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Los músicos de Bremen

Los músicos de Bremen
Autor: José Luis García

(Estamos en el campo. Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
Buenas tardes. Y esto lo digo siempre, aunque sea de mañana, porque siempre llego tarde; menos cuando tengo que presentar una historia.
La de hoy, que la de mañana ya hablaremos llegado el día, es la de los músicos de Bremen.
Todo comienza cuando mi amigo el Burro se entera de que su amo va a sustituirlo por otro más joven. Enterado del asunto, mi amigo huye de la granja en la que había vivido toda su vida, dispuesto a convertirse en un músico famoso en Bremen.
(Se escuchan los lamentos de Perro).
Y aquí es cuando el oficio de Presentador me dice que sobro, así que me marcho antes de que me echen.
(Sale el Presentador y entra Burro).
(Siguen los lamentos de Perro. Burro busca por el lugar hasta que descubre al otro, detrás de unos árboles).
BURRO.-
Oye, amigo Perro; sal de tu escondite y dime de qué te lamentas.
(Perro sale de su escondrijo. Tiene un aspecto lamentable, flaco y hambriento).
PERRO.-
Soy muy desgraciado, incluso para ser perro. Mi amo, al que he servido como perro de caza toda mi vida, cogió su escopeta para acabar conmigo porque me he hecho viejo. Me he escapado y me lamento de mi perra suerte.
BURRO.-
Tu historia es idéntica a la mía. Y no me lamento. Ahora lucho por conseguir mi sueño.
PERRO.-
Yo no tengo que luchar, yo duermo y sueño en cualquier lugar.
BURRO.-
No seas burro. Mi sueño es llegar a ser un famoso músico en Bremen. Vente conmigo.
PERRO.-
La música es mi pasión.
BURRO.-
Vamos y veremos.
PERRO.-
Ya veremos a lo que llegamos.
(Salen ambos).
(Entra Gato. Al principio lento, pero luego coge impulso y se lanza contra un árbol; contra el que se pega un castañazo importante. Se retira del árbol y vuelve a repetir la acción, con golpe incluido al final del trayecto).
(Se aleja de nuevo del árbol y se dispone a repetir su acción. Cuando parece que ya va a echar a correr, entran Perro y Burro y lo sujetan).
PERRO.-
No seas burro.
(Al Burro).
No quería ofender. Ya sabes, es sólo una expresión.
BURRO.-
Estoy acostumbrado a que la gente se comporte conmigo como perros sarnosos.
(Pausa. Se miran Burro y Gato).
-¡Perdón!
(Mientras los dos amigos están con esto, el Gato se les escapa y vuelve a lanzarse contra el árbol, golpeándose aún más fuerte que en las otras ocasiones).
(Perro y Burro se acercan hasta el otro, maltrecho en el suelo).

PERRO.-
-¿Qué haces?, te vas a hacer daño. Y que conste que ésta es la primera vez que me preocupo por el destino de un gato.
GATO.-
Soy muy desgraciado. Mi ama piensa que ya no cazo suficientes ratones y a escobazos me ha echado de casa. -¿Qué voy a hacer ahora?, no tengo otro hogar; así que quiero que mi vida termine hoy mismo.
BURRO.-
Vente con nosotros a Bremen, formaremos una banda de música y seremos famosos.
GATO.-
(Que pasa en un instante del abatimiento a la alegría).
De acuerdo, iré con vosotros. Siempre han dicho que tengo una voz primorosa.
(El Gallo entra corriendo en escena. Viene tan alocado, que no repara en ninguno de los personajes que allí están y tropieza contra el Gato, que empujado por la fuerza del tropezón vuelve a chocar contra el árbol).
GALLO.-
(A pleno grito, al verse en medio de los otros).
No, por favor. Por favor, no. Dejadme, dejadme. Soy muy duro.
BURRO.-
-¿Por qué gritas de esta manera?
PERRO.-
Los tipos duros no se ponen a gritar como gallinas.
GALLO.-
No soy una gallina, soy un gallo. El de mejor canto de toda la comarca, si se me permite decirlo.
GATO.-
-¿Qué te pasa, entonces?
GALLO.-
Mi ama espera invitados y ha decidido que yo sea el plato especial para agasajarlos.
PERRO.-
Mal asunto.
BURRO.-
Si en el caldero entras, en cocido te conviertes.
GATO.-
Y los invitados te hincarán el diente.
BURRO.-
Vente con nosotros. Si tan buena voz tienes, cantarás en nuestro conjunto musical, allá en Bremen.
GALLO.-
No parece mala idea.
TODOS.-
-¡Bremen nos espera!
(Salen todos).
(La luna aparece en el cielo. Es una noche de luna llena).
(Entran cuatro ladrones. Arrastran una casa, de la que podemos ver el interior de una habitación; en una de las paredes hay una ventana. La habitación es un comedor, con una mesa con todos sus útiles: platos, cubiertos, etc.).
(En este punto los recién llegados dejan de empujar la estancia y se apoyan agotados, unos en el suelo y otros contra las paredes).
(La escena queda dividida en dos mitades. A la izquierda vemos el campo. A la derecha, el interior de la casa).
LADRÓN 1.-
Esto es inaudito, inverosímil e impropio.
LADRÓN 2.-
Lo mismo digo. Cuando nos dijiste de ir a robar una casa, no pensé que nos la llevaríamos entera.
LADRÓN 3.-
-¿No os dais cuenta? Somos geniales. Nos llevamos la casa y ahora todo lo que hay en ella es nuestro.
LADRÓN 4.-
Y sin tener que preocuparnos por la policía.
LADRÓN 1.-
Pero es agotador.
3.-
Vayamos a por la comida. Está en la cocina, sólo hay que calentarla un poco.
2.-
-¡Eso!, que comer y robar, todo es empezar.
(Salen los cuatro ladrones de escena, se dirigen hacia la cocina).
(Entran los cuatro animales, que vienen caminando por la zona de campo. Se detienen y observan la casa).
PERRO.-
Os dije que olía a comida.
BURRO.-
Miremos por una de las ventanas. Los dueños de la casa pueden estar armados con estacas.
(Se asoman por una de las ventanas, mirando así desde el exterior al interior).
GATO.-
Van a comer. La mesa está dispuesta.
GALLO.-
Tengo hambre.
BURRO.-
Venid conmigo. Tengo una buena idea.
PERRO.-
-¿Un burro con buenas ideas?, curioso.
(Salen todos).
(Entran los cuatro ladrones, que portan algunos manjares, que colocan en la mesa).
1.-
Todo tiene un aspecto delicioso.
2.-
Nos vamos a poner las botas.
3.-
Yo prefiero comer descalzo.
(En la habitación entra un enorme ser, tapado con una sábana, a modo de gigantesco fantasma).
FANTASMA.-
Habéis despertado al fantasma de la casa.
(Los cuatro ladrones tiemblan de pies a cabeza).
1.-
Nosotros sólo queríamos comer.
FANTASMA.-
Y ahora yo os comeré a vosotros.
2.-
Si ya nos íbamos.
3.-
Se diría que ni estamos.
(Los ladrones salen huyendo. El Fantasma se quita la sábana y vemos a los cuatro animales, subidos unos en otros. Ríen, mientras cada uno por separado, se acerca a la mesa y al poco rato están devorando la comida, como animales).
PERRO.-
(Al terminar de comer).
Dormiría un rato.
GATO.-
Lamento estar de acuerdo con un perro, pero yo también.
(Y así, entre bostezos, cada cual se acurruca en un lugar de la habitación. El Perro bajo una de las ventanas. El gato sobre la mesa. El Burro tirado en el suelo y el Gallo sobre algún otro mueble).
(Los cuatro ladrones aparecen por la zona de campo del decorado).
1.-
El fantasma debe haberse marchado.
2.-
-¿Y si está escondido para devorarnos?
3.-
Sigo diciendo que los fantasmas no existen. Lo que vimos fue una luz extraña y nada más.
4.-
Bien dicho. Entra tú en la casa y si no hay nadie, entraremos nosotros tres.
3.-
Pero, bueno…
4.-
-¿No serás un gallina?
1 y 2.-
Gallina. Gallina.
3.-
-¡Basta!, no tengo miedo; entraré.
(El Ladrón 3, mientras los otros se esconden tras los árboles, se acerca a una de las ventanas. Primero mira y luego entra en la casa a través de la ventana. Al entrar, cae sobre el Perro, que lanza un grito de dolor y luego muerde al ladrón en una pierna. Éste mientras trata de huir, se aferra a la mesa y tira de la cola al Gato, que viéndose así tratado, araña la cara del hombre; el cual tropieza con el Burro, tumbado en el suelo, que sintiéndose pisoteado, lanza una coz al ladrón).
GALLO.-
(Mientras sucede todo lo anterior).
-¡Kikiriki!, -¡dejadme dormir!
(El Ladrón sale de un salto por la ventana y se acerca hasta el lugar en el que se esconden sus compañeros).
3.-
-¡Huyamos! Un fantasma me ha clavado un cuchillo en la pierna. Una bruja me ha arañado en la cara, mientras un monstruo me ha golpeado con un garrote, y otro gritaba: -¡Aquí, aquí! -¡Dejadlo para mí!
4.-
-¡Huyamos!, -¡huyamos mientras podamos!
(Salen los cuatro ladrones).
(Mientras, en la casa).
PERRO.-
-¿Qué ha pasado?
GATO.-
He soñado que alguien tiraba de mi rabo.
BURRO.-
Y yo que coceaba a un humano.
GALLO.-
Durmamos, por favor.
PERRO.-
Sí, durmamos.
(Los cuatro animales se vuelven a acurrucar en sus lugares y vuelven a dormir).
(Entra el Presentador).
PRESENTADOR.-
A la mañana siguiente, los cuatro animales se sintieron tan a gusto en la casa que decidieron quedarse a vivir allí. Poco después montaron en ella una Posada, que tuvo fama de buen comer durante muchos años.
(Comienza a salir).
Y por comentarios de aquí y allá, la llamaban “La posada de los fantasmas”.
(Sale el Presentador. Se oscurece la escena).

FIN

Datos del Cuento
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