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Stop significa parar

Érase una vez una señal de color rojo, hinchada como un tomate, de grandes ojos blancos y un bonito pie metalizado que vivía apoyada en la carretera retorcida de un pueblito del norte. Le encantaba su significado y presumía delante de otras señales de ser de las más importantes:

- Lo siento Ceda el paso. A ti no te respetan, eres un simple palo. Por no decir de las hermanas prohibido girar a la izquierda prohibido girar a la derecha… como si no se viera ya las flechas pintadas en el suelo.

Nuestro querida señal ¿Sabéis como se llamaba? Su nombre era Stop y su significado era parar. Los coches debían de parar cuando se encontraba delante de ella porque informaba de que podía existir un peligro y que se debía de tomar mucha precaución y vigilancia. La única amiguita de Stop era Prohibido el paso. Sin embargo prohibido era muy diferente, apenas hablaba y no le gustaba rodearse de señales por lo que rara vez se les veía juntos.

Un buen día un camión llegó a la carretera retorcida donde se encontraba Stop y la señal puso cara de miedo cuando vio bajarse a un hombre con un martillo y un hacha que se dirigía hacía ella. 
- ¿Qué va a hacer conmigo?

El operario de un golpe algo doloroso para nuestra señal la levantó del suelo y la metió para el camión.

- Te vendrás con nosotros a un camino nuevo y muy moderno. Te gustará – Le dijo el señor del casco brevemente antes de meterla al camión-.

La señal asustada esperaba con ansia ver en qué sitio nuevo la iban a colocar. Cuando se dio cuenta estaba situada a la salida hacia una autovía nueva muy lejos de su último hogar. 

El primer día Stop estaba temerosa de ver como reaccionarían los coches pero empezó a repetirse que ella era una señal importante y la tendrían que respetar.
Desgraciadamente no fue así.

En la nueva carretera muchos de los coches que llegaban apenas se paraban y seguían hacía delante o hacían un gesto breve de parada antes de salir como balas hacia la carretera. ¡Dios mio! Se había convertido en un Ceda el paso.

Se dio cuenta de que no se había portado bien con Ceda el paso, así lo primero que hizo fue a disculparse por su actitud con él. 

Además Stop, ni corta ni perezosa, tomó la decisión que eso no iba a consentir la actitud de los malos conductores y decidió que cada vez que un coche viniera rápido y no tuviera intención de cumplir sus órdenes daría un saltito y se plantaría en mitad de la carretera. 

De esa forma logró que los coches frenaran y tras unos días haciéndolo, los coches se acostumbraron a frenar y no hizo falta que siguiera haciéndolo para que cumplieran con la obligación de parar que significaba la señal de Stop.

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