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Una lágrima sin perdón

Eran dos hermanos Angel, Rosario, y una hermana: Adela. Rosario siempre protegía a Adela que era la más pequeña. Un día estando en la escuela, un jóven se burló de ella y comenzó a decirle: lela, lela lela pa´ que vienes a la escuela . . . le (Bum) interrumpió el hermano con un puño en plena cara de aquel jóven. Pasó el tiempo y Adela que nació con un defecto en una pierna y no era hábil en las letras, a paso lento aprendió a leer y escribir. Rosario le ayudaba. Así pasaron los años, siempre unidos. Pero llegó el tiempo en que cada cual tomó su rumbo. Angel estudió ingeniería y construía grandes complejos turísticos. Rosario se fue a estudiar medicina al exterior. No se había casado, estaba sólo en aquel país, asi que en su tiempo libre jugaba en la computadora.
Adela, que fue la primera en casarse, se divorció. Se aferró a una computadora, ya que podía comunicarse sin que se notara su problema físico ni su problema del habla. Tenía muy mala ortografía, pero pensamientos hermosos.
La criiticaban, pero ella seguía escribiendo. Estaba sola. Disfrutaba de leer tantas cosas lindas. Había quienes se comunicaban muy afectuosos con ella.
Un día recibió un mensaje (una de esas bromas de mal gusto) que le decía que era inepta, que si no se avergonzaba de lo tonta que sonaba. Lloró . . . lloró amargamente. Porqué .. . decía Adela, porqué. Desconectó la computadora y se sumió en su soledad.
Un día los hemanos fueron llamados por un vecino para que vinieran a ver que pasaba con Adela que no salía de la casa hacía muchos días. Rosario tomó el avión y fue a ver a su hermana. Entró a la casa y la encontró en un sillón, con la mirada perdida. Sólo se mecía. Rosario se le acercó y le preguntó: Que te pasa Adelita, que te pasa. Adela alzó los ojos y lo miró. Rosario vio bajar una lágrima por su mejilla. Adela, como si le costara mucho esfuerzo le dijo: Rosario, porqué se burlan de mí, tengo buenos sentimientos. Pensé que en una computadora podría compartir sin que me humillaran. Entonces Rosario le pregunta: ¿Pero que fue lo que pasó? Adela, como enajenada, le decía: me escribían cosas feas, se burlaban de mí, pero uno que decía llamarse "samaritano" se burlaba de mí y me escribía cosas que me daban miedo. Con poca expresión en su rostro le decía: Rosario . . . tengo miedo y estoy muy sola. Rosario salió de la casa y se fue bajo un árbol a llorar. No podía darse un puño a sí mismo, pero el dolor de saber que fue él quien hizo daño a su hermana sin saber que era ella, fue suficiente castigo.
Datos del Cuento
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.9
  • Votos: 49
  • Envios: 1
  • Lecturas: 1755
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
María Eugenia
invitado-María Eugenia 26-04-2005 00:00:00

Alma: Gracias. Este cuento nació aquí a raíz de un comentario, que realmente, yo tan boba, me asusté. La verdad que aquel comentario cumplió su cometido de cuento de terror. Claro que es la reacción espontánea de apasionarse en estas máquinas, pero rápido separé la fantasía de la realidad. Pensé... nadie se da cuenta de quien está al otro lado de la ventanita. Yo no soy cuentista, pero invento para tener una razón de estar entre tantos escritores. Aquí encontrarás muchos amigos. Cada día te leeré. Me agrada tu sensillez.

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