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Sick Nurse

Nora Harper buscaba el empleo mas preciado, asistente medico o simplemente enfermera, al llegar al sanatorio MERSY WEST, de la ciudad de California, había viajado hacia allá para completar su servicio social y convertirse en una prestigiada doctora, ya veía su consultorio junto con las elegantes letras en cursiva que la identificaban como tal.
Al llegar a ese hospital solo pudo sentir que el termostato no funcionaba y hacia frío, se notaba la ausencia de pacientes, la mayoría eran enfermeras que estaban cubiertas de su nariz y sus labios con un cubre bocas, talvez era por las gripas del mes de Noviembre, ese mes se acercaba el frío invierno, escaseaban los doctores y los pocos que estaban ahí estaban con una apariencia rara como si estuviera cansados o enfermos, su mirada estaba derrotada y su boca no se cerraba era como si tuvieran retraso mental, su color era de un pálido amarillo, se podía afirmar que tenían anemia o algún otro tipo de cáncer, pudo pasar por su cabeza que eran zombies, las enfermeras metían a los pacientes a los consultorios y después de unos minutos salían un poco raros, como los doctores o aun peor, seria el fuerte medicamento o algún tipo de enfermedad diagnosticada, pero ellas eran diferentes, sus mejillas aun eran carmesí y su color de piel era un poco bronceado aunque en ese tiempo el sol casi no salía de entre las grises nubes, sus uniformes eran un poco exagerados, se podría decir que eran excitantes, y sus cuerpos eran voluptuosos, no eran como las enfermeras que se acostumbran a ver en los hospitales generales, parecía que el frío no les afectaba, sus gorros estaban sobre su cabeza con esa hermosa cruz de un rojo, como la sangre que brota del cuerpo, se burlaban y murmuraban entre ellas pero no retiraban el protector de sus labios, a lo mejor había una epidemia desatada en ese lugar. De verdad esas mujeres eran sensuales, sus piernas se podían observar, eran de una hermosa modelo, todas del mismo modo, al igual que sus pechos al descubierto como dos colinas en el bosque, pero había algo raro, ¿y sus labios?, como saber como eran no podía imaginarlos, pero aun así eran preciosas como muñecas de algún aparador, como compararse con ellas, Nora seguía a sus veinte años plana, sus pechos a duras penas llenaba un poco la copa b, sus piernas eran como dos delgadas ramas y su trasero ni hablar, seguía formando parte de su espalda, talvez por eso nunca tuvo novio como sus amigas, fue por eso, por considerarse fea.


-Bienvenida al hospital señorita, señorita…-la recibió un medico mientras babeaba frente a ella y sus ojos se perdían a los lados, era una sensación un poco rara.


-Yo la recibió Morgan.-dijo una de las enfermeras tocando el hombro de su compañero, seguía sin retirar ese misterio- yo soy Elizabeth Lawrence, me puedes decir Beth, te mostrare todos y cada uno de los rincones de este lugar, contamos con tres plantas en este hospital, los elevadores están saturados, así que tenemos que usar las escaleras, pero hay un problema, no hay que subir al tercer piso, esta clausurado, lo usamos a veces como almacén y esta lleno de cosas viejas, ratas, bichos y otras horrorosas cosas, bueno aquí termina mi recorrido estas es la sala de urgencias donde te continuara dando la explicación, Rima Adams.- termino de completar su frase mientras se marchaba por el pasillo caminando sobre delicados tacones delgados.-


-Tú debes ser Nora, la estudiante que nos viene a ayudar.-


-Así es señorita Adams.-


-Querida solo dime Ma, ¿okay? Bueno comenzaremos con el registro, cada vez que ingresas a un paciente de urgencias debe ser porque su vida esta en peligro, por ejemplo, una persona con quemaduras de tercer grado o un ataque al corazón, tienes que empezar a diagnosticarlos y anotar sus síntomas en este formato, también los medicamentos o instrumentos que necesitas y llevarla a recepción para que te suministren la ayuda, ¿sabes como inyectar?-


-No soy una experta que digamos.-dijo Nora con una ricita un tanto estupida.-


-Entonces te enseñare, toma aquella almohadilla de esa charola de disección.-dijo Ma mientras Nora la tomo entre sus manos, al instante Rima saco una jeringuilla de su bolsillo.- observa Nora.-Rima tomo la almohadilla entre sus manos y aplico suavemente el piquete.-se hace suavemente, al retirar se hace delicada para no dañar los músculos de los pacientes.- de la puerta entro una mujer, igualmente vestida de enfermera, solo que tenia algo distinto, no llevaba cubre bocas, tenia un parche en el ojo con una cruz roja.- ¿ya has traído a los pacientes?-


-Si ahora los bajo de la ambulancia.-dijo aquella extraña mujer saliendo por el pasillo.-


-No le hagas caso esta amargada desde que llego al hospital, debe ser por su ojo.-


-¿Que le paso a su ojo?-


-Fue un accidente con un paciente que no paraba de moverse en cirugía y el bisturí daño su ocular, y desde entonces usa ese parche, pero no le hagas tanto caso, es solo la que conduce la ambulancia.- la entrada se abrió dejando pasar una camilla con dos pacientes, los dos atados de manos y pies y con una cinta aislante sobre sus labios, la camilla era cargada por dos hombres que parecían retrasados mentales.- como no sabemos cuando llegan los pacientes nos quedamos en el hospital en una habitación del tercer piso, antes era utilizada para autopsias, bueno como ya viste, tenemos, pediatría, urgencias, oftalmología, dentista, atención a embarazos y el consultorio esta en la primera planta en la entrada, junto a recepción, ahora tengo que ir a atender a los pacientes.- dijo tomando el registro en su mano derecha y el estuche de disección en la izquierda.- nos vemos en la tarde, después de esta cirugía.- al abrir la puerta del quirófano pudo escuchar los gritos de los desafortunados, talvez no había anestesia para calmar su dolor.-


Había algo raro en esos gritos, no cesaban y eran de verdad insoportable, giro al pasillo que da a un lado de quirófano y los aullidos eran más fuertes y pudo ver que había una perforación en la pared y se asomo, pudo ver a un hombre atado en una silla giratoria, su cabeza estaba con una mirada baja, unas manos tocaron su barbilla para levantar la cara y pudo observar sus uñas decoradas, eran idénticas a las de Rima, mientras que en su otra mano llevaba una jeringuilla con un liquido de 30 mililitros.


-¿Qué haces?- Nora dio un salto, ante el escalofrío y un fuerte grito estremeció el ambiente.- tranquila, tranquila…-


-Me ha dado un buen susto, usted es…-


-Soy Megan, Megan Hart y por favor no me llames de usted, no soy tan vieja, supongo que eres Nora, antes de que llegaras nos hablaron de ti.- el solo pensamiento era como soportaban llevar consigo ese estorboso y perturbador tapabocas.-supongo que aun no te entregan tu uniforme.-


-No aun no me lo dan.-


-Entonces acompáñame a entregarte tu vestimenta, te entregare el de una estudiante que vino pero acabo su servicio y termino su carrera, espero que no te moleste eso.-


-No, no importa.-dijo Nora mientras las dos se dirigían a los vestidores, al entrar le entrego el uniforme y la dejo sola, se puso el uniforme era a su medida, hasta parecía que era hecho a su medida, salio para encontrarse con aquellas paredes en tono sepia, se dirigió a la caseta telefónica, no había llamado a su madre desde que llego, su celular no tenia batería y había olvidado su cargador en casa, deposito una moneda en la maquina cuando una voz la detuvo.-


-Lo siento, pero los teléfonos no sirven, están saturados desde Septiembre.-dijo la mujer extraña que hace un tiempo había visto, bebía café en la sala de espera, se acerco hacia su oído y con un tono muy bajo le dio un consejo.-cuídate de las enfermeras.-en ese tiempo Megan llego a la escena y toco el hombro de Nora.-


-Te tengo que presentar con los médicos.- dijo Megan llevándola del brazo a los consultorios, toco la puerta del comedor, la mayoría de los doctores comían en ese sitio.- bienvenida Nora, te presento al señor Hammer, de pediatría, salúdalo Nora.- el doctor alzo la mano, pero parecía ausente, miraba hacia la pared de enfrente, su boca abierta destilaba baba y al tocar su mano estaba pegajosa, su color de piel era de un pálido amarillo verdosa, al igual que todos los doctores, Eddy de atención a embarazos, Samuel de radiografías, Aaron de oftalmología, cada uno de ellos parecía ausente, enfermos como zombies.-nos tenemos que ir doctores, nos vemos luego.-


-Megan, que les pasa a los doctores, todos están raros.-


-No lo se deben tener algún tipo de gripa, ya sabes tiempos de inviernos, ya esta oscureciendo, es hora de dormir.-todas se encontraban recostadas sobre las camillas de la habitación.-buenas noches Nora.-se recostó sobre la camilla al igual que Megan.-


No podía dormir de pensar lo que había dicho esa mujer, todas se encontraban dormidas, parecían en coma, salio suavemente y sin hacer ruido de aquella habitación, se dirigió al pasillo y pudo ver que una mujer vestida de enfermera lloraba en el piso sin levantar la cara.


-¿Estas bien?-


-Maldita perra, por tu culpa.-aquella enfermera levanto el rostro y era esa mujer, la enfermera que conducía la ambulancia.-me volvieron a castigar por tu estupida culpa.-
Le mostró su rostro, ni un de sus ojos se encontraba en su hueco y de esos hoyos destilaba su sangre.-por tu maldita culpa.-se estremeció y corrió a la salida, las puertas estaban cerradas y las llaves las guardaba la jefa de las enfermeras, Beth.-vete antes de que lleguen.- corrió a las escaleras y llego al piso prohibido, el tercero, había cintas amarillas que marcaban clausurado, entro en aquel lugar, un color verde inundaba el lugar, frascos apilados con algún tipo de liquido en el que flotaban algunos cerebros, en el piso había una especie de liquido pegajoso, parecido a una combinación de placenta y sangre, que se combinaban para formar una especie de babosa o chicle, el olor a podrido contaminaba el inestable ambiente, al final de aquel asqueroso pasillo estaba una sucia puerta, se dirigió a ella, no llevaba candado y estaba un poco abierta, al entrar pudo llegar un ruido de maquinas bombeaban, pudo mirar los cuerpos de personas con sus cuerpos de un color verdusco, inmóviles, sus bocas estaban abiertas y su saliva se notaba pegajosa, sus ojos estaban en diversas posiciones, por sus narices bombeaban maquinas que permitían respirar y por sus venas estaba conectada por un suero, en sus paredes manchadas con sangre, se encontraba colgado un recorte de periódico, se notaba que era viejo por su color sepia, en su encabezado decía: GRAN APERTURA DE MERSY WEST; era del año 1800, en la fotografía se podía ver los rostros de varias enfermeras, eran de ellas, Rima, Elizabeth, Megan y las demás chicas que vio al entrar, debían de estar muertas, al lado se encontraba otro recorte, se titulaba: GRAN EPIDEMIA EN EL HOSPITAL MERSY; se mostraban los cuerpos de varias mujeres muertas, había algo malo en ese lugar, bajo sigilosamente al planta baja, el teléfono, tenia línea, antes de que esa mujer la interrumpiera, el teléfono estaba en esa caseta, tomo el auricular y tecleo el numero 911.


-Ayuda, ayuda.-


-Bueno.-


-Necesito ayuda, estoy en el hospital Mersy West.-


-Esta bien, espere en ese lugar, las enfermeras están en camino y la atenderán.- soltó el auricular y corrió a donde estaba la salida de emergencia, todas las mujeres se encontraban ahí, frente a ellas en una línea, quitaron los tapabocas que tanto la perturbaron, ahora descubriría su secreto, miro que esa zona estaba descarnada y putrefacta, la carne se caía a pedazos, mostraban sus grandes y filosos dientes, como cuchillas, de sus bocas fluían unas lenguas gigantescas y elásticas que atacaron a Nora, Megan se puso frente a la joven mujer.-si Nora estamos muertas, pero volvimos a la vida, lo mejor es que somos igual de hermosas.- de sus labios podridos fluía una gran serpiente que entraba en el oído de Nora y succionaba su cerebro.- 


Tina Hors estaba frente aquel hospital cuyo nombre era MERSY WEST, tenia que hacer su servicio social antes de terminar su tesis, al entrar noto la escasez de pacientes, un doctor parecía retrasado mental, la baba caía a sus pies y era de un pálido amarillo, del pasillo salio una voluptuosa mujer, su sombrero con una cruz roja la identificaba como enfermera, parecía una muñeca de aparador, sus labios estaban cubiertos por un tapabocas, llevaba un gafete sobre su pecho que la identificaba como Nora Harper.


-Bienvenida al hospital Mersy West.- 

Datos del Cuento
  • Categoría: Terror
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