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Quisiera yo...

Quisiera yo…





Quisiera saber qué se esconde en la impenetrable mente de los humanos…, en sus hazañas…, en aquellos actos que se consideran banales pero que guardan todo un universo de intenciones, de sueños, de inalcanzables oportunidades.
Somos pequeños, pero con la grandeza ungida en la frente como si fuera el sudor que, en un invisible llanto, han vertido sobre nosotros los días pasados. Somos perecederos, efímeros y mortales; no así nuestros sentimientos, nuestros logros, que van progresando en el tiempo y se convertirán en referencia y en obligada leyenda, en historia… ¡En grandeza!
Quisiera saber lo incognoscible, lo que todo el mundo anhela. Quisiera ser un antes, y tal vez luego el después que nunca sabremos cuándo acudirá a nosotros ni bajo qué ardid nos embaucará. Quisiera todas las noches soñar bonito y no despertar sobresaltado, que esas pesadillas no reluzcan luego durante el día y se conviertan en realidad. ¡Basta ya de tanta mentira, de cerrar los ojos a la verdad! ¡Basta de una vez por todas de prodigar miseria y de arrastrar tanta injusticia y maldad!: sabemos de donde venimos y dónde vamos a llegar.
Deberíamos ser consecuentes con nuestra conciencia, con ese primer deseo que siempre es bueno antes de que lo transmutemos en rentabilidad. Creo que la codicia es el mal que empaña el brillo de la humanidad. Y, sin embargo, no nacemos con ella. Deberíamos haber madurado en el hilo de ese estado lúcido, noble y natural; pero tal vez, y en el fondo, no seamos los culpables de todo cuanto nos acontece… Quizá el destino o el azar, puede que la naturaleza o el mismo Dios nos esté probando para ver hasta dónde somos capaces de llegar. Quisiera despertar del sueño nocturno de este mundo, que es una visión abstracta de belleza y pesadilla. Quizá seamos el común de todos los deseos y tal vez un día todo se pueda arreglar; pero mientras eso llega quisiera poder beber de esa bella fuente de los sentidos y que todo el mundo lo haga conmigo, que todo el mundo sacie la sed de sus corazones arrepentidos.



© J. Francisco Mielgo 02/05/2006
Datos del Cuento
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