Era un problema que debía enfrentar. El me gustaba pero yo no sabía hacérselo saber.
Un día mientras comía en un pequeño bar del centro de Buenos Aires, se me ocurrió una idea genial para la noticia que estaba redactando y me sum161 en mis propios pensamientos.
De repente escuche que alguien me llamó, dijo mi nombre. Volteé para ver quien habia sido, pero toda la gente estaba concentrada en sí misma.
Hasta que lo vi, allí, en la mesa del fondo, tenía que ser él, yo conocia prfectamente su voz.
Lo miré y me miró, como siempre tan tranquilamente bebía su copa de vino. Pero...¿qué me pasaba?. Se dirigía hacia mí. Su pelo se movía como si la brisa del viento lo acariciara suavemente, y su boca estaba ligeramente abierta. Me sonrió y pude ver sus dientes blancos, perfectos.
Me atraganté al ver que se había sentado frente a mi."¿estás bien?", me dijo. "Sí", le contesté. De inmediato llamé al mozo y le pedí mas agua, pues lo necesitaba.
Cuando volvimos a estar solos, él me dijo, "pensé mucho tiempo en vos". "¿en serio?", le dije. "si", respondió, "escuchá, Laura, realmente cambié, ya no soy el mismo". Bla, bla, bla...
Ya conocía ese cuento, pero mientras hablaba, a pesar de todo, sentí sinceeras esas palabras.
"Soñé contigo...", el seguía hablando y yo no lo escuchaba, solo lo miraba. "Tengo una idea", dijo, "dame tu teléfono, te llamo más tarde y quedamos en algo".
Una parte de mí quería dárselo y otra no. Pero no me resistí y lo escribí n una servilleta. Nos despedimos y chau. Nunca mas lo vi. Así nomás, m dejó con esa ilusión. Entonces, a partir de ese momento me prohibí amarlo. Pero aún lo recuerdo, como "mi primer amor".