Un día de mucho calor, un venado muy vanidoso se fue al rio a tomar agua. Después de beber, se contempló en el reflejo del agua. Orgulloso, vio que tenía una gran cornamenta y pensó: ¡Que hermoso soy! ¡No hay nadie en el bosque con unos cuernos tan bellos!".Pero también vio que tenía unas patas delgadas y largas. Esto lo desilusionó. Mirando al cielo, se quejo: "¡oh, Dios! Me has hecho con una hermosa cabeza que luce una gran cornamenta, pero me has dado unas feas patas que no van con mi elegancia. ¡Qué pesar, que dolor más profundo! ¿Por qué no hay gloria completa en este mundo?".Se quejaba así de su suerte, cuando de repente vio venir a un león. Se veía furioso y hambriento, y lo empezó a perseguir. El venado corrió por unos potreros. Pronto se ganó una gran distancia, pues la fuerza de los venados esta en sus largas patas. Pero cuando llego a un bosque, sus cuernos se engancharon en las ramas de los árboles y lo detuvieron. Tuvo que hacer un tremendo esfuerzo para escapar, pero tuvo suerte y al final el león no lo alcanzó. Cuando ya estuvo a salvo pensó:"¡que tonto he sido! Mis patas que me parecían despreciables, me han salvado la vida. Y los cuernos, que eran mi orgullo, casi me causan la muerte.