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No lo olvides nunca

Siento tanto amor, bondad en la vida que llevo que me dan ganas de llorar, salir a la calle y besar y abrazar a toda la gente que se cruza en mi camino. Suena a romántico, y es verdad. Soy de esos que se conmueven cuando escuchan las notas de Mozart, cuando ven el rostro de una niña abrazado a su padre… Soy de esos que no pueden controlar el flujo del amor que mantiene el alma llena de esperanza y paciencia ante las cosas buenas, malas, regulares que suceden. Por eso he decidido atarme a la verdad que vibra como los pentagramas de Mozart, como ese perezoso Sol que siempre llega a mis ojos cuando le da su gana… Soy libre… ¡Qué más puedo pedir! Pude acoger la ignorancia, la duda, el temor, el odio, pero no, escogí lo mejor, lo mejor para mi alma y para este mundo poblado de gente vestida y desvestida, este mundo de cosas creadas para el entretenimiento. ¡Escojo la libertad de ser feliz!

Hay tanto que contar pero de todo lo vivido me guardo y comparto la emoción de este instante en que escucho a Mozart. Recuerdo los lugares en que he comido, en que me siento en una mesa sin conocer a nadie más que a mi silencio y la bulla que orla mi soledad. Recuerdo tantas cosas y hay veces en que olvido lo esencial, este aliento que viene en silencio, sin saber el por qué y para qué como si fuera el rey, el motor caprichoso de toda creación.

Tengo un cansancio maravilloso, de esos en que a uno le dan ganas de cerrar los ojos y soñar con las cosas que uno ama. Como un lugar en donde la gente sabe ser feliz sin mirar a nadie más que a sí mismos… Y aunque siente la presencia de hermanos y hermanas sienten todo un universo de distancia entre todos, pues se saben estrellas de un universo, el sol de todo entendimiento y felicidad.

Podría continuar expresándome pero no es necesario… Dejemos que las cosas se escriban a sí mismas, porque es bello cuando se sabe aceptar y disfrutar del silencio, del regalo de una vida mojada por las olas y olas del aliento…

Les contaré que cada vez que llegaba a la casa de mi madre, en donde tengo un cuartillo, se acercó hacia mí un hombre de aspecto extraño. Me le acerqué y observé que contaba con unos ojos tan cristalinos que podría mirarle sin parar para siempre… El hombre me dijo si sabía mirar a los ojos sin parar, asentí. No perdamos más tiempo y sígueme, me dijo. No entré a mi casa y le seguí hasta llegar a una casa rodeada de gigantescos árboles, verde césped, flores de tamaños y colores variados, y aves, muchas aves que volaban locas por el cielo y todas en silencio… tan solo se escuchaba el aleteo de sus alas como los aplausos enguantados de una sala de teatro. Entré en la casa siguiendo al extraño sujeto y una vez adentro vi que todo el interior de la casa estaba vacía. No había un solo mueble. Las paredes eran blancas como la leche, y no había puertas, tan solo la de entrada. Me acerqué hacia el tipo y le dije que no me gustaba su casa. Y él me preguntó si sabía mirar. Sí, le dije. Entonces mira… y mira bien, observa el vacío, el silencio y verás que no es tan solo mas que una cortina que guarda un secreto, algo escondido esperando por que entres, y entres si sientes sed de conocer la verdad… ¿Sabes mirar?

Era un tipo hermoso, pero extraño. No respondí y me di la vuelta y retorne a mi casa. Ya estaba por entrar cuando las imágenes de todo lo que había vivido se me vino como si fuera una lluvia, una torrencial lluvia de imágenes que parecía mojar y enlodar mi realidad, mi cotidiana realidad. Entré a mi casa a pesar de todo y no encontré nada… Todo era silencio, vacío. Grité por todos lados de mi casa. Subí las escaleras de mi casa hasta entrar a mi cuartillo y tampoco había nada… Tan solo un brillo en el piso. Me acerqué y vi que era un espejito. Lo levanté y cuando me miré, observé que tenía el rostro del extraño tipo de ojos preciosos… y escuché: ¿Sabes mirar? Cerré los ojos y pude ver la verdad que corría sus cortinas y me mostraba un lugar de ensueño, de vida… Entré en aquel lugar y nunca mas he vuelto a despertar, pero sí puedo escribir a través de este cuerpo alquilado…




San isidro, 10 de febrero de 2006
Datos del Cuento
  • Autor: joe
  • Código: 15970
  • Fecha: 11-02-2006
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 5.62
  • Votos: 66
  • Envios: 1
  • Lecturas: 539
  • Valoración:
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