Érase una vez que dos muy buenos amigos llamados Pablo y Maria salieron al río a jugar. Cuando sintieron en el río un gran movimiento, muy curiosos se acercaron a mirar, de pronto observaron que algo muy extraño había en el agua. De inmediato iniciaron una discusión:
- Es un lobo de mar.
- No, no lo es, es una ballena, ¿a caso no la vez? ¡mira ese tamaño!
- ¡Como se te puede ocurrir! Ellas son de agua salada.
Mientras esto ocurría de entre las aguas algo se levantó y apareció una bella ballena muy triste y llorosa. Los dos amigos dejaron la discusión y un tanto asustados le preguntan: ¿quién eres tu? ¿Cómo te llamas? ¿Qué haces aquí? La ballena entre sollozos les dice: - soy una ballena y me llamo Ailan , pero, no sé que hago acá, lo último que recuerdo es que mamá y yo paseábamos juntas por los parques de coral y alfombras de algas que hay en las profundidades del mar, sorpresivamente la corriente marina nos arrastró y ya no supe mas nada.
Maria y Pablo se miraron sorprendidos no podían creer lo que sus ojos veían, pero a su vez, se sintieron conmovidos, frente a la tristeza de la ballena.
- ¿Cómo te podemos ayudar? Preguntaron los dos niños.
- Sólo deseo volver a mi hogar junto a mi madre.
- ¡ Dalo por hecho! Y repartieron la noticia a todos los lugareños que al río había llegado una ballena la cual debía ser trasladada lo antes posible al mar, de lo contrario moriría.
Vinieron de diferentes lugares a ayudar a arrastrar a Naila al mar, Pablo y Maria acompañaron a Naila asta que ella logró encontrarse con su madre.
En la despedida Naila les dice a sus nuevos amigos:
- Gracias por no haberme dañado cuando me encontraron en su río los llevaré por siempre en mi corazón.
- Nosotros tampoco te olvidaremos.