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Marisa, y su alma gemela (2)

Capítulo2 . Amigas eternamentes
Eramos quizá unas chicas sin control. Martin estaba dandole de comer a los cerdos y yo, tenía ganas de reirme si no fuera por...
-Marisa, venga acompañame a limpiar los escrementos-.
Pero, por suerte, me vino a la cabeza una idea para librarme:
- ¿Qué Marisa, esta que ves aquí- me señalé,- o esta otra? Elige con precaución.
Mi tío Edd se quedó sin que decir. Pero Martin vino con su cara malévola y dijo:
- Edd, ya terminé.¿Quieres qué siga con los excrementos de las vacas o de los mismo cerdos?
- Marisa y Marisa...- nos dio unas palanganas-... a moveros, venga-.
No podíamos preguntar que era lo que teníamos que hacer, como excusa, pero no servía. Como lo habíamos oído...
Y entonces me vino otra super idea.
-¿Cuál es la idea?- preguntó mi prima.
- Ahora verás- afirmé.
Estaba Martin montando un castillo de puras piedrecillas que encontraba en el sendero. Y vine yo y le dije:
-¿Sabes lo que hizo tío Edd? Mientras tu construyes ese feo castillo nos dijo donde estaban los caramelos de la tía Catalina-.
- Sí- afirmó Fabiola,- y sus pastelillos de chocolate y fresa-.
Martin parecía creérselo, pero con su cara dijo:
- A sí, ¿dónde están?-.
- No te lo podemos decir, es por limpiar los excrementos. Dijo que después si lo seguíamos limpiando nos daría una tienda de caramelos del tío Alfredo-.
- Tío Edd, tío Edd... voy a limpiar los excrementos-.
Nos partimos de risa. ¿Será tonto Martin o está chalado?¿Cómo se lo ha creído?. Llegó Martin enfadado.
- Mentirosas, sois unas mentirosas. Tío Edd está orgulloso, pero no me va a dar pastelillos. Y ahora, ¿cómo me libro ahora? ha dicho que no me vaya hasta limpiarlo todo. Por pedir pastelillos...-.
Me fui a la habitación y abrí El libro secreto del hechizo. Abrí en la página de el tema: ¿Cómo aguantar un fastidio sin vengansa a mano?.Leí sin saltarme una palabra. Decía lo siguiente:
Necesitas:
1 vaso de agua
2 rosas, una blanca y una roja
1 girasol
pipas (6 o 10 estrarán bien)
En el vaso coloca las rosas y un pétalo de girasol. Cada día pon un pétalo del girasol en el vaso. Cuando se te acabe, guarda todo lo que quede del girasol. En una noche de luna llena, el vaso colócalo en tu ventana. Cuando den las campanadas de las 12 vete comiendo las pipas, (¡Ojo! no como las uvas, cometelas como quieras al ritmo que te dé la gana pero debes acabartelas antes de que las campanadas terminen) y lo que quedaba del girasol hay que olerlo. Y ahora, tira el agua, donde no manche y di a quién quieres vengar.
- ¿Que es eso?- dijo Fabiola.
- Un libro de hechizos, mira, con este nosotras podremos vengarnos de Martin-.
Reímos. Estabamos encantadas con la idea.
Datos del Cuento
  • Categoría: Aventuras
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