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POEMAS ESCRITOS

Como son las cosas. Día a día uno trabaja, buscando algo mejor en su vida y de pronto, un obstáculo, un suceso lo hace presentir, concebir, cambiar... arrancándole el velo espeso de su ignorancia. Y uno entiende que día a día ha hecho muchas tonterías; es decir, ve que su vida es una mierda, y es una mierda porque ve que la acumulación de actividades se está pudriendo ante el tiempo, como molino de existencias. Y uno va llenando su vida de recuerdos, credenciales, formas sin vida propia, y apesta... Y es testigo de como los bichos hacen su labor, su trabajo, su propósito. Y uno siente que hay un orden, que hay un todo que conoce su sentido, lo que debe y no debe realizarse, encontrando plenitud en su ejecución, menos uno mismo... Hay un momento en que uno no puede engañarse. Está solo, muy solo a pesar de tener hijos, familia, amigos, enemigos... Tanto y nada al mismo tiempo. Es gracioso observarse, tratando de llenar el abismo oscuro que tiene en ignorancia. Y uno entiende que en verdad está jodido, pues haga lo que haga jamás podrá llenar aquel vacío.

Cuando llegó a mi casa una carta a mi nombre, todo empezó. Me sorprendí al encontrar un poema escrito si firma ni remitente que remeció mi vida y mis raíces. Sintiendo unos aires puros que como agujas atravesaron la coraza de mis dudas y miedos, observando que renacía y moría al mismo tiempo. Era un poema tan simple y hermoso diciendo cosas tan de mí, y que había olvidado pero que al leerlo rompieron el frío cristal de mi mezquindad en mil pedazos. No quise revelarlo a mi familia, pensaba que fui yo quien lo escribía pero no recordaba ni cuando ni donde ni porqué me había llegado... Decía cosas tan de mi alma, tan queridas como aquellos pensamientos que navegan por la pecera de la conciencia durante eternidades, y al asimilarlo encantaban y animaban la esperanza de aquella vida... fue tan bello que lloré sin pudor.

Continué viviendo, arrullado por aquel escrito. Algunas veces pensaba que no era yo quien lo había escrito sino un desconocido poeta, y si fuera así, percibí que nos hallaríamos muy pronto. Sentí que el autor de aquellas líneas era como mi ángel, mi alma, mi dios, no sé, pues abrió una grieta hacia mi mundo interior, aquella que cuando niño perdí y que ahora podía olerlo y viajar al pasado a través de cada línea del poema.

Todo continuó normal, pero cuando llegó otra carta con otro poema tan hermoso como el primero, sentí enloquecer de alegría, de delirio, de no sé qué cosas... Entonces fui a la biblioteca de la ciudad y le mostré el poema al director que era un conocido. Lamentablemente no supo reconocer el estilo ni el nombre del autor. Me dijo que era muy tierno, lleno de sencillez, sentimiento y sabiduría. Fui a al universidad, al departamento de Literatura pero nadie pudo responder a mi inquietud.

Los escritos continuaron llegando durante años y comencé a guardarlos, archivarlos. Pasado un tiempo, decidí juntar un poemario. Lo llevé a un amigo editor. Le gustó y lo publicó. Mentí al decirle que eran míos, que escribía con frecuencia y que esperaba tener éxito en el camino de las artes... Cuando se editó el libro tuvo un éxito bastante regular. Las críticas fueron buenas, pero no tuvo mucha acogida en las librerías.

Recuerdo el día de la presentación del poemario. Estaban mis parientes, amigos, y la gente de la editorial. Salí en los periódicos... En fin, medio mundo se enteró que yo era poeta. Me sentí sucio por esa gruesa mentira. Temía que algún día el poeta se acercase a mi casa a reclamar su auotoría, pero eso no sucedió. Increíblemente las cartas continuaron. La curiosidad creció y creció como espuma de humo, ahogando mi alegría, mi paz, mi magia... Cuando llegó el cartero, le pregunté: "¿Cómo podría encontrar al remitente de las cartas?". Me respondió que fuera a la oficina de correos y quizás con suerte podría descubrirlo.

El seguimiento en las oficinas de correo fue extraordinario. Esperaba en cada buzón, en cada cajón que llegaba a la oficina de correos. Vigilaba la casa del cartero durante días, los caminos de daba... Parecía un agente de seguridad interna. Estaba volviéndome loco. No salía a trabajar, esperaba en mi casa las cartas, la hora en que me llegaba... Ante el estado en que me hallaba, mi mujer, mis hijos se alejaron. Mis padres y amigos trataron de hacerme ver la realidad, pero yo veía demasiada realidad y apestaba, por ello callaba... Me encerré en la soledad, en la lectura de poemas y de libros. Perdí mi puesto en la oficina y tuve que trabajar como taxista. Las cartas continuaron llegando sin saber de donde... pero eran la luz que alumbraba el cuarto oscuro de mi melancolía. En cada poema, el poeta expresaba belleza, línea tras línea. Era alimento para mi alma. Jamás pude conocer al remitente, pero mis días se nutrieron con su magia.

Durante el día trabajaba de taxista, y de noche leía los poemas y los libros. Conforme pasaba el tiempo, sentía acercarme paso a paso a mi mundo interior. Hasta que un día llegó una carta sin una sola letra, nada... Me llamó la atención y sonriente la guardé, esperando la próxima. Llegó otra, pero en blanco. Y un buen día, las cartas dejaron de llegar...

Lo tomé con calma y sin entender lo que hacía, prendí una pequeña hoguera. Eché todas las cartas, el único poemario y todos los libros que conseguí. Mientras ardían algo dentro de mí resplandecía, como si un trapo luminoso limpiara las ventanas de mi conciencia, dejándome ver el sol de la claridad, mostrándome el amanecer de una nueva vida...

Entendí tantas cosas, como aquellos poemas escritos por uno como yo. Entendí que no importaba saber quién era él ni por qué me las enviaba, pues pude ver la fuente de donde salía su belleza. Entendí que era como una vela, iluminando el túnel que va hacia el conocimiento del ser...

Cogí un lápiz, un papel y escribí una historia... Y el libro de mi vida se abrió ante mí. Era un sentimiento, una voz, un lugar sin tiempo ni espacio tan hermoso, tan perfecto que, no volví a cerrar mis páginas nunca mas...


Joe 19/09/04
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 10975
  • Fecha: 21-09-2004
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.41
  • Votos: 63
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2474
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