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Categoría: Hechos Reales

Margen de error

El hombre había pagado puntualmente sus impuestos. El dinero, que se reunía con el de muchos otros, había hecho el camino habitual entre manos, cajas, vehículos de transporte, bóvedas y más y más manos y depósitos. Finalmente se detuvo en un salón grande y oscuro de un gran edificio. De éste salían intermitentemente grandes camiones con las luces encendidas transportando largas cajas de metal fuertemente custodiadas. La carga llegaba puntualmente a un puerto y su contenido ingresaba, con grandes precauciones, en grises barcos de guerra. Y allí esperaban.
Hora 19:20 GMT
Era el fin de un día más para la madre y sus hijos. La casa contrastaba su sencillez y pobreza con la moderna estación de radares a escasas decenas de metros. Los niños, de grandes ojos negros y escasos años dedicaban su atención a un pequeño carrito de cuatro ruedas con un grueso cordel, mientras su madre aseaba la modesta vivienda. Esa noche habría comida solo para los pequeños.
Hora 11:21 GMT
El contribuyente encendió un gran televisor de vivos colores en la amplia sala de impecable fieltro. Un vecino le había advertido que la gran cadena iba a transmitir en directo el comienzo de la guerra. Reunió bastante comida en una mesita ratona y unas latas de cerveza en la heladera.
Hora 20:00 GMT
Los misiles fueron disparados desde los barcos grises al ponerse el sol; decenas de ellos. Lucían como enormes globos de fuego blanco con una gran cola de humo en su trayectoria elíptica ascendente, hermosa y letal.
Hora 20:15 GMT
Una lejana explosión retumbó en los oídos y estremeció el cuerpo de la madre; inmediatamente una sirena comenzó a sonar y la mujer corrió hasta la puerta de la casa abrazó los niños y se dirigió con ellos, aterrorizada, al interior. Se acurrucó temblorosa en la pequeña habitación tratando de cubrir con su cuerpo tembloroso el de los niños que ya comenzaban a llorar. El carrito rodó lentamente y se detuvo ante una piedra muy blanca. Una segunda y una tercera explosión, mucho más cercanas, hicieron caer parte del revoque.
Hora 11:30 GMT
En la pantalla de la televisión un locutor transmitía el ataque con voz calma. Los globos de fuego llegaban y partían. Lúgubres resplandores matizaban el horizonte, mientras el contribuyente devoraba demasiadas calorías y sus dos hijos jugaban a sus pies, indiferentes.
Hora 20:17 GMT
Un dispositivo en la cabeza de un misil recibió las coordenadas del blanco: una estación de radares. Dentro del margen de error del satélite se dieron cita en un mismo punto, misil, uranio empobrecido, madre e hijos.
Hora 12:17 GMT
El hombre frente al televisor pudo ver, entre tantos, un resplandor más quemando el dinero de sus impuestos, pero pensó que tal vez el espectáculo valía la pena.
Hora 13:00 GMT
Enfundado en un costoso traje azul con una gran bandera de fondo un hombre peroraba solitario en la gran pantalla. Nadie escucho lo que dijo. Era tan obvio como la publicidad.
Datos del Cuento
  • Autor: Tordo
  • Código: 5686
  • Fecha: 07-12-2003
  • Categoría: Hechos Reales
  • Media: 6.13
  • Votos: 38
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4005
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