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Categoría: Misterios

Neurosis

Se levantó como cada día, se duchó, desayunó y salió a la
calle para ir al trabajo.

En el rellano de la escalera se topó con una vecina que le
miró extrañada, lo que le hizo pensar que quizás llevara mal
la corbata o la chaqueta, pero no era así.

Ya en la calle fue a buscar el coche donde lo había dejado
aparcado pero no lo encontró, se lo habían robado. Llamó a
comisaría para denunciar el robo y le dijeron que se personara
allí para efectuarla. Lo dejó para un poco más tarde, puesto
que se le hacía tarde para llegar al trabajo.

Entró en el edificio de su oficina y vio que habían cambiado
al conserje, estaría con gripe. Subió al octavo piso y fue a
la puerta de su oficina, entró y vio que no estaba Silvia, la
secretaria, esta dichosa gripe. Dio los buenos días y cuando
se dirigía hacia su mesa la nueva secretaria le dijo que si
tenía alguna cita con alguien. Claro, ella no le conocía. Le
dijo que trabajaba allí, pero ella le miró extrañada y le dijo
que eso era imposible, que ella llevaba trabajando allí mucho
tiempo y no le conocía y además nadie le había comunicado que
habían contratado a un nuevo empleado. Ante su insistencia de
que trabajaba allí, la secretaria llamó al director. Bien,
ahora el señor Ruiz lo aclararía todo, y echaría un buen
rapapolvo a esta secretaria tan impertinente.

Vino un señor que dijo ser el director y le dijo que si le
ocurría algo, que él no había trabajado allí nunca. Era
imposible, llevaba trabajando en la empresa dos años y
ahora le salían con esta, si le querían despedir podrían
haberlo hecho de otra manera más elegante. Dijo que quería
hablar con el señor Gracia, el presidente, y le dijeron que el
presidente no se llamaba así, que más vale que acudiera a un
psiquiatra. Habrase visto caradura igual. Dijo que ya enviaría
a sus abogados y salió de allí furioso.

Se acordó de Fermín, su compañero del instituto, que había
estudiado para abogado, y le llamó por teléfono. Le dijeron
que allí no vivía ningún Fermín, se habría cambiado de piso
sin decirselo, de todas formas hacía tiempo que habían perdido
el contacto. Bueno ya encontraría un buen abogado para dar su
merecido a esos indeseables.

Entró en el bar donde desayunaba siempre, a ver si veía a
alguno de sus compañeros de trabajo para comentarles la
jugarreta que le habían hecho, pero no había ninguno de ellos,
todavía no habrían bajado a almorzar. El camarero no era Paco,
vaya con la gripe, le preguntó por él y le dijo que no conocía
a ningún Paco. No sabía que le pasaba hoy a la gente.
Decidió esperar un rato a ver si bajaban, pero como no lo
hacían se fue, seguramente no les dejaban para no encontrarse
con él.

Y ahora estaba sin coche, tendría que coger un taxi. Llegó a
su casa y al intentar abrir la portería vio que habían
cambiado la cerradura, eso, sin avisar a los inquilinos.
Llamó a un piso cualquiera y dijo que era el vecino del
quinto, que no le habían dado la nueva llave. El vecino le
dijo que qué nueva llave y que en el quinto no vivía nadie
desde hacía varios meses. Le dijo que si estaba loco, que él
vivía en el quinto desde hacía dos años, y el vecino le
contestó que si no se iba llamaba a la policía. Vaya día,
estaban todos locos.

Esperó a que llegara otro vecino y entró con él. No se atrevió
a decirle nada, igual era otra conspiración para echarle del
piso. Subió al quinto e intentó abrir su puerta, también
habían cambiado la cerradura, decididamente era una
conspiración contra él. Pero eso sí que no, iría a la policía
él mismo y denunciaría no sólo el robo del coche, sino a todos.

Entró en comisaría y dijo que quería hacer varias denuncias.
Le preguntaron el nombre, lo introdujeron en el ordenador y le
dijeron que no constaba nadie con ese nombre, que si era
turista. Turista él, que había nacido en aquella ciudad. Estos
malditos ordenadores, no sirven para nada. Sacó su carnet de
identidad y al ir a dárselo al oficial vio que aquella no era
su cara, ni su nombre ni su dirección. No sabía que rayos
estaba pasando, dijo al oficial que no sabía cómo estaba ese
carnet en su bolsillo. Pero el oficial le dijo que estaría en
su bolsillo porque era el suyo. Preguntó por el lavabo, fue y
se miró al espejo, aquella cara no era la suya, no podía ser,
él era rubio y alto y guapo, no ese adefesio que estaba al
otro lado del espejo. Salió desconcertado y vio que le miraban
raro los oficiales. Preguntó qué pasaba y le dijeron que en el
ordenador constaba como desaparecido hacía 2 años. No podía ser,
qué estaba pasando, él no había desaparecido, él no era él, él
llevaba una vida normal,trabajando,con sus amigos, y ahora
tenía otra cara,otro cuerpo.

Le detuvieron y le llevaron a una salita. Al poco tiempo
vinieron unos enfermeros y le llevaron con él. Hacía dos años
que lo buscaban, se había escapado del Hospital Psiquiátrico de
una ciudad de la otra punta del país.

Al salir de la comisaría vio su coche, por fin había algo que
era verdad, se lo habían robado. Miró al ocupante y vio que
era él el que conducía.
Datos del Cuento
  • Categoría: Misterios
  • Media: 6.02
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1 comentarios. Página 1 de 1
ANAKAREM
invitado-ANAKAREM 06-12-2004 00:00:00

Muy bueno me mantuvo en suspenso hasta el final, ralmente matener la antencion en cuento tan largo es dificil. FELICIDADES..............

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