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Categoría: Historias Pasadas

Su madre.

Matias vivía solo con su madre, tenía 12 años, estaba entre la niñez y la adolescencia, pero sus rasgos ya dejaban entrever la expresión seria de un hombre atractivo. Su cabello era castaño y liso, un poco largo; sus ojos eran azules, del mismo azul que el cielo tras una tempestad y su piel, su piel era lisa y reluciente, de un color permanentemente dorado, en cualquier estación.
Alicia, su madre, era muy blanca, de cabello claro y ojos ambarinos, no se parecían, excepto en un detalle: los dos tenían la misma sonrisa dulce y sensual.
Matias no recordaba a su padre, y Alicia hablaba poco de él, a veces rememoraba detalles pero prefería no hacerlo porque se entristecía facilmente, Matias tampoco preguntaba mucho, lo único que sabía era que había muerto un domingo 12 de Mayo con 22 años de un ataque al corazón, cuando él tenía pocos meses de edad.
El muchacho era tranquilo y callado, tocaba el piano desde muy niño y era bastante sensible. En el colegio no tenía muchos amigos, pero todos los compañeros le tenían cariño y respeto. No llamaba la atención, aunque a esa tierna edad algunas chicas de su clase ya se habían fijado en su resplandeciente belleza, pero para Matías, todavía era temprano para esas cosas.
Vivían en la ciudad de Madrid, en una zona de personas tranquilas y con bastante dinero. Su casa era grande y solariega, tenía 6 habitaciones y amplios ventanales en cada una, pues Alicia no soportaba la oscuridad. Alicia no trabajaba, es decir, era ama de casa, claro que sí, pero además tenían una interina que limpiaba todas las habitaciones cada día. Matias nunca se había planteado de dónde provenía el dinero de su madre hasta hacía dos meses, cuando se lo preguntó:
-Mamá, ¿cómo es que tu no trabajas, de dónde sale todo nuestro dinero?
Alicia le explicó a su hijo que su padre, al morir le había dejado a ella una gran herencia, puesto que era hija única y no tenía nadie con quien compartirla. El muchacho dió por válida aquella explicación, dado que no sabía nada de sus abuelos y no le pareció extraño que su madre hubiese heredado.
El 5 de mayo Matias se quedó solo en la casa, su madre había ido a casa de unas vecinas y Selene(la interina) estaba de visita en casa de sus padres. No sabía que hacer, acababa de terminar de tocar el piano, no le gustaba mucho la televisión y todos sus amigos estaban a las afueras de la ciudad, en el campo, ya que era domingo.
Decidió inspeccionar la casa, había vivido siempre allí, era su casa, pero nunca se le había ocurrido curiosear las habitaciones, aparte de la suya, el cuarto de juegos, y el sótano. Había cuatro más,la de Alicia, la habitación donde dormía Selene y otras dos donde no dormía nadie.
La casa tenía dos pisos, en el primero estaban el salón, la cocina,y su habitación, que incluía un baño. Arriba estaban las otras cuatro y una amplia terraza que le gustaba mucho. Subió por la escalera de madera, silenciosamente, como solía hacer todo. Miró el amplio pasillo, a lo largo de sus dos lados se econtraban las preciosas puertas que encerraban los misterios de las habitaciones que el desconocía. Decidió empezar por la de su madre, tomo el pomo de la puerta y comenzó a girarlo. Se detuvo, como asaltado por una idea que le impedía abrir esa puerta. "estoy en mi propia casa, solo voy a ver como es la habitación de mi madre, no creo que haga nada malo" pensó, y giró completamente el pomo dorado al tiempo que empujaba la puerta hacia delante.
Pestañeó, la pintura amelocotonada de las paredes junto con la luz de la tarde a la que daban paso los ventanales de la habitación de Alicia lo habían cegado por un momento.Pasó la vista por el lugar, tenía una cama grande, casi igual que la suya, pero con distinta colcha, también estaba enmoquetada, pero del color de las natillas,también había un coqueto tocador de madera de cerezo provisto de un espejo redondo con bombillitas alrededor. Y un armario, un imponente armario de un tono marfil. El armario atrajo inmediatamente la atención de Matías y lo impulsó, como movido por una fuerza sobrehumana a abrirlo y explorar su interior. Lo abrió con facilidad. Abrió sus ojos azules más que nunca en su vida, no se podía creer lo que veía, él esperaba encontrarse la ropa con la que se vestía su madre a diario pero lo que estaba viendo era muy diferente, en perchas, y bien ordenadas veía toda clase de ropa de cama, es decir, combinaciones, ligueros, ligas, braguitas casi invisibles y toda clase de complementos que Matías nunca hubiese esperado encontrar entre la ropa de su madre. No supo que pensar, había visto a su madre desnuda, en algunas ocasiones, y en ropa interior bastantes veces y jamás la había visto con esa clase de "modelitos". Cerro el armario, salió apresuradamente de la habitación y bajó las escaleras.
Se encerro en su cuarto e intentó reflexionar con serenidad y seriedad, era inteligente, y lo sabía, pero no comprendía porqué necesitaba su madre aquella ropa ¿tenía un amante? y en tal caso ¿porqué se lo ocultaba? a él no le importaba que su madre tuviese aventuras, era una mujer joven, libre y atractiva, lo comprendía perfectamente. Todo aquello era incomprensible.
Pasó un rato y llegó su madre, lo encontró leyendo, le dió la cena, estuvieron un rato charlando en el salón y le deseo felices sueños con un beso, como cada noche...
Aquella semana Matías estaba como ausente, solamente pensaba en la ropa interior de su madre, y en los mótivos de porqué la tenía, dormía como los gatos, cualquier sonido le despertaba y se pasaba horas y horas recordando la imagen del armario...
El domingo 12 de Mayo a las 00:33 de la madrugada matías, cansado de intentar conciliar un sueño que no llegaba decidió meterse en la ducha, a ver si conseguía relajarse, pero al salir de su habitación vió a su madre, envuelta en un ligero abrigo oscuro disponiendose a salir de la casa. Matías se quedó mudo de asombro. Su madre, saliendo de casa a esas horas, decidió no hacer nada para detenerla, volvió a entrar en su habitación, se puso el abrigo, se calzó y nada más oír a su madre cerrando la puerta con sigilo, abrió de nuevo la de su habitación y salió tambien de casa, dispuesto a perseguir a su madre, estaba seguro de que aquella salida nocturna estaba relacionada con sus "modelitos".
La persiguió a una cauta distancia durante calles y calles...anduvieron durante más de media hora hasta que llegaron a un hotel, un hotel bastante cutre, con aspecto sombrió. Alicia se detuvo enfrente, al lado de una farola y se desabrochó el abrigo. Desde su ángulo de visión Matías no podía ver la ropa que llevaba su madre, aunque pudo distinguir el color de sus vistosos tacones. Eran rojos,un color que su madre rara vez solía usar.
Matías se mordió el labio inferior, nervioso. Espero un rato, su madre seguía apoyada en la farola, miró su reloj, ya eran la una y cuarto.
Al cabo de unos minutos apareció un hombre, un hombre maduro, de unos 45 años, intercambió unas palabras con su madre, le ofreció un cigarro y Alicia lo acepto.¡Ella no fumaba!El muchacho se quedó boquiabierto.
Los vió entrar en el hotel, aquel hombre agarraba por la cintura a su madre...
Espero un rato, tal vez una hora, se obligó a no mirar el reloj hasta que su madre saliese de allí. Por fin , después de un tiempo que se le hizo eterno vió a su madre salir del hotel, sola.
La miró, llevaba los tacones rojos, una minifalda negra y una camiseta que dejaba ver casi la mitad de sus blancos y redondos pechos. Caminaba rápidamente y se ajustaba un bolso a juego con sus zapatos.
De súbito, Matías lo comprendió todo. Y un dolor penetró desgarradoramente en el centro de su corazón mientras le invadía la certeza de que su madre, la mujer a quien él siempre había idolatrado, ejercía el oficio mas antigüo del mundo. Y,un Domingo a las 2:51 de un 12 de Mayo del año 1988 murió Matias de un ataque cardiaco. Comprendió toda la historia de su padre en el mismo momento que veía a su madre corriendo hacia él y su voz: "! Matias!" se perdía en su mente...
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