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Nico quiere ser poeta

Había una vez un niño llamado Nico. Nada más empezar la escuela primaria Nico decidió que quería ser poeta. Siempre que podía, Nico hablaba en verso. Cuando alguien conseguía mantener con él una conversación llena de rimas Nico era el niño más feliz del mundo.

A veces los versos de Nico resultaban un poco extravagantes, porque tenía que decir cosas absurdas para conseguir la rima. Pero el resultado siempre era divertido y auténtico, como él.

Nico no pasaba desapercibido, porque no era como los demás. Nico era algo más bajito que sus compañeros de clase. Nico tenía los brazos un poquito más cortos que los demás. Su cuello también era más cortito y estaba un poco gordito. 

Nico tenía la nariz plana y estrechita y la boca pequeñita, en la que lucía unos hermosos dientes, tal vez más grandes de lo que su boquita podía aguantar, por lo que desde muy pequeño llevaba un aparato para corregirlo. 

Los ojos de Nico eran muy peculiares, pero con una mirada tierna que encandilaba a todo el que tenía la suerte de cruzarse y hablar con él. 

Además, Nico hablaba un poco raro y le costaba mucho más que a los otros niños aprender en el colegio. Pero se esforzaba tanto que todo el mundo aplaudía sus avances.

De todo lo que había aprendido Nico hasta entonces lo que más le gustaba era la poesía. Pintar le encantaba y con la música se volvía loco de contento. Pero no había nada que más apasionara a Nico que escuchar un poema o componer sus propios versos.

Un día llegó a la clase de Nico un niño nuevo que se sorprendió al ver a Nico. Le daba miedo y por eso no quería acercarse a él. Cada vez que Nico caminaba hacia él para saludarle, el niño se apartaba. Nico decidió saludarle desde lejos.

-Hola, soy Nico. ¿Quieres que juguemos un poquito? Podemos quedar para merendar o para ir al parque a jugar. 

-Yo paso de la gente como tú. Pero, dime, ¿por qué hablas en verso?

-Yo no tengo nada de malo. Aunque me veas diferente, soy humano. Hablo en verso porque me gusta la poesía, y de mayor seré poeta, como mi tía.

-Poeta, ¿tú? -dijo el niño nuevo-. Tú no puedes ser poeta. ¿No sabías que no hay poetas con Síndrome de Down.

Nico, por primera vez en su vida, se quedó mudo. No tenía respuesta para eso. ¿Qué será eso del Síndrome de Down?, se preguntaba.

Nico llegó a casa llorando y le contó a sus papás lo ocurrido. Sus papás le explicaron que el Síndrome de Down era lo que le hacía diferente de los demás.

-¿Por eso no soy tan listo ni tan guapo? ¿Por eso hay cosas que no puedo hacer? -preguntó Nico, sin ganas de rimas ni versos.

-Tú eres listo a tu manera y podrás hacer todas las cosas que quieras -le dijo su mamá-. Si lo deseas, puedes hacer cualquier cosa. Solo tienes que desearlo muy fuerte y trabajar muy duro para conseguirlo. Además, eres el niño más bonito del mundo, de eso no cabe la menor duda.

-Pues quiero ser poeta, esa es mi meta -dijo Nico, convencido.

Desde ese día Nico se esfuerza más y más para alcanzar su sueño. Pone mucho empeño en aprender a leer bien porque tiene muchos libros de poesía. También se esfuerza por escribir y así poder anotar sus rimas e ilustrar sus poemas.

Lo que Nico no sabe es que él ya es poeta, porque la verdadera poesía ya nace del fondo de su corazón.

Datos del Cuento
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