~En el patio, bajo el sol del mediodía, descansaba "Minga". Ella era una gata multicolor: el blanco de fondo y por encima cientos de naranjas, marrones y grises salpicaban su pelaje.
Hacia unos pocos meses que la habian adoptado en esa casa y todos se preguntaban si ya estaba en edad de merecer el amor. Era mimosa, tranquila y juguetona con los tres niños que vivían alli.
De repente un día, mientras su panza gatuna miraba el cielo, la doña ama de casa se le acercó y se asombró. Solo restaban dos opciones: tenía una barriga muy gorda o….tenía descendencia en su vientre.
Desde ahí el caos, la gata está preñada! Urgente, precisas instrucciones de los padres: "Acá no podemos tener los gatitos, hay que dejar a la gata en algún lugar y que la suerte vaya con ella. Llévenla lejos de la ciudad. Alguien la encontrará y va a cuidar de ella".
Los niños estaban destrozados. Pero no podían desobedecer. Subieron al auto que conducía el hermano mayor de 15 años y emprendieron el viaje con ella. Una angustia les invadía el corazón pero no podían regresar sin cumplir la orden. Debían dejarla. Y asi fue, volvieron con los brazos vacíos y los ojos cansados de llorar.
Al cabo de tres días, Minga reapareció en la casa. La madre sintió que estaba ante una revelación divina: cómo era posible que ella solita hubiera recorrido tantos kilómetros hasta reencontrarse con ellos, eso era una señal de que debía vivir en esa familia. Y ya no importaba si iba a dar a luz a cinco, a diez, a veinte gatitos….la iban a querer igual.
Pasaron los años, los niños crecieron. Durante un almuerzo, todos reunidos recordaron la anécdota. "Que fortaleza que tuvo Minga, que valiente"- decían los padres. Los hermanos se miraron, sonrieron y confesaron. Habían llegado a un acuerdo: Minga fue dejada a escasos 1000 metros de su casa, pero juraron no decir nada. Estaba mal mentir a los padres, pero de esa manera iban a dar una chance a ese animalito que tanto querian. Gracias a esa mentira, esa gatita fue la mascota de la casa por mucho tiempo….gracias a ese pacto pudo volver y hacerle creer a los adultos que los milagros existen.