y seguir todo como un día menos, aunque los días me sean hermosos a medida que envejezco. hace poco escuché a un hombre bastante joven decir que no temía a la muerte, que ella era el verdadero descanso, la solución de los problemas. al escuchar y leer sus versos, sentí que no mentía. le escribí y le conté el gran temor que tengo por la muerte. fue gracioso porque como respuesta recibí un poema muy hermoso. decía algo así como que la muerte es el terno despertar a un descanso tan eterno como ella, y que la nada y la oscuridad son imágenes de nuestros temores, que no es sano vivir temiendo, es bello vivir sin temer. eso decía este hombre de apenas treinta años. lo fui a buscar a su casa y le vi frente a frente. me preguntó mi nombre. se lo día y le dije que admiraba su pensar y sentir acerca de todo cuanto escribía. me miró y me dijo que no recordaba nada. me extendió la mano y con una elegancia propia de las aves, se fue hacia el mundo, un mundo que ya no era para mí, que ya cuento, o estoy por cumplir los noventa y cinco, y anhelo vivir muchos años mas. no deseo morir, vivir es lo que más quiero. volví a mi confortable casa y apenas entré, sentí como un hielo en mis manos que serpenteaba mis venas hasta congelar mi cuerpo entero. caí como un saco de papas y cuando quise levantarme no pude. todo era tan pesado. allí tan solo estaba mi cuerpo y respiraba, y por la primera vez me di cuenta que la misma respiración era una poderosa fuerza que animaba todo mi ser, y subía y bajaba sin cesar, como las olas del mar. ¡qué poderosas eres!, sentí. ¡ahora si puedo morir!, me dije. y sonreía sin parar, pero mi cuerpo siguió respirándome. cerré los ojos y me dije, si esto es el final, de una vez por todas. pero, no lo fue. pasaron las horas y sentí un tibio calor en todo el cuerpo. las fuerzas cubrieron la humildad de la respiración, pero no le olvidé. al rato estaba levantado y salí a la calle. caminé hasta llegar al mar. y miré sus olas, sus seres escondidos tras aquel manto azul. sentí su poder. sentí mi poder. y allí, escuché al poeta que me hablaba, dulcemente, dentro de mí. mi cumpleaños era mañana, y la verdad, no importaba. era un día más, un aliento mas y todo era un regalo mas.
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 26038
  • Fecha: 26-08-2012
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 5.8
  • Votos: 35
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4652
  • Valoración:
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